Como consecuencia del impacto del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, en el último año la Isla experimentó un decrecimiento notable en su comercio exterior.
Según consignó el diario Granma, los daños en el comercio exterior, entre marzo de 2022 y febrero de 2023, alcanzó la cifra de 3 081,3 millones de dólares.
La información sobre las afectaciones al comercio exterior cubano fueron denunciados por Cuba en el informe presentado por la Isla “en virtud de la resolución 77/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas”.
Con el título, “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, el informe describe cómo se ha reflejado el bloqueo en los volúmenes de importación y en “el incremento de los costos de adquisición de las mercancías”.
Ello, se añade, “ha ocasionado una disminución del financiamiento real para el respaldo de los planes de la economía”.
Como consecuencia de la inclusión de Cuba en la lista unilateral de Estados sobre supuestos patrocinadores del terrorismo, se ha producido “un incremento en los precios de los negocios con inversión extranjera” y en las cancelaciones “de operaciones comerciales, acciones de cooperación y proyectos inversionistas que se encontraban en diferentes niveles de desarrollo”.
Los impactos de la medida estadounidense contra Cuba se han visto reflejados en las instituciones bancario-financieras, “que se niegan a trabajar con entidades cubanas por miedo a ser sancionadas”.
“Las mayores pérdidas”, se afirma en el informe, “se observan en los ingresos por exportaciones de bienes y servicios, que ascienden a 1 808 millones de dólares”, siendo “el sector más afectado (…) el turismo, que representa aproximadamente el 58,5 % del total de las pérdidas”.
La imposibilidad de realizar exportaciones hacia Estados Unidos “ha provocado daños en el sector agrícola cubano por valor de 248,9 millones de dólares, un 8 % más que en el periodo anterior”.
A lo anterior, hay que sumarle que “las restricciones a las importaciones de productos agroalimentarios” desde Estados Unidos, obliga a la empresa estatal encargada del sector (Alimport) “a asumir gastos adicionales para participar en este comercio irregular” y que funciona en una sola dirección, “ya que Cuba no tiene acceso a financiamiento de la banca estadounidense ni al sistema crediticio internacional para este tipo de operaciones, debido al denominado riesgo país”.
Todo esto provoca, añade el diario cubano que las entidades cubanas, se vean obligadas “a depender de otros acreedores, lo que conlleva costos financieros aproximadamente un 5 % más alto de lo habitual”.