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COVID-19: el único plan de vacunación 100% eficaz es el que llega a todas las personas

Durante febrero y marzo, los gobiernos se reunirán en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para revisar la histórica solicitud presentada por India y Sudáfrica que propone la exención de patentes de herramientas médicas para tratar el COVID-19 mientras dure la pandemia y hasta lograr la inmunidad colectiva de grupo mundial.

Si se adoptara la propuesta, los países podrían optar por no otorgar, hacer cumplir ni aplicar patentes y otras exclusividades, lo que facilitaría una mayor y más rápida colaboración para el desarrollo, producción y suministro de productos relacionados con el COVID-19 sin estar restringidos por intereses corporativos.

Sin embargo, en medio de una pandemia que ya deja más de dos millones de personas fallecidas, las farmacéuticas mantienen su enfoque habitual centrado en maximizar las ganancias. Muchas de las herramientas médicas que se están desarrollando han recibido financiación pública en su etapa de investigación y a pesar de esto, las compañías buscan patentarlas, controlar el precio y la producción.

En este sentido, la industria farmacéutica y otros actores que se oponen a la suspensión temporal de las patentes afirman que la propiedad intelectual ha permitido el avance de los medicamentos y vacunas contra el COVID-19. En realidad, han sido los recursos estatales y la financiación filantrópica los principales impulsores de los esfuerzos de investigación sin precedentes.

Además, gobiernos, trabajadores de la salud, pacientes, sobrevivientes y la ciudadanía en general han contribuido enormemente a los ensayos clínicos y otras actividades de investigación sobre diferentes terapias y vacunas. Sin embargo, muchas de las farmacéuticas se afanan por comercializar y monopolizar los avances científicos que se originan en los laboratorios que recibieron financiación pública en todo el mundo.

“No podemos permitir que los medicamentos, las pruebas y las vacunas desarrollados para combatir el COVID-19 se conviertan en un lujo para unos pocos; deben ser accesibles para todos y en todas partes. Para ello, renunciar a las patentes y la propiedad intelectual es un paso fundamental”, afirma Felipe Carvalho, coordinador de la Campaña de Acceso a medicamentos de MSF.

A lo largo de sus 50 años de trayectoria, MSF ha sido testigo del sufrimiento de muchas personas debido a la ausencia de herramientas médicas asequibles para tratar tanto enfermedades como epidemias. La historia no debe repetirse y la industria farmacéutica no debe decidir quiénes serán vacunados o recibirán tratamiento, tampoco cuándo y a qué precio.

Fuente Médicos sin fronteras

 

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