101 años en revolución

El PCU llegó a 101 años de organizar la rebeldía. 101 años en revolución. Porque el PCU nació para hacer la revolución, ese proceso histórico que culmine con la construcción de una síntesis política y social superadora del capitalismo, con libertad e igualdad, sin explotación.

Este fue un aniversario igual al 100, pero distinto. Igual, porque estuvo marcado por las restricciones de la pandemia, las consecuencias de la crisis económica y social derivada de esta y de la aplicación de un ajuste neoliberal por parte del gobierno de derecha. Distinto porque la línea unitaria y de masas, de organizar la lucha y levantar perspectiva, tuvo resultados: conseguimos las 800 mil firmas para habilitar el referéndum y anular 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC). Esto cambió el escenario político. Hoy estamos más cerca de alcanzar, en cantidad y calidad, el tamaño de pueblo organizado necesario para enfrentar y derrotar la restauración conservadora. La militancia popular lo sabe, porque fue protagonista de esta hazaña, y eso se notó en el paro y la gigantesca movilización del 15 de setiembre.

Y como el PCU es parte de nuestro pueblo y de sus luchas, esa es nuestra historia, también ese estado de ánimo se reflejó en el 101 aniversario. Cientos de asambleas de Agrupación, el corazón organizativo y militante comunista, se realizaron a lo largo y ancho del país. Pintadas, carteleras, inauguración de locales y hasta una marcha en Paysandú, le dieron color y calor a este 101 aniversario.

Es que las y los comunistas tenemos muchas cosas para celebrar. La existencia del PCU, como una fuerza política real, 101 años después de su fundación, es, en sí misma una victoria. El imperialismo, la oligarquía y el fascismo han intentado todo durante estos 101 años para que dejáramos de existir; los ataques permanentes, los despidos selectivos, los atentados y hasta el intento planificado de la eliminación física de nuestros militantes, con miles de presas y presos, cientos de asesinados y desaparecidos, durante la dictadura fascista, son una dramática muestra de ello. Esa campaña anticomunista tiene nuevas formas, pero igual intensidad hoy. Pero aquí estamos, con esperanza y orgullo por ser y estar.

Como ya hemos dicho, los aniversarios son un momento de reafirmación identitaria. Pero las y los comunistas no definimos nuestra identidad como un refugio sectario. Nuestra identidad adquiere sentido si la concebimos como parte indisoluble de la lucha de nuestro pueblo y la de todos los pueblos. Ser comunista es, esencialmente, organizar la lucha para transformar la realidad en un sentido revolucionario y, para eso, se necesita tener sentido del momento histórico.

Por ello asumimos nuestra historia, nuestro pasado, pero parados en las tareas del presente y apuntando hacia los desafíos que nos plantea el futuro.

En el nacimiento del PCU confluyeron tres vertientes: el internacionalismo y la identificación con la Revolución de Octubre, el primer intento de las y los oprimidos por gobernarse a sí mismos; el legado de revolución popular artiguista y la necesidad de llevarla a término; dotar a las y los trabajadores de un instrumento organizativo para permitir su protagonismo independiente en la política, la forma más elevada de la lucha de clases.

Y la revolución en Uruguay, desde nuestro XVI Congreso, en 1955, implica un camino concreto, que luego se precisó como el de avanzar en democracia para construir una democracia avanzada, con rumbo al socialismo. Esto implicó militar para generar un cambio de correlación de fuerzas en toda la sociedad. El PCU se propuso, y contribuyó decisivamente para ello, construir la unidad del pueblo y la fuerza social de la revolución. La unidad de la clase obrera, de ésta con las capas medias, en particular, con el estudiantado y la intelectualidad, y la unidad de la izquierda sin exclusiones, primero en el FIdeL y luego en el Frente Amplio. Y para contribuir a ese cambio en la correlación de fuerzas de toda la sociedad, la construcción de un gran Partido Comunista por su número y por su influencia y vínculos con el pueblo y con toda la sociedad.

Esa línea, y la práctica para hacerla realidad, se hicieron patrimonio de miles y por ello fueron y son fuerza material transformadora, con una síntesis nueva, porque la realidad nunca es calco de los planteos teóricos.

Y eso hoy es conseguir el triunfo en el referéndum para anular los 135 artículos de la LUC, lograr una síntesis superadora en los congresos del FA, el PIT-CNT y en nuestro propio XXXII Congreso y organizar la ofensiva popular.

En eso estamos, hace 101 años, en revolución. Un abrazo apretado a todas y todos los que en cada rincón del país levantan con su esfuerzo esta perspectiva. Feliz 101 años de este Partido, uruguayo, frenteamplista y comunista.

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