El anunciado ataque de Irán a Israel

Lo militar, lo simbólico y lo propagandístico en los conflictos actuales.

Rony Corbo

El sábado por la noche, Irán lanzó un ataque desde su territorio a Israel, con 300 drones de movimiento lento, misiles cruceros y balísticos, en respuesta al bombardeo contra su consulado en Damasco, efectuado el 1 de abril.

Israel aseguró que el ataque «fue frustrado» gracias a «una coalición defensiva de aliados internacionales» encabezada por Estados Unidos y sus propias acciones defensivas.

La realidad es muy otra, Irán hizo lo que planeaba hacer en Israel y lo avisó a Estados Unidos a través de Turquía: en síntesis fue un ataque calibrado para dejar claro su potencial y su capacidad de vulnerar cuando quiera la resistencia israelí, con otro objetivo, el no causar bajas masivas y mucho menos de la sociedad civil israelí. De hecho ningún civil murió en el tan televisado ataque. Por ello el ataque persa, no desencadenó una respuesta inmediata de Israel, como toda la prensa occidental no especializada preveía.

Diplomáticos turcos, jordanos e iraquíes confirmaron el aviso iraní, relatando como Irán avisó días antes el ataque que iba a realizar sobre Israel y las precauciones que gracias a ese aviso se pudieron tomar.

Esta versión fue confirmada por el propio ministro iraní de Relaciones Exteriores Hassein Amirabdollahian, quien dijo de Irán aviso con 72 horas de anticipación que realizaría los ataques sobre territorio israelí a interlocutores válidos con Estados Unidos.

El propio ministro de Relaciones Exteriores de Turquía confirmó esto y dijo que inmediatamente avisó a Washington de sus conversaciones con Teherán, lo que los iraníes consideraban una respuesta necesaria, a la agresión de su consulado en Damasco, Siria.

Por supuesto que estos avisos, confirmados incluso por parte de la prensa norteamericana, son negados por la administración Biden, quienes presentan como un triunfo propio la interceptación de los drones y misiles iraníes.

El ataque a la base aérea israelí de Nevatim

Misiles iraníes teledirigidos atacaron con precisión bases aéreas israelíes, en particular la de Nevatim, donde se encuentran los aviones F-35, de los más avanzados del mundo. «La operación militar iraní contra Israel fue limitada y dirigida a los escuadrones de aviones F-35 y fue exitosa», dijo el canciller iraní.

El embajador de Irán que sobrevivió al bombardeo israelí en Damasco comentó que fueron aviones de combate F-35 los que «atacaron brutalmente mi lugar de residencia y la sección consular de la embajada, junto con los agregados militares de Irán».

Aparte de las defensas israelíes sobre estas bases, Estados Unidos  tiene desplegado el más avanzado radar y un sofisticado sistema antimisiles para defender estas bases. El radar más avanzado del mundo y los más modernos sistemas antimisiles de EE.UU no pudieron con los misiles teledirigidos de Teherán. La pregunta es ¿que hubiera pasado si esos misiles en lugar de ir a las bases militares hubieran sido dirigidos a las ciudades israelíes, sin previo aviso,  lo cual por suerte y decisión de Irán no pasó?

La respuesta es clara, hubiera sido una masacre como la que sucede diariamente en Gaza y que la propia prensa occidental se encarga de ocultar.

La reconstrucción de la zona de influencia del imperio Persa

Los gobernantes de Teherán, siguen la doctrina islámica chií, un régimen islámico conservador, que busca la construcción de un  “Gran Irán” que incluya “no sólo la Mesopotamia sino también el Cáucaso y gran parte de Asia central y meridional”. Esto no requiere afirmar un control político o militar directo sobre la región. Más bien, Teherán está utilizando aliados, fuerzas de operaciones especiales y otras herramientas asimétricas para degradar la soberanía de sus vecinos y dar forma a los acontecimientos desde Yemen hasta el Levante.

Mientras tanto, está desarrollando y perfeccionando herramientas militares, desde misiles balísticos hasta un programa nuclear en avance, del que dieron muestras con el ataque a Israel de manera muy parcial.

El Irán moderno, escribe la historiadora Kelly Shannon, “siempre se ha visto a sí mismo como el hogar de imperios que alguna vez fueron grandes”, una auto percepción que continúa apuntalando su política exterior en la actualidad.

Estados Unidos ya no tiene control total sobre Asia occidental.  Esto se debe a la guerra de Israel contra Hamás, el repudio al gobierno de extrema derecha de Benjamin Natanyahu y la heroica resistencia del pueblo de Palestina.

La otra la conformación de un amplio eje anti judío y estadounidense  desde Palestina hasta Irán, Líbano, Irak, Siria y Yemen.

En este año electoral Estados Unidos intentará evitar la profundización del conflicto y convencer a Israel de salir de Gaza, lo cual no es tarea sencilla. O sea reducir la escalada: poner fin al genocidio de Gaza y al bloqueo, dejar de bombardear Yemen, Líbano, Irak y Siria, y garantizar que el Estado sionista se abstenga de nuevos ataques sobre la soberanía iraní. Esta opción evitaría otra guerra más en la unión de Eurasia, en un mundo que ya sufre la guerra de Rusia y la OTAN en Ucrania. 

La segunda opción es que el Estado sionista continúen con su genocidio en Gaza y Estados Unidos con sus ataques contra la soberanía siria, yemení, libanesa, iraquí e iraní, una opción que probablemente trasladaría los actuales enfrentamientos a nivel global, con la intervención de Rusia y China, lo que nos pondría al borde de una guerra de gran magnitud, por el potencial atómico de estas potencias.

Desde el sur del sur, un llamamiento permanente a la Paz y la pelea por el fin del imperialismo y su política bélica y genocida, esa es una tarea permanente.

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