Explosión en el aeropuerto de Kabul dejó decenas de muertos y heridos. Foto Telesur.

Afganistán en clave geopolítica

Lo que la prensa occidental no dice.

Por Rony Corbo

En la nota de la semana anterior, “Afganistán tumba de Imperios”, realizamos un brevísimo repaso histórico de este país que, ante la derrota del imperialismo norteamericano y sus aliados de la OTAN, es noticia central en el mundo.

En ese recorrido explicamos cómo los Estados Unidos financiaron a los Muyahidines, en el seno de los cuales surgieron los Talibanes, para combatir el gobierno socialista del Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA).
Con la derrota de la Unión Soviética y la caída, dos años después, de la república socialista afgana, que había reconocido derechos a las mujeres y las y los trabajadores, como nunca en la historia, se instaura un régimen de represión y se radicalizan algunas etnias y sectores religiosos islamitas. Surgen los talibanes.
Luego de los atentados de las Torres Gemelas, EEUU lanza la “guerra contra el terrorismo”, y en 2001 invade Afganistán. 20 años después, tras la ocupación, los bombardeos y cientos de miles de muertos, heridos y desplazados, EEUU se retira, junto a sus aliados de la OTAN, tras firmar un acuerdo, en 2020, con los Talibanes. El acuerdo lo negoció y lo firmó la administración Trump. Joe Biden y su gobierno no lo cambiaron.
Los grandes medios de comunicación interpretan de dos maneras los acontecimientos. Unos sostienen que EEUU perdió la guerra e incluso lo comparan con la derrota en Vietnam. Otros dicen que EEUU salió de Afganistán estratégicamente creando un problema con los Talibanes a Rusia y China en su zona de influencia.
Las imágenes muestran a civiles intentando escapar de Afganistán. Pero lo que no dicen es que, en realidad, parte de quienes se quieren ir son los integrantes de las embajadas occidentales, estrechos colaboradores de la ocupación del país.
Más allá de las declaraciones políticas y lo que repiten los medios de comunicación, es más importante analizar los informes militares. Las imágenes corresponden al mundo globalizado que Hollywood ha expandido por el mundo, donde los “Rambo”, las fuerzas especiales de EEUU, se encargan de proteger a los pueblos agredidos, quienes siempre están en regiones salvajes llenas de riqueza. ‎
Ahora el mundo azorado observa como el ejército Talibán, formado por los Estados Unidos, toma el control y crea el Emirato Arábico de Afganistán, entrando en Kabul en sus flamantes Toyota Hilux.
La explosión de ayer en el aeropuerto de Kabul, con la cual los Talibanes dicen no tener nada que ver, es solo el inicio de la desestabilización que ya comenzó. Los muertos civiles, como siempre, son “daños colaterales”.
Veremos que participación tiene en esto el complejo industrial-militar estadounidense y las empresas contratistas y los mercenarios a su servicio.

Petróleo, minerales y opio

Informes del Pentágono de los EEUU señalan que Afganistán tiene riquezas por valor de 3 trillones de dólares. Sus reservas de litio son las segundas del mundo, después de Bolivia (lo cual provocó el golpe de estado contra Evo Morales al asociarse con China), se trata de un mineral estratégico utilizado en la fabricación de equipos electrónicos y aleaciones de gran resistencia utilizadas en la construcción de equipos y armamento militar.
Sus reservas de hierro son de aproximadamente 421 mil millones de dólares; las de cobre de 274 mil millones, las de niobio de 81 mil millones.
El informe del Pentágono también habla del cobalto, por valor, en 2010, de casi 51 mil millones de dólares; oro, por 25 mil millones; molibdeno, casi 24 mil millones; tierras raras, usadas en la fabricación de sistemas electrónicos, magnetos para motores eléctricos de autos híbridos, en sistemas de rayos láser y en casi todos los sistemas de tecnología militar, cuyos yacimientos afganos se calculan en 7 mil 400 millones; asbestos, en 6 mil 300 millones; plata, por valor de 5 mil 300 millones; potasa, por valor de 5 mil 100 millones; y aluminio, valorado en 4 mil 400 millones.
Como si fuera poco, Afganistán es el principal productor de opio a nivel mundial. En 2020 el cultivo de amapola afgana creció en más de un tercio. Afganistán es la fuente de más del 90% de todo el opio ilícito del mundo, a partir del cual se fabrica la heroína. La CIA y otras compañías estadounidenses intensificaron el cultivo cuando invadieron Afganistán para financiar sus operaciones encubiertas y sus ejércitos de mercenarios.

La importancia geopolítica de Afganistán

Lejos de los grandes medios y su visión interesada, un grupo de investigadores de Misión Verdad de Venezuela, publicaron un artículo resaltando la importancia estratégica de Afganistán. Según los analistas “Afganistán constituye una de las rutas más cortas entre China-Asia Occidental y Asia Central-Meridional”.
China se ha comprometido activamente con Kabul en la construcción de la autopista Peshawar-Kabul-Dushanbe, que conectaría a Pakistán con Afganistán, incluyendo a este último en la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda. También está construyendo una gran carretera a través del Corredor de Wakhan y, a través de éste, a Pakistán y Asia Central, complementando su red regional de carreteras.
El ferrocarril de las Cinco Naciones que atraviesa China, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán e Irán, el Proyecto de Transporte Ferroviario Especial China-Afganistán, un cable de fibra óptica China-Afganistán, son otros de los proyectos.
Beijing también anunció en 2017 que planeaba extender hasta territorio afgano el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC por sus siglas en inglés).
Estas infraestructuras facilitarían a China el comercio con Asia Central y la explotación de los importantes recursos minerales afganos. Para ello, China necesita un Afganistán estable y seguro.
Esa alternativa está en construcción, se trata de una alianza energética con Rusia a través del mega gasoducto «Fuerza de Siberia», construido entre Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China.
Irán, a través del Banco de Inversión en Infraestructura de Asia, también participa de la iniciativa ferroviaria. La vía férrea tiene una importancia estratégica para la Ruta de la Seda. Por un lado, atraviesa Irán interconectando las principales ciudades. Entre Mashhad en el norte de Irán y la ciudad china Urumqui, capital de la Región Autónoma de Xinjiang, la vía férrea o un eventual oleoducto deben atravesar Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajistán y Kirguistán. Se trata del corazón de Eurasia, el borde norte de Afganistán, Pakistán y de la disputada región de Cachemira.
Estos acuerdos se realizan bajo el paraguas de la Organización de Cooperación de Shangái (OCS), que reúne a China, Rusia, las repúblicas de Asia Central, India, Pakistán e Irán. Afganistán participo en algunas reuniones, impidiendo los Estados Unidos su ingreso pleno. Con la llegada del gobierno talibán es altamente probable la incorporación plena de Afganistán a la Organización de Cooperación de Shanghái.
La acción política de China, Rusia e Irán consistirá en intentar estabilizar la región ante el probable aumento de “actos terroristas” orquestados por mercenarios, quienes acusarán al Talibán. La explosión de ayer en el aeropuerto de Kabul con 60 muertos y cientos de heridos es solo el comienzo.

Con aportes de Misión Verdad.

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