Juan Castillo (*)
Cuando pasan dos años de los cincuenta del Frente Amplio y estamos a dos años de las próximas elecciones nacionales – que decidirán para un lado u otro la suerte y la vida de miles de compatriotas – las y los frenteamplistas tenemos que pensar mucho, hablar menos y hacer más.
Nuestro país y el continente viven un momento de tensión muy fuerte, frente a las provocaciones de la llamada derecha política, contaminada por reaccionarios conservadores y elementos fascistas en sus alianzas, todos ellos bajo la atenta y expectante mirada del gobierno de los EEUU, que no está ausente de muchas de las acciones generadas o provocadas contra otros pueblos hermanos.
En nuestro país, mirando con mucha atención lo que pasa en el continente y en el mundo, debemos generar las condiciones subjetivas para un triunfo importante en octubre de 2024. Nuestro Frente Amplio lo ha definido como objetivo político central y lo propio hemos hecho las y los comunistas en nuestro XXXII Congreso del año pasado. En nuestro Congreso lo formulamos así: “Levanta la bandera de la esperanza, y hace un llamado a la unidad, a promover la lucha, a organizar la ofensiva popular que nos permita enfrentar la restauración conservadora, derrotarla, reconquistar el gobierno nacional para el pueblo con el Frente Amplio, con un bloque político y social de los cambios más fuerte, con más peso e incidencia, para avanzar en democracia hacia una democracia avanzada”.
Ese es para nosotros, y compartimos esa definición con todas y todos los frenteamplistas, el objetivo político central de la etapa.
Pero no lograremos eso solamente por obra del desencanto del electorado que votó algunos de los partidos de la coalición de derecha en el gobierno, ni por el paso del tiempo y el desgaste de ese gobierno de derecha, ni por todas las macanas y actos de corrupción venidos mayoritariamente de la mano del Partido Nacional, ni por los denominados casos Marset o Astesiano.
El Herrerismo, y su socio principal, Julio María Sanguinetti, saben mucho de apretar tres años y aflojar los últimos dos, de manera de intentar confundir o engañar a los que más han padecido sus políticas.
No deberíamos extrañarnos que todos los recursos que le quitaron o ningunearon a nuestro pueblo en las políticas sociales, con el recorte de la inversión pública, la rebaja de salarios y jubilaciones, aparezcan mágicamente ahora, construyendo viviendas, infraestructura, supuestas mejoras salariales, etc. De hecho, pistas de eso hay en el Presupuesto y en la Rendición de Cuentas. Así lo hizo la derecha toda la vida.
¿Qué se necesita entonces para, recogiendo las mejores tradiciones de la historia de nuestro Frente Amplio, responder a los desafíos del hoy?
En su Declaración Constitutiva, de la cual conmemoramos 52 años este 5 de febrero, nuestro Frente Amplio plantea elementos que definen su identidad y que, además, mantienen completa y absoluta vigencia.
Ese documento histórico establece la importancia de la unidad política de las fuerzas progresistas y de izquierda, que nace, se dice, de la lucha de nuestro pueblo; destaca la centralidad de un programa común, como seña de identidad, guía de acción y garantía de la unidad; indica como central la conformación de una dirección común y de núcleos de base comunes, los Comité de Base; destaca que “el objetivo fundamental del Frente Amplio es la acción política permanente y no la contienda electoral”.
En esa misma Declaración Constitutiva, de cuya existencia celebramos 52 años, se señala que el programa común debe ser de contenido “democrático y antiimperialista”.
Esos conceptos y definiciones, como decíamos, siguen teniendo completa vigencia, en ellos nos debemos parar para encarar los desafíos del presente y la construcción del futuro.
Este 52 aniversario encuentra a nuestro Frente Amplio movilizado y creciendo. Las elecciones internas del 2021, el Plan Político, la iniciativa de “El FA te escucha” y el trabajo de construcción política y organizativa en todo el país levantando y fortaleciendo los Comité de Base, son algunas señales de esa condición que señalábamos.
Esto es fundamental, porque la autocrítica, luego de la derrota electoral de 2019, no es de un momento ni de un documento, supone, como también sostuvimos y practicamos, un proceso permanente de construcción política práctica.
Más arriba decíamos que el gran objetivo político de la etapa, recuperar con el FA el gobierno para el pueblo, no se va a lograr sólo con el desgaste de la derecha en el gobierno, ni con una buena campaña electoral, ni con una buena candidatura, que todo ello vaya si es importante.
En primer lugar, nuestro FA debe seguir dando respuesta a los problemas de nuestro pueblo que no esperan a las elecciones. La aplicación de la restauración conservadora y su ajuste neoliberal han dado como resultado un Uruguay más injusto y desigual.
La lucha contra el hambre, contra la carestía, por salarios y jubilaciones justas, contra la Reforma Jubilatoria y la reforma educativa que impulsa la derecha, es un imperativo ético y una necesidad política, no admite espera.
Este año es clave, por varias razones, es cierto que se empiezan a esbozar propuestas de alianzas políticas y hablar de listas y candidaturas. Eso es natural y no está mal. Pero el aniversario de nuestro FA es un buen momento para recordarnos, a todas y todos, que el Programa y su construcción está primero y las candidaturas vienen después. Aquí si que el orden de los factores altera el producto.
Tenemos que concentrar el esfuerzo para la construcción de un Programa de contenido democrático, popular, anti oligárquico, anti imperialista y anti patriarcal, como ha definido el FA. Es muy importante el esfuerzo realizado en las Unidades Temáticas, en las Comisiones y la discusión que se abrirá, pero la discusión programática no se puede reducir solo a eso. Es necesario generar un gran debate con todo nuestro pueblo, un diálogo mano a mano sobre los problemas de nuestro país y las soluciones que propone el FA. Ese proceso de diálogo político tiene que tener un momento de síntesis en el Congreso Programático del FA de este año. Además, necesariamente, y respetando los espacios de cada quien y la necesaria independencia de las organizaciones sociales y también de la fuerza política, esa síntesis debe tener en cuenta la discusión del movimiento popular, sus propuestas, lo que elabore el Congreso del Pueblo, convocado por el PIT-CNT y asumido por toda la Intersocial.
Pensamos que ese debe ser el esfuerzo político fundamental en esta etapa. Lo decimos con toda honestidad y fraternidad, pero con firmeza, eso va primero, las candidaturas vienen después.
Hay un aspecto más que es necesario subrayar, tanto en la elaboración programática, como en la práctica política, debemos tener claro que es imprescindible levantar la mira, poner las luces largas, tenemos que abordar, con audacia, las transformaciones estructurales, los cambios de fondo, imprescindibles para nuestro país y nuestro pueblo.
Un elemento más es que debemos tener muy presente, que, en este presente de 2023, el antimperialismo, la estrategia de desarrollo nacional soberano, la perspectiva emancipatoria, y hasta en un sentido más amplio aún, la defensa de la democracia y la libertad, pasan por reivindicar y desarrollar un nivel más profundo de integración regional y continental, la unidad de América Latina y el Caribe es un componente clave de cualquier programa y política de izquierda y transformadora.
Por último, y aunque ya lo hemos dicho, es imprescindible continuar con el proceso de diálogo y unidad con el movimiento obrero y las organizaciones sociales. El FA es resultado del proceso de unidad social y política del pueblo uruguayo, así nació, así acumuló fuerzas y así logró las luchas y los gobiernos que transformaron el Uruguay para bien.
Ese nivel, el fortalecimiento del bloque histórico político y social de los cambios, y de cada uno de sus componentes, es decisivo para toda la perspectiva transformadora.
Esos son los desafíos, esas son las que humildemente consideramos las prioridades.
Por todo eso este 5 de febrero, una vez más, debemos celebrar todos y todas juntas esa maravilla de la unidad de la izquierda, del pueblo organizado políticamente para militar los cambios. Eso fue, es y será nuestro FA, la expresión política del pueblo organizado.
Feliz aniversario queridas y queridos compañeros, celebremos 52 años de compromiso y militancia, conscientes de que el presente es de lucha y el futuro es nuestro.
(*) Secretario General del Partido Comunista de Uruguay.
Foto de portada:
50 aniversario del asesinato de ocho militantes comunistas en la Seccional 20 del PCU. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS.