9 de julio: un día de lucha y dignidad

El 9 de julio de 1973, es un día referencial para la historia nacional y también para la nuestra, la de EL POPULAR. Ese día, en medio de la Huelga General y enfrentando la represión miles se manifestaron contra la dictadura. Ese día, también, EL POPULAR fue asaltado por efectivos policiales, militares y bandas fascistas.

El 9 de julio de 1973, la Huelga General contra el golpe de Estado estaba en pleno desarrollo. Miles seguían ocupando las fábricas, centros de trabajo y facultades y resistiendo. La represión se agudizaba, el 6 de julio fue asesinado Ramón Peré, estudiante de Veterinaria, militante de la FEUU y de la UJC; dos días, después, el 8 de julio, fue asesinado Walter Medina, también estudiante, militante de la Juventud Socialista del Uruguay. Miles de despidos y destituciones, cientos de presos y requeridos.

La CNT, ya ilegalizada por la dictadura, decide convocar una movilización el 9 de julio, la convocatoria es respaldada por la FEUU, por el SMU, por la UDELAR institucionalmente, por el Frente Amplio y por los sectores wilsonistas del Partido Nacional.

La convocatoria es boca a boca, con pintadas, con volantes clandestinos y en muy pocos medios de comunicación. El conocido periodista, Ruben Castillo, desde Radio Sarandí, lee un poema de Federido García Lorca y convoca: A las cinco en punto de la tarde.

En la tapa de EL POPULAR, Patricia, también convoca, a la Plaza Libertad, sin usar palabras.

La manifestación es masiva. Decenas de miles toman la calle a pesar de las tanquetas, las tropas armadas a guerra, los gases, los carros lanza aguas y las cargas de caballería. La represión es salvaje. Miles llevan la tapa de El Popular y la bandera de los Treinta y Tres se transforma en un poster de combate: Libertad o muerte. Se realizan varias movilizaciones en el interior del país, en las plazas, cientos de personas manifiestan y entonan el himno a capela.

La represión es tremenda. Hay cientos de detenidos.

Las fuerzas represivas realizan la denominada «Operación Zorro»: Llevan detenidos a los dirigentes frenteamplistas, generales Líber Seregni y Víctor Licandro y al coronel Carlos Zufriategui. El presidente de la CNT, José D´Elia, consigue burlar la trampa y sigue conduciendo la Huelga General desde la clandestinidad.

El asalto fascista a EL POPULAR

El diario EL POPULAR, diario del Partido Comunista del Uruguay, jugó un papel central en la denuncia del golpe de Estado, en la organización de la resistencia y en particular durante la Huelga General. Sus periodistas y fotógrafos, cuando estaba clausurado e impedido de salir, recorrieron los centros de trabajo y estudio ocupados y se transformaron en un diario oral, llevando noticias de un lado a otro, informando con la verdad, cuando la censura impedía toda información.

La edición de EL POPULAR del 9 de julio de 1973, traía en tapa la cobertura del multitudinario sepelio a Ramón Peré, con un título que resulto premonitorio: “Sabremos cumplir”. Burlando la censura, en la tapa, Patricia, el entrañable personaje de Néstor Silva, convocaba sin palabras a la manifestación contra la dictadura de ese día.

Ese mismo día, y en venganza por ese papel del diario al lado de las y los trabajadores y de la lucha democrática del pueblo, luego de dispersar con una brutal represión la manifestación, EL POPULAR, cuya redacción estaba en el Palacio Lapido en 18 de Julio y Río Branco, fue asaltado por fuerzas militares y comandos fascistas. Los trabajadores fueron sacados con gases lacrimógenos, a punta de bayoneta e incluso sufrieron un simulacro de fusilamiento en pleno 18 de Julio. Luego fueron encarcelados. EL POPULAR volvió a salir y fue clausurado 10 veces, fue el medio de prensa más clausurado por la dictadura, hasta su cierre definitivo en noviembre de 1973. El compromiso del diario y sus trabajadores se pagó muy caro, Juan Manuel Brieba aún está desaparecido, Norma Cedrés fue asesinada en la cárcel, todos fueron impedidos de trabajar, muchos pasaron años en prisión y otros fueron obligados al exilio.

Reproducimos 8 testimonios de ex trabajadoras y trabajadores de EL POPULAR sobre como vivieron ese día, hace 47 años.

Ruben Gada, mecánico de linotipo en EL POPULAR: Ni bien se dio el Golpe de Estado, lo que hicimos fue ir al edificio, porque teníamos que sacar al otro día el diario. Esa era la tarea fundamental nuestra, poder sacar la opinión de la CNT, del Partido, en ese momento. En esa tarea estuvimos hasta el 9 de julio cuando atacan el diario, lo invaden y nos muelen palos a un montón. Yo caí preso pero hubo otros compañeros que siguieron trabajando y sacando el diario. Nos sacaron después de varias intentonas. Con una tanqueta tiraron la puerta y se llevaron un montón de compañeros. El grupo en el que estaba yo fue de los últimos que sacaron, como a las 11 de la moche. Veíamos los compañeros, que los tenían contra las vidrieras de 18 de Julio, y nosotros adentro entre los gases, tratando de apagar las máquinas para que después se pudiera seguir. Nos bajaron a punta de fusil y a culatazo limpio.
A mí me llevaron al Cilindro, los compañeros que quedaron afuera pudieron seguir sacando ediciones, que era lo más importante. Cuando salimos del Cilindro, lo primero que hicimos fue ir al diario de nuevo, para continuar nuestra lucha, hasta el 26 de noviembre que nos clausuraron definitivamente.
Después de eso, tuvimos que salir a buscar trabajo y fue muy difícil. Estábamos en todas las listas negras, no nos querían ni ver.

-Tania Fernández, administrativa y encargada de recursos de EL POPULAR: Ellos no pensaron que íbamos a ser tantos. En un momento dado dijeron “Apunten… Fuego”, yo estaba con mi hermana al lado y pensamos que la quedábamos. Era una réplica de la 20, con la diferencia de que éramos más de 120, si no nos mataban a todos. Adentro del diario, en la redacción, nos habían puesto a todos en el piso, nos caminaban por encima y con los fusiles nos golpeaban en la espalda. Había una agresión tremenda. Nos bajaron tres pisos a culatazos, a las patadas, a las mujeres las arrastraban del pelo. Había momentos en que te daba la sensación que tenían que estar dopados, porque no había una lógica, un razonamiento, para agredirnos, era reventarnos, para ver si alguno salía disparando y le daban; en eso tenemos que hacer hincapié en la disciplina que todo el mundo tuvo. Había mucha gente joven, que de repente no tenía la madurez de nosotros de los años trabajando, sin embargo se mantuvo. A nosotros a veces nos es difícil hablar de lo que pasaba afuera, porque estábamos metidos en nuestro trabajo no podíamos ver muchas cosas. Los que estaban en el taller tenían que tener la obsesión de que el diario salga en hora, la gente de redacción lo mismo, los de administración –entre los que estaba yo- teníamos que sacar los dineros para mantener el diario. Nosotros confiábamos porque teníamos una clase obrera fuerte. Yo trabajé mucho con los sindicatos por el diario y sabíamos que los sindicatos iban a responder, teníamos plena confianza. Los sindicatos nos decían que nosotros en el diario los habíamos ayudado. El diario jugó un papel sumamente unitario cuando todavía no estaba creada la CNT. Entonces cuando uno habla de EL POPULAR tiene que hablar del movimiento obrero, están extremadamente ligados.
El otro día un compañero me decía que cuando entraron al diario nos quedamos sin plata. Pero el hecho es que, lo mismo que Aurelio guardó las fotos, el 9 de julio, también escondimos plata y no la encontraron. En un momento dado, estaban entrando los militares y yo voy a la parte donde estaba la caja, ahí teníamos los sueldos, los cheques, todo. La escondimos y como había una compañera embarazada, que estaba ya por tener familia, los milicos la dejaron salir. Entonces yo escondí la plata y le mostré donde estaba. Cuando vuelve Viera (Eduardo, el director de EL POPULAR), le dice a ella: “No tenemos un peso, no tenemos nada para empezar de nuevo”. Y ella le dice: “¿Cómo no?, acá está todo el dinero”. Son pequeñas anécdotas pero te da la pauta de cómo vivíamos nosotros el diario.

-Marcelino Bos, trabajaba de tipógrafo en EL POPULAR, es el presidente de la Asociación de Ex Trabajadores del diario El Popular: entre a trabajar en EL POPULAR en 1970, ahí me especialicé de tipógrafo. Trabajé hasta el momento del golpe, yo armaba los suplementos lo del diario y los gremiales, sindicales, estudiantiles. Nosotros teníamos brigadas de defensa del local porque estaban las bandas fascistas tirándole bombas a los locales. Por eso las chapas que estaban en el primer y segundo piso eran dobles, y las llenamos con arena, para defendernos de los ataques de la bandas fascistas. Con mi hermano gemelo militábamos en la UJC, y además del trabajo del diario, en el barrio estábamos en las ollas para la solidaridad con la Huelga General. El 9 de julio salimos con mi hermano del Cerro pero llegamos tarde, no llegamos a las 5 en punto, ya habían entrado al diario, estaba todo tomado. Vimos la caravana de tanques y tanquetas por Agraciada. Estuvimos hasta tarde, buscando reagruparnos, salir a la calle, a ver si podíamos quebrar ese cerco militar, pero no pudimos. Tenemos las narraciones de los compañeros y compañeras, el simulacro de fusilamiento, los golpes, las agresiones con bayoneta, como al compañero Peña que le atravesaron la muñeca, y no le abrieron todo el brazo porque tenía un reloj de metal que la desvió, y el resto pedía que la atendieran y los militares no dejaban. Después volvimos al diario, a reconstruirlo y a sacarlo hasta noviembre. Después vino la resistencia, de los 11 años de dictadura, participamos de la salida de la Carta del Partido, que se imprimió en varios lugares, uno de ellos fue mi casa, circunstancialmente.

-Mirta Ayala, trabajaba en administración de EL POPULAR: Yo ese día estaba en el diario. Hicieron toda la preparación para entrar, cortaron 18 de Julio desde Julio Herrera hasta Andes, para preparar lo que iban a hacer contra el diario. Entraron con toda su prepotencia, nos reunieron y nos llevaron para la redacción, nos hicieron tirar en el piso boca abajo, no levantar la cabeza porque te daban un culatazo. Hasta que después nos hicieron bajar, nos pusieron frente a la galería del Edificio Lapido, en la cortina, con las manos ahí, de espaldas a 18 de Julio y uno pensaba: Acá nos fusilan a todos. Fue un momento muy dramático. Teníamos en la espalda a esos que habían hecho todo lo que habían hecho con esas armas terribles.
Después a unos nos llevaron a Jefatura, a otros a otros lados. Con las compañeras de administración, Tania, Niurka, nos llevaron a Cárcel Central. Cuando volvimos al diario, apenas nos soltaron, aquello era un desastre, rompieron todo. Volvimos a retomar la tarea.

-Hermes Cunha, fotógrafo de EL POPULAR: El 9 de julio de 1973 estaba cumpliendo mi tarea, en la calle, cubriendo la manifestación contra la dictadura, en 18 de Julio y Agraciada. La manifestación fue inmensa, enorme, impresionante. También fue impresionante la cantidad de tanques de guerra y de militares que había.
Vino la represión, el desparramo de gente, yo saqué fotos y me corrí hasta la calle San José, cuando aparecieron unos “tiras”, vieron la camioneta de EL POPULAR y nos llevaron presos. Nos llevaron para Inteligencia, Maldonado y Paraguay, ahí ya había gente y después siguieron llevando más gente. Nos tuvieron un montón de horas, nos castigaban, a mi me dieron cachiporrazos, nos tuvieron parados, me sacaron la cámara y los rollos, por supuesto. Después me llevaron para el Cilindro, cuando llegué ya estaban los compañeros de EL POPULAR. Estuve preso 13 días, luego al salir, volví al diario y lo logramos sacar un tiempo más. Todos los días lo censuraban, no había artículo bueno para ellos.

-Néstor López, trabajaba de linotipista en EL POPULAR: Trabajé 13 años en el diario y fueron los más felices de mi vida. El 9 de julio, desoyendo una orden de Viera, que era el director del diario, me escapé y me fui a la manifestación. No había nadie, había un ambiente muy raro, y sin saber de donde, a las 5 en punto de la tarde, miles y miles llenaron todo, venían de todos lados, de San José, de Colonia, de todas las calles. Llegué a la Plaza Libertad, ahí me crucé con Líber Seregni, que venía en el sentido contrario, desde la Intendencia. Estando en la Plaza, llegaron los Ford Falcón famosos, con los “tiras”, bajaron con ametralladoras y tiraron, la gente corrió, se tiró al suelo. Agarré por San José para el diario y una cuadra antes de llegar me di cuenta que pasaba algo, porque había un soldado en la esquina de San José y Río Branco. Miro para 18 de Julio y veo que están subiendo a los compañeros a un camión, los golpeaban mucho, dando palo a lo loco, recuerdo especialmente como se ensañaron con un compañero, Pereira, de avisos, que le dieron a mansalva. Después supe todo lo que le hicieron a los compañeros, el simulacro de fusilamiento. Yo no pasé eso. Ese día fue impresionante, duro sí, pero se expresó toda la solidaridad y la organización del pueblo uruguayo, fue lo que después permitió organizar la resistencia. Y el diario estuvo en el centro de eso. En el diario eran jornada de 10, de 12 de 18 horas, ahí se sabía cuando se entraba y no se sabía cuando se salía. Había suplementos a montones, todos los días, de lo que pidieras. Yo entré muy jovencito cuando el diario estaba en Justicia y Lima, ahí me enseñaron a ser hombre, a ser comunista, aprendí a vivir.

-Néstor Chávez, trabajaba en distribución para el interior de EL POPULAR: Yo distribuía el diario en la zona este del país. Estábamos en plena dictadura y había que llevar el diario a todo el país. Cada día que salíamos esperábamos un ataque, una provocación en la ruta. Yo estaba en Cerro Largo cuando sucede todo lo del 9 de julio. Yo me vine para Montevideo, venía en el ómnibus entrando, y un canillita que subió a vender los diarios, y me conocía, me dijo: Chumbo no vayas al diario que está lleno de milicos, los milicos lo tomaron. En ese tiempo no había celulares, no tenía como comunicarme. Al otro día temprano empecé a dar vueltas por el diario, encontré otros compañeros y entramos al diario, había soldados pero no nos lo impidieron. Lo que encontramos fue tremendo. Las máquinas de escribir, Olivetti celestes, se notaba clarito que le habían pegado culatazos para romperlas, los teclados destrozados. Recibíamos la solidaridad de la gente, que se arrimaba a preguntar por los compañeros. Buscamos por todos lados, por si había algún herido. La rotativa que estaba abajo en el segundo subsuelo también estaba muy dañada. Habían agujereado con bayonetas los tanques de tinta y estaba todo tirado en el piso. Cuando volvimos a salir, una edición se tuvo que hacer en la vieja imprenta de Justicia porque no llegamos a arreglar todo.

-Dimitrov Valdez, trabajaba en la rotativa de EL POPULAR: Yo ese día estaba ahí, porque a veces nos pasábamos dos o tres días ahí, hacíamos ollas populares y comíamos ahí. Yo entré al diario siendo militante de la UJC, y yo digo que tuve el orgullo de trabajar en el diario. No creo que en otros países haya habido la resistencia de la clase obrera y de los estudiantes como la que hubo acá de 15 días. La gente salió y luchó, se metió en sus fábricas y hacían ollas populares. Los desalojaban una y otra vez y volvían a ocupar. Recibían palos, los llevaban presos. Me acuerdo cuando íbamos al Cilindro a llevar comida. Nosotros trabajábamos en EL POPULAR, pero vendíamos el diario, cuando había compañeros presos les llevábamos comida, hacíamos de todo.
Nosotros somos como una familia, después de todos esos años seguimos juntos porque el diario nos dio algo mágico. Esa trasmisión de la lucha de los obreros y los estudiantes. Para mí era un orgullo trabajar en el diario. No vamos a hablar de lo que ganábamos que nadie lo dijo pero que era una miseria. No nos interesaba. Yo tenía dos hijos, una compañera y nos revolvíamos. Estábamos en un diario que desde el primer día que salió hasta el último fue lo que unificó a los obreros, a los estudiantes, a los partidos políticos. Cuando salió el diario salió para eso, para lograr unir a la clase obrera y a los partidos políticos de izquierda, porque solos no éramos nada.
Estuvimos el 9 de Julio que fue lo más terrible que me tocó vivir. Lo más tremendo fue la bajada por la escalera que la hicimos rodando. Hicieron un túnel y ahí estaban los de la JUP con piñas americanas y había tiras. Después de las 9 de la noche nos sacaron del diario, nos ficharon en jefatura y nos llevaron al Cilindro.
Cuando Tania se refería al simulacro de fusilamiento, yo justo lo tenía en mi espalda. Es bravo estar ahí en la oscuridad, porque cortaron la luz, el silencio, se escuchaban sólo las botas. Me habían corrido dos veces a balazos y nunca me había pegado un susto como ese. Si yo corría no baleaban a todos. Entonces miraba para los costados y veía que los compañeros estaban firmes. Los compañeros estaban concientizados, saben lo que es la lucha. No se van a mover y yo tampoco. Te pasan tus hijos por la cabeza, tu compañera.
Nosotros teníamos referencias de los ataques a la UJC, de la 20. Yo decía “acá va a pasar algo”. Cuando se formaban y decían “Pelotón prepare, apunte” y vos decías “Fuego” pero ellos no lo decían. Pasaban 15 o 20 minutos, te golpeaban la cabeza y te preguntaban el nombre. Estuvimos dos o tres horas ahí en 18 de Julio.
Ibas a entrar al Cilindro y te daban una patada que te hacía entrar tipo avión. Después de eso me acuerdo que el “Corto” Buscaglia no sé como hizo y consiguió una guitarra. Cuando salimos, volvimos. Antes de ir a mi casa fui al diario.
Yo en ese momento trabajaba 13 o 14 horas por día. Porque EL POPULAR fue el único diario que sacó un suplemento todos los días. Los lunes salía deportes, los martes “El Churrinche”, el miércoles UJC, el jueves “Misiadura” y el viernes la revista cultural, el sábado la revista de las mujeres y el domingo el magazine del “Corto”, “Juceca” y Néstor.
Después que terminó la Huelga General nosotros seguíamos sacando artículos. Páginas con pedazos en blanco. EL POPULAR seguía la lucha contra la dictadura, como hacían las murgas, medio disimuladamente.
Si yo volviera a nacer, volvería a ser comunista y volvería a ser trabajador de EL POPULAR. A pesar de que sé que voy a sufrir. Es un orgullo haber trabajado en el diario y haber trabajado con estos maravillosos compañeros, que nos jugábamos la vida unos por otros. Fue igual con el Partido en la clandestinidad, que me recibían en sus casas y yo los recibía.

Homenaje este 9 de julio, a pesar del frío y la pandemia: Presente.

(Los testimonios de Mirta Ayala, Marcelino Boss, Néstor López, Néstor Chavez, y Hermes Cunha fueron recabados para esta edición, los de Tania Fernández, Ruben Gada y Dimitrov Váldez son tomados de nuestra edición por los 40 años del golpe de Estado)

Compartí este artículo
Temas