Chasquetti: En el PIT-CNT «hay sabiduría acumulada» y su papel en la campaña «fue crucial»

El politólogo Daniel Chasquetti consideró que el resultado de la campaña por el referéndum sobre 135 artículos de la LUC «es uno de los eventos más importante de este período de gobierno» y que se transformará en un plebiscito «a favor o en contra del gobierno» que condicionará los últimos años del gobierno, sea cual sea el resultado. El doctor en Ciencias Sociales y magíster en Ciencia Política dijo que el rol del PIT-CNT es esta campaña fue «crucial y trascendental» y que en fue el actor «vertebrador» que logró «de manera exitosa» convocar a otras organizaciones sociales que tradicionalmente recorren un camino propio, mediante un proceso articulado con el Frente Amplio para desplegar la militancia en territorio en busca de las firmas necesarias. Chasquetti también destacó la capacidad de liderazgo político de algunos dirigentes de la central sindical cuando optaron por recorrer «la vía larga» y elogió el tono del discurso del presidente del PIT-CNT con un mensaje «que habla de la madurez de la dirigencia sindical».

¿Cuál es tu valoración del resultado de la campaña al haberse alcanzado casi 800 mil firmas?
Yo diría que posiblemente sea uno de los eventos más importantes de este periodo de gobierno. Es la primera vez desde 1989 que se juntan firmas por el camino largo y se alcanza el número. En los anteriores referéndums exitosos – empresas públicas y ANCAP- se desarrolló la vía corta. En segundo lugar hay que recordar que la campaña se desarrolló bajo pandemia, con todo lo que eso significa en materia de restricciones y oportunidades para juntar las firmas. Y en tercer lugar porque se hizo en un escenario político donde el gobierno está muy fuerte en la opinión pública. Las encuestas -una tras otra- muestran que el gobierno ha tenido un respaldo importante, relevante de la ciudadanía, particularmente en lo referido a la pandemia. En ese marco, que era muy difícil y de muchas restricciones, haber conseguido juntar las firmas y abrir la puerta al referéndum, creo que es un éxito absoluto para los organizadores e impensado para la mayoría.

¿Crees que se transformará en una especie de ‘plebiscito’ más allá de los contenidos y temas que están en cuestión?
Sí. Este referéndum se transformará en una elección de medio período y eso es lo que sucede con ese tipo de instancias. Por ejemplo, en EEUU los periodos son de cuatro años y a final del segundo año hay una renovación parcial del Congreso. Y esa elección tiene unas características especiales porque en general se vuelven plebiscitarias en torno a la gestión del Presidente. Y esas elecciones de medio período tienen sus particularidades, porque los ciudadanos tienden a votar pensando en la gestión del gobierno. Colocar un referéndum en el medio del periodo en un sistema presidencial como el uruguayo, que cuenta con un mandato de gobierno largo, generará una distorsión inusual en el proceso de gobierno. La agenda pos pandemia era hasta ahora muy clara: el gobierno debía hacerse cargo de las consecuencias económicas, sociales y sanitarias de la pandemia y seguir adelante con su programa de gobierno. Sin embargo todo eso se verá afectado porque el referéndum va a modificar violentamente la agenda de debate. Ahora se tendrá que debatir y discutir los contenidos de la LUC y por tanto, los próximos seis, ocho o nueve meses, van a ser diferentes a lo que todos imaginábamos.

Sin embargo la campaña puerta a puerta y en las mesas del PIT-CNT fue muy claramente enfocada en los contenidos de la LUC que el movimiento sindical, las organizaciones sociales y el FA cuestionan. ¿De todos modos crees que será un plebiscito a favor o en contra del gobierno?
Está muy bien que los organizadores le haya dado ese enfoque pero el tema es cómo lo tomó la gente. Hay bastante evidencia de que a la hora de firmar los ciudadanos no sabían al detalle el contenido de los 135 artículos que se pretende derogar. La gente en general toma «atajos informativos» guiándose por las señales que recibe de los actores que juegan en el gran escenario de la política nacional. Identifica de qué lado están unos y otros, algunos argumentos le llaman más la atención que otros.

Una elección en la mitad del periodo funciona de ese modo. Digo esto porque ya ocurrió. En los referéndums de 1992 sobre la ley de empresas públicas y en el de 2003 sobre la ley asociación de Ancap con empresas privadas, la competencia funcionó de ese modo. Y eso no es casual, las propias características de la oferta binaria de todo referéndum impulsan a las personas a tomar opción por algunos de los dos «bandos» y en ese marco, será muy difícil no identificar esa disputa sin considerar de qué de lado está el gobierno y de qué lado la oposición.

¿Entonces el partido político FA tendrá que tomar cierto liderazgo en esta nueva etapa y no será entonces el movimiento sindical?
Sí y no. Cuando miramos el referéndum del 1992, el papel del FA fue importante, pero también SUTEL cumplió su rol. De hecho Susana Dalmás era presidenta de SUTEL y en la elección siguiente fue electa senadora, realizando una carrera larga y relevante en el Parlamento. Yo diría que en realidad no hay restricciones para que los sindicatos jueguen un papel relevante como el que han tenido en la recolección de firmas. Por el contrario, tienen un espacio y pueden generar muchísima influencia, especialmente con argumentos referidos a normas que se pretende derogar porque los afectan. Desde luego que la línea argumental puede ser diversa y eso hay que ver cómo ambos «bandos» la planifican. Supongo que el gobierno va a tener un discurso de defensa de la LUC y del lado de quienes buscan derogar los 135 artículos habrá otra línea argumental diferente. No me cabe duda que va a ser una «batalla entre dos bandos» y que sea cual sea el resultado afectará la segunda parte del periodo de gobierno de Lacalle Pou. Si el gobierno gana el referéndum va a salir fortalecido y si lo pierde van a ser dos años y medio complicados, con poca capacidad política y poca fortaleza para empujar su agenda de reformas.

¿Te sorprendió la remontada final de la campaña?
Me sorprendió mucho porque hice un seguimiento de la recolección de firmas, haciendo algunas proyecciones estadísticas, basadas en los datos públicos que indicaban el ritmo de recolección. El último comunicado de la comisión, cuando se informó que habían 550 mil firmas, me llevó a pensar que no alcanzarían el objetivo final de 750 mil firmas y que en todo caso, podrían aproximarse a la primera meta de 675 mil (25% del padrón electoral). Nunca pensé que al final del día se alcanzarían casi 800 mil. Creo que en el último tramo ocurrieron cosas que tendremos que investigar. Hay varias hipótesis que los colegas han ido ensayando en estas horas. La primera y más interesante es la que apunta  a la metodología descentralizada de recolección de firmas, que provoca una demora natural en la recepción de las firmas por parte del organismo que centraliza la información. Mucha gente juntando firmas sin reportar al centro genera una diferencia permanente entre el número real de firmas recolectadas y el número computado. Una segunda hipótesis tiene que ver con el comportamiento cultural de los uruguayos. Dejar las cosas importantes para último momento suele ser una conducta muy extendida. Vi muchas fotos en redes y también lo vi personalmente en algunas plazas, colas para firmar, lo que me parecía algo muy sorprendente. Finalmente, pudo haber habido una influencia decisiva de los sindicatos y de algunos sectores políticos del FA, que pusieron su organización y sus militantes al servicio de la causa, logrando resultados importantes.

¿Cuál es tu valoración del rol que tuvo el PIT-CNT en esta campaña?
Crucial. Mi colega David Altman, uruguayo, que enseña en Chile, escribió el mejor libro que conozco sobre democracia directa (Direct Democracy Worldwide publicado por Cambridge University Pres), muestra en uno de sus capítulos sobre Uruguay que en nuestro país la clave del éxito siempre está en la construcción de una alianza entre movimientos sociales y partidos políticos. Esto es porque Uruguay tiene mecanismos de democracia directa que funcionan de abajo hacia arriba. Es decir, los ciudadanos deben indicarle al sistema político que quieren la consulta. En el mundo también hay mecanismos de democracia directa que funcionan a la inversa, de arriba hacia abajo, los top-down. Es decir, son los gobiernos los que pueden someter por voluntad propia cualquier tema a consideración de la ciudadanía. Eso sucede en Francia, Italia, Ecuador o California, por ejemplo. En Uruguay, con su método bottom-up, la condición sine qua non para el éxito es una alianza político-social. Y en este caso se dio la alianza perfecta, que ya la habíamos visto triunfar en los años noventa: el trabajo conjunto de sindicatos con el FA.

Pero particularmente el PIT-CNT fue muy importante no solamente porque se transformó en el socio ideal para el FA, sino que también atrajo a una serie de organizaciones que normalmente operan de manera dispersa y así se logró esa coalición social amplia. En segundo lugar el liderazgo político de alguno de sus dirigentes fue determinante. Recuerdo que cuando se estaba definiendo cuál era la vía, y la academia decía que en las condiciones de pandemia era más razonable y lógico ir por la vía corta, los dirigentes sindicales definieron ir por la vía larga. Y terminaron teniendo razón. Hay que reconocer que ahí hay sabiduría acumulada y liderazgo del PIT-CNT que hay que destacar y reconocer. En definitiva, el papel del PIT-CNT fue crucial y creo que eso quedó a la vista de todos en la jornada de ayer cuando el cierre de la campaña de recolección de firmas tuvo como escenario a la sede central del PIT-CNT, la caravana y la entrega final a la Corte. Esas escenas ilustran muy bien sobre el papel cumplido por los sindicatos como vertebrador central de la alianza exitosa.

¿Cómo valorás el mensaje del presidente del PIT-CNT abogando por una campaña tolerante y de diálogo democrático?
El mensaje tuvo el tono adecuado y me parece que demuestra la madurez que ha alcanzado la dirigencia sindical. Reconocer que se juntaron las firmas y que no hubo impedimentos para hacerlo. En un momento de su discurso, Pereira dijo que le sobraban los dedos de una mano para contar los problemas o dificultades en los barrios. Y eso está muy bien, fundamentalmente cuando a la campaña de recolección de firmas tuvo tantas dificultades para su desarrollo. Recordemos que no se le otorgó la cadena de televisión y no se le amplió el plazo constitucional. Es decir, había razones para estar enojado. Y sin embargo, el tono del discurso de Fernando Pereira fue ecuánime, razonable y muy maduro. Es lo que necesitaba en un momento así y eso es lo que lleva más tarde al gobierno responder con similar templanza reconociendo que se trataba de un acto democrático, cívico, que no hace otra cosa que fortalecer los procedimientos democráticos en Uruguay.

Fuente PIT-CNT

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