Marcelo Abdala en una de las tantas barriadas que participó juntando firmas.

Apuntes sobre el referéndum, un acierto táctico de la firmeza estratégica

Por Marcelo Abdala *

Sin dudas estamos ante el hecho político más importante desde la asunción de Luis Lacalle el 1 de marzo del 2020. Los análisis politológicos ubican sus énfasis principales en el carácter inesperado y contundente del proceso de recolección de firmas. En efecto, la campaña de recolección de firmas arroja magnitudes que significan “un volumen de entre 50 y 100 mil personas más que el total de votantes del Partido Nacional en las pasadas elecciones nacionales. Representa la tercera parte del total del electorado residente en el país (cuyo universo es de 2:400.000 personas) y un 35% del total de votantes en las pasadas elecciones departamentales y municipales del 27 de setiembre de 2020” (Oscar Bottinelli; El Observador 11 de julio de 2021).

También analizan cómo este hecho cambia la escena política nacional. A) La izquierda política y social retoma la iniciativa y la ofensiva mientras que el gobierno y la coalición quedan a la defensiva, B) a principios del 2022 habrá un referéndum que significará una elección de ”medio período”, C) se destruye el sueño dorado de la derecha social y política consistente en que las organizaciones del campo popular atravesarán una bancarrota por un período muy largo, y D) obliga a una mayor cautela en la aprobación de actos gubernativos y proyectos de ley reaccionarios por parte del Poder Ejecutivo y la coalición de gobierno.

Mi intención es comentar algunas experiencias y visiones “desde dentro” del proceso que creo pueden ser de utilidad para la reflexión/acción del campo popular.

Ante la aprobación de la LUC el método y la forma de procesar la definición de cómo enfrentarla, fue de un debate muy respetuoso de la opinión ajena, parado en la firmeza estratégica, pero también en el concepto de desarrollar siempre la unidad sin exclusiones y la amplitud de miras. Primero dentro del movimiento sindical, que fue el primero en adoptar la definición de apuntar hacia un referéndum, luego en la Intersocial que implica una gran diversidad de movimientos y organizaciones sociales y también en los vínculos entre los movimientos sociales y los partidos de izquierda, en particular el Frente Amplio. Estoy convencido que sin ese método –que es cierto, implicó un tiempo importante de consideración previa a la recolección de firmas y esto muchas veces fue visto como dificultad- no se hubiera llegado al resultado que nuestro pueblo construyó y que cambió radicalmente el escenario.

El proceso pone en cuestión a dos bandas, dos inclinaciones siempre presentes en los debates del campo popular. A) Cuestiona el “realismo político” o la concepción que ve a la política como el arte de lo posible, cuando en realidad para los que quieran verdaderamente una transformación sustancial, debería ser “el Arte de hacer posible, lo imposible”. Antonio Gramsci ya diferenciaba el oficio del diplomático con respecto al oficio del político, en los términos que el primero se encargaba de mantener las relaciones de fuerza existentes, pero el segundo era demiurgo de una relación de fuerzas de nuevo tipo. Es obvio que las dificultades que se planteaban antes de la campaña eran reales: un gobierno que recién asumía con importante crédito en la población, pandemia, estado de ánimo de las fuerzas del cambio social, estado de organización de las herramientas populares etc. Pero también es cierto que muchos de esos análisis no tuvieron en cuenta el papel subjetivo… “Hasta ahora los filósofos se han encargado de interpretar de diversos modos el mundo, se trata de transformarlo”, comentaría K. Marx en su célebre Tesis 11. B) Por otro lado también quedó demostrada la infertilidad de las posiciones “ultras” del todo o nada. Hubo una campaña para someter a referéndum la totalidad de la LUC que incluso pudiendo compartir algunos de sus fundamentos, nos lleva a la pregunta de que hubiera sido de la campaña sin la participación del Frente Amplio y en particular de los frenteamplistas de las bases. Bueno la campaña pro referéndum contra toda la LUC no llegó a las firmas necesarias, quedó demostrada la fertilidad de la concepción de la amplitud en la unidad sin exclusiones. Creo que la vida demostró el éxito de enfrentarnos al núcleo duro de la LUC y no a su totalidad.

Seguramente este aspecto, no lo plantee nadie. Me refiero a que una de las cuestiones que enseña esta campaña es la importancia de la vanguardia. Esta opera como locomotora del proceso. Incluso en los períodos de bajón, en las mesetas muchas veces obligadas por la responsabilidad de no promover movilidad en la fase peor de la pandemia, o cuando muchos se inclinaban en medio de la lucha en formular un discurso para la derrota, siempre hubo un núcleo duro que no cejó en el esfuerzo, que operó de acicate moral del emprendimiento. No me refiero solamente a la militancia del Partido Comunista -aunque por supuesto nadie la puede desconocer, tanto en lo territorial como en los contingentes trabajadores que asumieron la labor-, me refiero al núcleo duro, militante que se puso la camiseta desde el principio al fin, con centralidad en la clase trabajadora.

Hay que leer en la gráfica que difundió el Politólogo Daniel Chasquetti, la significación del 1 de mayo y del paro general del 17/6 como momentos de inflexión de la campaña con proyecciones hasta el final con la entrega de casi 800.000 firmas. Hubo una dirección consciente del proceso. A propósito, quienes acostumbran a leer los efectos y consecuencias de los paros generales de manera mecanicista, deberían reflexionar en cómo estos pueden constituirse en un hecho político-social cuyas consecuencias trascienden al paro mismo.

Queda demostrado en este proceso la importancia de la organización. El PIT-CNT fortaleció su organización en el transcurso de esta batalla, definió responsabilidades, armó equipos de trabajo, y desarrolló un método capilar de trabajo en red para el acceso de los y las militantes a la ciudadanía, primero en los lugares de trabajo, luego en las mesas, en los vacunatorios y en las barriadas de manera sistemática y planificada. Terreno de comunicación cara a cara, que las organizaciones populares no podemos ni debemos abandonar, ni para la etapa que se abre ahora, ni nunca. En los barrios, en particular los más carenciados, está nuestra gente.

El campo popular que potencialmente es un bloque histórico de componentes políticos, económicos, sociales y culturales, actuó unido y de conjunto en la campaña. En las barriadas no interesaba si los participantes venían del movimiento sindical, del Frente Amplio, del Feminismo, las cooperativas o el movimiento estudiantil. El ejercicio del gobierno por parte del FA, lo había divorciado de sus bases sociales. Había quedado como fuerza política, subsumido en la gestión gubernamental, cuando principalmente debería ser otra cosa y cumplir otro papel. En esta campaña los lazos se fortalecieron. Ojala se perdure en este proceso.

Como todo proceso social y político genuino, la organización no debe quedar limitada a sus aspectos burocráticos y administrativos. Un concepto genuino, vivo y en movimiento de la organización está concebido para que las masas lo superen. Y eso justamente fue lo que ocurrió al final de la campaña.

Realmente se trata de un balance victorioso de este proceso que debemos reconocer a través del agradecimiento a la ciudadanía y a los militantes, necesarios ahora y siempre, para los procesos populares. Balance que deja múltiples enseñanzas para el segundo round. Habrá referéndum, el pueblo decidirá.

*Secretario General del PIT-CNT

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