Gonzalo Perera
Entre los viejos dichos del idioma castellano, está “por donde pasa el caballo de Atila, no crece más el pasto”. Reflejo de la devastación que, según los relatos dominantes, generaba el pasaje de los hunos de Atila. Esta frase se usa, es obvio, como alegoría de todo aquello que destruye de manera difícil de revertir.
En estos días la política argentina está en un muy primer plano y es imposible no sentir el relincho del mítico caballo cuando uno recuerda el gobierno de Mauricio Macri, de 2015 a 2019. Quien venía de una de las grandes fortunas argentinas, de las que más se enriqueció en negocios sucios con la dictadura y con el menemismo, endeudó Argentina con el FMI a niveles siderales, en condiciones de repago inusualmente cortas y por lo tanto, básicamente impagables. Tan inusuales como para que Macri recurriera a su amigo Donald Trump para que intercediera en favor del crédito solicitado. El grueso de los dólares inyectados por el FMI, están hoy en depósitos fuera de Argentina y en cuentas cuyos titulares son la reducida lista de los eternos jodedores.
Más allá del tremendo negocio que algunos pocos hicieron a expensas del gran pueblo argentino, es indudable que Macri apeló a la estrategia de dejar todo arrasado a su paso. La deuda generada por él caería como rayo fulminante sobre el siguiente gobierno, que sería el que, medios hegemónicos mediante, quedaría expuesto ante la opinión pública por la inevitable espiral inflacionaria, por ejemplo, que la sangría de los vencimientos de deuda y de cumplimiento de las “metas fiscales’ establecidas por el FMI impondrían.
Macri rompió los platos que sabía que se cargarían a la cuenta de Alberto Fernández, y, sin exonerar al actual gobierno de errores, es evidente que el agujero que dejó Macri era casi imposible de sobrellevar para cualquier gobierno. Al punto que, recientemente, en un giro inesperado por los especuladores financieros que contaban en horas la caída del actual gobierno argentino, el ministro Massa negoció un apoyo financiero de China para pagar un vencimiento de dicha deuda, que fue pagada- en un hecho de gran simbolismo- con yuanes.
Pero si Massa, considerado por muchos más cercano a USA que otros actores del gobierno actual, no tenía la cuota de audacia de apostar a los yuanes de China, Argentina seguramente habría entrado en default, lo cual en buen romance significa una terrible sangría popular y un consecuente estallido social. Así de brutal fue la devastación que muy voluntariamente dejó Macri “de regalito”, al tiempo que él y la “patria financiera” (y sojera, etc.) llenaron sus arcas con los dólares del Fondo.
Esta estrategia ha comenzado a ser usada por la derecha a nivel continental, gobierna como el caballo de Atila y las huestes de hunos que le seguían, se lleva todo lo llevable para beneficio de un reducido círculo. y deja una sociedad casi imposibilitada de recuperarse, o que deberá remar mucho para hacerlo.
Pensemos en Uruguay y en las modificaciones estructurales que el gobierno herrerista con cosmética multicolor ha introducido y que serán difíciles de revertir, por lo cual elementos sustantivos de las políticas gubernamentales, pero que son mera cuestión de voluntad del Poder Ejecutivo, no serán parte de la lista, aunque hayan sido parte sustantiva del sufrimiento popular (políticas de recuperación salarial en relación a la inflación, por ejemplo).
En una rapidísima revisión, cabe observar algunas modificaciones: A) haber decidido subir impuestos y tarifas públicas, contra toda promesa electoral, volver atrás esta política erosiona el erario público severamente. B) Haber prometido solucionar en 24 hrs el problema de la inseguridad, para vivir hoy la peor y más violenta crisis en materia de seguridad en absolutamente todo el territorio nacional, no sólo en los barrios montevideanos de “contexto crítico” (eufemismo por marginación). Hoy, desde Bella Unión al Chuy, de Rivera a Colonia, el homicidio, particularmente los ligados al narcotráfico y al género se multiplican y crecen. Generar una política confiable en materia de seguridad tras estos dislates, tiene un costo intangible. C) La corrupción hecha institución: El piso 4 mafioso de la Torre Ejecutiva, la Dirección Nacional de Identificación Civil y su información reservada al servicio de intereses privados. El Ministerio del Interior y la Cancillería al servicio del narcopasaporte VIP de Marset. es nuevamente un costo intangible limpiar la maldita siembra de la corrupción. D) El Ministerio del Interior al servicio del espionaje de senadores opositores y de la operación de cobertura al exsenador Penadés, es otra vez, intangible su costo para volver a confiar en quienes se supone defienden nuestros derechos. E) La edificación del marco legislativo impuesto por la LUC “urbi et orbi”, que altera desde el derecho penal, la educación, la distribución de la cartera de tierras del Estado, el “vale todo” para los servicios de Inteligencia del Estado, etc. Nuevamente intangible el costo para revertirlo. F) La política exterior uruguaya inmersa en el cipayismo, Lacalle Pou, desde su insignificancia política internacional intentando dinamitar el Mercosur y la Unasur, conformándose con la admiración de conductoras televisivas macristas, y, por si fuera poco, absteniéndose al pronunciamiento sobre un armisticio y corredores humanitarios en la franja de Gaza. Esto puede y debe ser revertido, más allá de presiones, pues la mayoría de las naciones en la ONU no fueron tan vergonzantes como Uruguay, G) La “reforma” educativa, payada si las hay, llamando a satisfacer el mercado y “saber hacer” sobre el “saber pensar” (¿Hay algo más peligroso que hacer sin saber pensar?). Es intangible el daño de esta payada, es inconmensurable el efecto de minimizar la Ciencia, el Arte, la Filosofía, de pervertir la Historia. Las improvisaciones de poco tiempo se pueden pagar en décadas, porque así es la Educación, proceso acumulativo si los hay. H) La “salud del malla oro”, donde no hay medicamentos básicos (ejemplo concreto: salbutamol, en un país de muchísimos asmáticos, incluso niñes). I) La reforma jubilatoria, siendo la mayor transferencia de recursos desde la clase trabajadora al gran capital que se haya legislado en el Uruguay y que significa, para el ciudadano de a pie, jubilarse más tarde cobrando menos, mientras los grandes empleadores ven crecer sus números, un robo descarado a las clases populares. J) El robo de la Memoria, la Verdad y la Justicia, el intento de amparo a terroristas de Estado, y el no apoyar a Madre y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Imposible calificar semejante abyección.
No nos daría el alfabeto para seguir enumerando barbaridades (regalo de puerto, etc.) y el altísimo costo para revertirlas, el punto es cómo vamos a hacerlo.
Hay quien opina que debe ganar el FA las próximas elecciones y que ese, nuestro gobierno, hará lo que debe hacer en cada tema nombrado y los muchos que no se pudieron ni siquiera mencionar. Coincidimos y complementamos.
Es demasiado pesado este lastre para cualquier gobierno. Lo que surja de la sociedad, como firmar contra la reforma jubilatoria y revocarla en las urnas, no se contrapone a un futuro gobierno del FA, sino que le recorta las tareas tan arduas a cumplir. Y marca su base de sustentación en la sociedad movilizada.
Firmar por sus derechos es firmar contra el caballo de Atila.
Foto de portada:
Papeletas de la campaña «Afirma tus derechos» en la sede central del PIT-CNT en Montevideo. Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS.