Se está perpetrando “un nuevo genocidio contra la población kurda en connivencia con los cuatro estados opresores en los que habita, junto con la OTAN y la Unión Europea” denunció mediante una declaración pública el Congreso nacional del Kurdistán.
En la misma se denuncia que “el estado turco lleva bombardeando y anexionando parte de Rojava (Kurdistán Oeste) en el norte y este de Siria desde 2018, además de usar de armas químicas contra su población y la de Başȗr (Kurdistán Sur) en Irak, hechos ampliamente denunciados internacionalmente en las últimas semanas”.
Agregan que la pasada medianoche, “aviones de combate turcos comenzaron a bombardear hospitales, escuelas y otros objetivos civiles en Kobanê y sus alrededores, incluida la aldea de Belûniyê en Shahba, al suroeste de Kobanê, que ahora está poblada por kurdos desplazados de Afrin, así como la aldea de Teqil Beqil cerca de Qerecox en Dêrik en la parte oriental de la Región Autónoma del Norte y Este de Siria”.
Dichos ataques alcanzaron al “depósito de trigo en la región de Dahir al-Arab cerca de Zirgan y áreas en las montañas Qendil y Asos en el sur de Kurdistán (norte de Irak)”.
Para el Congreso del Kurdistán, el ataque que se realizó en “Taksim, Estambul, el 13 de noviembre fue planeado y ejecutado por el régimen gobernante del AKP-MHP de Turquía para proporcionar un pretexto para estos mortíferos bombardeos”.
Sobre ello no existe ninguna investigación y “el régimen turco culpó a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ) y al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) por este ataque”.
La acusación del gobierno turco, se añade, fue rechazada de forma contundente e inmediata por parte de “las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, la organización paraguas que incluye a las YPG y las YPJ) y el PKK”, sin embargo, “el ministro del Interior de Turquía, Süleyman Soylu, quien tiene un largo historial de hostilidad contra el pueblo kurdo, continúa predicando esta falsedad en nombre del estado turco”.
“Una vez más, el estado turco está lanzando una campaña de agresión no provocada contra los kurdos para distraer la atención de los diversos problemas de Turquía después de dos décadas de gobierno sin control de Recep Tayyip Erdogan y el AKP. Desde el 17 de abril, el régimen de Erdogan ha atacado repetidamente posiciones de guerrilleros kurdos en Kurdistán del Sur, utilizando armas químicas prohibidas más de 2.700 veces”, se lee en la declaración publicada en diversos medios de prensa.
A pesar de ello, se concluye expresando, “el estado turco no ha logrado nada con estos ataques y las fuerzas turcas han quemado los cuerpos de sus propios soldados para ocultar la magnitud de sus pérdidas (…) El régimen en ruinas de Erdogan solo puede permanecer en el poder derrotando la resistencia histórica del pueblo kurdo contra la ocupación neo-otomana de Kurdistán”, algo que con el ataque en Taksim, Erdogan esperaba presentar a Turquía como víctima del terrorismo perpetrado por los kurdos para obtener luz verde para un ataque a Rojava en la cumbre del G20 en Bali”.
Esto, se concluye, parece haberse “logrado, ya que el régimen turco es incapaz de emprender estos ataques sin la aprobación de la Coalición Global para Derrotar a ISIS, especialmente de Estados Unidos”.
“Si la Coalición Global para Derrotar a ISIS está en contra de esta guerra ilegal, entonces sus miembros deben tomar medidas enérgicas de inmediato a través de medidas económicas, políticas, diplomáticas y legales para obligar a Turquía a cumplir con el derecho internacional. De lo contrario, también serán responsables de las consecuencias del terrorismo del Estado turco contra el pueblo kurdo y los demás pueblos del norte y este de Siria.
Por lo tanto, hacemos un llamado a las Naciones Unidas, la Coalición Global para Derrotar a ISIS, la Unión Europea y los Estados Unidos para obligar a su socio a cumplir con sus obligaciones legales”, finaliza expresando la declaración.