La intendenta Carolina Cosse participó en una actividad en donde se presentaron propuestas para nombres de calles, en reconocimiento a personalidades afrodescendientes y de la comunidad LGBTIQ+.
«Nombrar es reconocer» es una iniciativa con la que se busca realizar un acto de reconocimiento y reparación histórica a personalidades reconocidas por su trayectoria, integrantes de las comunidades afrouruguaya y LGBTQ+.
Fue presentada el jueves en un evento en el que participaron la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse; el director de la División Asesoría de Desarrollo Municipal y Participación, Federico Graña; el coordinador de la Secretaría de la Diversidad, Sergio Miranda; y la coordinadora de la Secretaría de Equidad Étnico Racial y Poblaciones Migrantes, Elizabeth Suárez.
La intendenta afirmó que «lo que estamos reconociendo en estas personas es una larga lucha, que no empieza con nosotros. Son el símbolo de algún aspecto de esas luchas y tienen un hermanamiento con historias del pasado y del presente».
Esta acción, que se inscribe en las actividades por el Mes de la Diversidad, surge del movimiento social y es llevada adelante por la Intendencia de Montevideo desde una mirada interseccional de las desigualdades existentes en la sociedad y los distintos mecanismos de reparación.
Para ello se propondrá a la Junta Departamental de Montevideo modificar el nombre de las siguientes calles, a la altura de los barrios Sur y Palermo:
Desde la avenida 18 de Julio hacia la rambla:
Calle Gaboto por Lágrima Ríos
Calle Minas por Martha Gularte
Calle Río Negro por Rosa Luna
Calle Magallanes por Carlos «Pirulo» Albín
Calle Policía Vieja por Gloria Meneses
Calle 17 metros por Virginia Brindis de Salas
La selección de nombres se realizó con base en el rol destacado que estas personas ocuparon en los distintos espacios que integraron. Fueron pioneras y revolucionaron a la cultura, y mantuvieron un compromiso con su tiempo.
SOBRE LAS PERSONALIDADES PROPUESTAS
Martha Gularte (1919 – 2002)
Fue la menor de seis hermanos. Transitó casi toda su infancia y adolescencia en el asilo de huérfanos y expósitos Dámaso Antonio Larrañaga de Montevideo. Luego fue trasladada al colegio de las Hermanas Vicentinas.
A los 14 años se fugó del colegio, con destino a su Tacuarembó natal y con el vestido de una tía ganó el concurso de carnaval del departamento. Es en esos tiempos donde nace su admiración por Joséphine Baker, una cantante y bailarina que desde la ciudad de París (Francia) se transformaba en una de las mujeres más famosas en los años cuarenta. La influencia de esta figura internacional y la de la Negra Jhonson sirvieron de inspiración para el surgimiento de la mayor creación de Martha.
La invitaron a salir en el carnaval de 1949 y su figura tomo carácter internacional, llevando el candombe a los teatros y cabarets de Argentina, Brasil y Chile.
Vivió en las ciudades brasileñas Río de Janeiro y Porto Alegre, en donde nacieron sus dos hijos, Jorginho y Katy. En su regreso a Montevideo volvió a la comparsa Morenada y se instaló en la calle Curuguaty, donde vivió el resto de su vida.
Su casa, siempre de puertas abiertas, fue punto de confluencia de artistas, músicos, vecinas y vecinos del barrio.
Rosa Luna (1937 – 1993)
Fue la primera de 14 hermanos. De niña comenzó a trabajar en el servicio doméstico, lo que le impidió tener continuidad educativa: solo pudo cursar un año de primaria. Esa situación era la realidad de muchas personas de la comunidad y en particular de las niñas afrodescendientes de la época.
A los 14 años debutó en la revista Los Zorros Negros y en 1954 salió con Fantasía Negra, junto a figuras consagradas como Carlos Pirulo Albín, la Negra Johnson y otras emergentes, como Julio Kanela Sosa.
Posteriormente integró Morenada, Añoranzas Negras, Serenata Africana, Esclavos de Nyanza y Marabunta, conjuntos con los que ganó varios primeros premios y que la llevaron a ser una de las vedetes más importantes del carnaval uruguayo, junto con la Negra Johnson y Martha Gularte.
También hizo teatro, café concert y formó el grupo musical La Tribu de Rosa Luna, en el que participaron Ruben Rada y Lágrima Ríos.
Rosa Luna trascendió su actividad artística. Fue militante del Partido Nacional, se definía como la “negra más blanca” y wilsonista. Su cariño a Wilson Ferreira no la limitó y fue una firme militante por la anulación de la Ley de Caducidad.
Carlos Pirulo Albín (1919 – 1995)
Fue diseñador, vestuarista, coreógrafo y bailarín. Su actividad artística comenzó en los años cuarenta con la Troupe Ateniense, personificando a la bailarina negra La Bella Rebamba. Desde entonces, su trayectoria lo transformó en el mejor bailarín carnavalero de todos los tiempos.
En carnaval participó en los conjuntos Guerreros de África, Esclavos del Nyanza, Acuarela del Candombe y Añoranzas Negras, en donde en 1949 presentó a la joven Martha Gularte. Posteriormente integró los conjuntos Fantasía Negra, Morenada, Serenata Africana, Kanela y su Barakutanga y Marabunta, entre otros, siempre como primer bailarín y coreógrafo.
Culto, amante de la lectura y la música clásica, tenía el cariño del público que lo ovacionaba a cada paso, producto de tantos años de transitar escenarios con la elegancia que lo caracterizaba.
Fue un adelantado a su época en todo sentido. Paseó orgulloso su orientación sexual y la hizo respetar. Pese a su larga y exitosa carrera como bailarín, Pirulo nunca fue reconocido por los jurados y no obtuvo el premio al mejor bailarín del carnaval.
Lágrima Ríos (1924 – 2007)
Fue una cantante uruguaya de tango, milonga y candombe, y leyenda de la música rioplatense. Formó parte de Café de los Maestros, la selección de añejos tangueros concebida por el productor Gustavo Santaolalla, la versión austral del Buena Vista Social Club cubano.
Su apodo artístico fue una ocurrencia del compositor Alberto Astra, a cuyo grupo se integró en 1950. El repertorio de Lágrima inició con folclore argentino y paraguayo, antes de desembocar en el tango y el candombe. También interpretó boleros y música brasileña.
Con el conjunto vocal Brindis de Sala escenificó spirituals y probó incluso con blues traducidos al español. Compartió escenarios con leyendas como Aníbal Troilo, Óscar Alemán, Osvaldo Pugliese y Roberto Goyeneche.
Si bien fue reconocida en concursos de tango y en el carnaval, la vida de Lágrima Ríos no estuvo exenta de sufrir actos de discriminación por pertenecer a la población afrodescendiente.
Algún local nocturno se negó a dejarla entrar cuando actuó con la orquesta montevideana de Orosmán Fernández, de gira por Europa. Además, fue maltratada por el embajador de Uruguay en Bonn.
Lágrima Ríos también se destacó como activista social y militante política. En 1995 fue elegida presidenta de honor de Organizaciones Mundo Afro. Militó en el Frente Amplio y asumió ese compromiso sabiendo los riesgos que significaba: su único hijo debió exiliarse en 1972 e instalarse en Suecia.
Virginia Brindis de Salas (1908 – 1958)
Iris Virginia Salas adoptó el nombre Virginia Brindis de Salas, con el que firmó sus obras literarias y artículos periodísticos. Poeta y autora de Pregón de Marimorena (1946, reeditado en 1952) y Cien cárceles de amor (1949) fue la primera mujer negra en publicar un libro en América Latina.
Dejó inédita la obra Cantos de lejanía, de la que no existen registros actualmente. Formó parte del Círculo de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores Negros del Uruguay y fue una activa colaboradora de la revista Nuestra Raza, de 1939 a 1948. Fue amiga de Juana de Ibarbourou y recibió el reconocimiento de Gabriela Mistral y Nicolás Guillén.
Isabel Oronoz publicó una biografía en donde remarca que esta poetisa uruguaya fue invisibilizada y olvidada por su condición de mujer afrodescendiente. La poesía de Brindis de Salas transmite la realidad social y cultural del Uruguay afro de principios del siglo XX y denuncia de manera permanente la opresión racial y la desigualdad.
Gloria Meneses (1910 – 1996)
Se definió como “la primera travesti uruguaya y de América del Sur”.
Tal vez haya sido de las más longevas: vivió hasta los 86 años. Nació en 1910 y pudo asumir públicamente su identidad trans en el año 1950, con una valentía inusual para mediados del siglo XX latinoamericano.
Decía ser “la mamá de las travestis”. Uno de los logros mayores de Meneses está en la celebración de un espíritu de supervivencia, principalmente porque es casi imposible encontrar casos de personas trans ancianas en Latinoamérica a causa de la transfobia, que las y los condena a morir aún jóvenes.