Ana Olivera intervino en el homenaje de la Asamblea General a Tabaré Vázquez
Al cumplirse un año del fallecimiento de Tabaré Vázquez se realizaron varios homenajes. El 7 de diciembre la Asamblea General realizó una sesión especial, la ex intendenta de Montevideo y ex subsecretaria del MIDES, Ana Olivera, actual diputada por la 1001 y el Frente Amplio, hizo una emotiva intervención, cuyos fragmentos principales reproducimos.
Un día antes ex integrantes del gabinete de su segunda presidencia colocaron una placa en el Cementerio de La Teja, el ex vicepresidente y canciller, Rodolfo Nin Novoa, realizó un también emocionado discurso.
“Sabremos cumplir”
Ana Olivera comenzó señalando que “es muy difícil hablar de Tabaré Vázquez sin emocionarse profundamente”.
“Se ha hablado de los orígenes de Tabaré, del hijo de un obrero que llegó a ser un brillante médico, trabajando y estudiando al mismo tiempo. De una vida de esfuerzos de él y de su familia; de una vida con un profundo sentido de lo colectivo. Seguro que tiene que ver con sus circunstancias, con el sentir de ese grupo de chiquilines primero, de jóvenes después, que se nucleaban en torno de un transparente, que luego dio nombre al Club Social y deportivo Arbolito”, dijo.
Recordó que “el 5 de diciembre de 1965, se inauguró la policlínica del querido Arbolito, con cinco médicos honorarios, con atención y remedios, como decíamos antes, gratuitos; con una red de solidaridad que iba desde los visitadores médicos al cuerpo médico de ANCAP. A principios de los 70, Tabaré fue presidente del Club y también se organizaba el carnaval, con entrada gratis. Podías encontrar al Pistola o a Lirio Marsicano, al Chiche o a él mismo clavando los tablones ¿Por qué los nombro? Siempre se dice que Tabaré no venía del mundo de la política, en realidad es esa una concepción de la política acotada, estrecha. Ese grupo de muchachos y otros más, que eran de diversos sectores, que discutían acaloradamente desde diversas posiciones de izquierda, se consideraban militantes sociales”.
“También me gustaría hablar de la familia Vazquez Delgado, porque hablar de Tabaré es hablar de Mary, de María Auxiliadora Delgado, con mayúscula, de sus hijos y nietos y nietas, su orgullo”, indicó Olivera.
“Podría hablar del médico, oncólogo, que sobre todo les daba paz a sus pacientes. La gente se desvivía por atenderse con él. Generaba confianza”, añadió.
Oliver expresó que “ese muchacho de la Teja, presidente del Arbolito, de Progreso, brillante oncólogo, grado 5, tesorero de la Comisión pro Referéndum contra la Ley de Caducidad, fue quien encabezó el primer gobierno del Frente Amplio, de la izquierda, al ganar en 1989 la intendencia de Montevideo”.
Olivera destacó esa primera experiencia de gobierno de izquierda: “Tabaré siempre decía que había que gobernar con el programa de gobierno en la mano y así lo hizo. El programa de gobierno de 1989, encerraba una parte sustantiva de la concepción del FA: la de profundizar la democracia a partir de la herramienta de la descentralización, pero no cualquier descentralización, con apellido, con participación ciudadana. Esta propuesta programática fue propicia para una campaña distinta, la de recorrer barrio a barrio y conversar con la ciudadanía, con el pueblo, sobre todo escuchar a las personas y a las organizaciones sociales de todo tipo”.
“Una campaña, que en la medida que la figura del candidato crecía, que lograba entablar ese diálogo en una suerte quizás de médico-paciente con buena parte de la sociedad y con algunos sectores en los que el Frente tenía menos llegada, crecía también la campaña del miedo por un posible triunfo del FA. Se afirmaba que se asistiría al caos y desde algún diario, consecuente sin duda alguna, se le reclamaba casi que la fe democrática, por ir con «tupamaros y comunistas». Sólo algunas frases : “ los propósitos de hacer de la Intendencia de Montevideo una sucursal marxista”, “trinchera de acción contra los gobiernos que el pueblo elige”, “semillero de odios”, plumas conocidas. Claro que tuvo la respuesta adecuada”, recordó.
Olivera dijo que “inolvidable es aquel 1995 en el que Tabaré y el equipo de gobierno de aquel momento, recibieron en 18 asambleas, luego de un hermoso desafío de debate en los barrios, una interminable lista ordenada de demandas, el primer presupuesto participativo, hace 30 años. Con toda la épica de lo fundacional. El presupuesto participativo, que de manera mucho más sofisticada votarán los vecinos de Montevideo el próximo domingo, al igual que a los y las integrantes de los Concejos vecinales”.
No pretendo hacer un tratado sobre la descentralización, la participación ciudadana y el protagonismo popular en la construcción de la política pública, sino señalar el convencimiento de Tabaré de que este era el camino de profundizar la democracia, de transferir poder. Para esto no alcanzaba con tenerlo escrito en un programa se requería decisión política y ésta estuvo. La misma decisión política para entender que Montevideo debía encarar un conjunto de políticas sociales y que las mismas también contribuían a la participación organizada de los vecinos. Las necesidades eran muchas y por lo tanto Tabaré repetía que, si tenía que elegir entre tapar un pozo y dar un vaso de leche a un niño, elegía dar el vaso de leche”.
“Aunque parezca obvio, no hubo caos en Montevideo, hubo equipo, responsabilidad, planificación, resultados y mucho diálogo con las y los montevideanos”, aseveró.
Olivera recordó que en 1999 Tabaré planteó “a un equipo amplio de colaboradores que comenzara a pensar en la descentralización nacional, al mismo tiempo que otros y otras pensaban en la necesidad de un Plan Nacional de emergencia social. Estoy hablando de 1999. Lamentablemente para el país, para el pueblo uruguayo la crisis hizo eclosión en 2002”.
“Cuando se presentó el Uruguay Social en 2004, había incertidumbres, pero existía la certeza de la fuerza política, encabezada por Tabaré Vázquez, que lo primero era abordar la situación del millón de personas en situación de pobreza”, enfatizó.
“Su visión de profundizar la democracia, de democratizar la sociedad, de justicia social, en definitiva, estuvo presente en el Plan Ceibal, en el plan Ibirapitá, lamentablemente en proceso de desmantelamiento. Estuvo en el Plan de Equidad, aunque no nos gustaba el nombre, sus contenidos permitieron el acceso universal a la salud, nunca más carné de pobre, la seguridad social como derecho, las nuevas asignaciones familiares, la asistencia a la vejez, que hoy no sabemos cuál será su destino”, destacó.
“Pero también fue necesario este primer gobierno nacional del FA con Tabaré Vázquez presidente para encabezar el proceso de descentralización nacional, con una ley: la Ley Nacional de Descentralización y Participación. Los gobiernos locales electivos, para muchos, desde 1990 eran un sueño largamente acariciado”, señaló.
“Por las dudas, no estoy hablando de un hombre perfecto, estoy hablando de un ser humano siempre comprometido con su pueblo, en el acierto o en el error”, advirtió.
Olivera habló “sobre su relación con el Partido Comunista de Uruguay: un vínculo franco, fluido y leal, en los acuerdos y en los desacuerdos. Desde el despacho Municipal, pasando por el consultorio, el Frente, Buchental o Suárez chico. Eso sí, nunca nos pidió firmar algo que violentara nuestras convicciones”.
“En 2005, aquí nos planteó: «los invito, desde mis sentimientos, mis convicciones y mis responsabilidades a trabajar juntos en la construcción de un Uruguay donde nacer no sea un problema, donde ser joven no sea sospechoso, donde envejecer no sea una condena; un Uruguay donde la alimentación, la educación, la salud y el trabajo decente sean derechos de todos y todos los días; un Uruguay confiado en sí mismo; un Uruguay que recupere su capacidad de soñar y de hacer sus sueños realidad». Tabaré, hoy, en el mismo lugar, los frenteamplistas, renovamos nuestro compromiso de todos los tiempos, con nuestro pueblo. ¡Sabremos cumplir!”, culminó.
Enlace al video con la intervención completa de Ana Olivera:
