Por María José Pedraja
A pocos días del 20 de mayo, fecha en que los y las uruguayas diremos una vez más, ¿DÓNDE ESTÁN? Y NUNCA MÁS al Terrorismo de Estado, los desafortunados dichos del Director de la Biblioteca Nacional, en ocasión del desarrollo de la 6ª mesa de los diálogos colectivos sobre la situación de los escritores y escritoras.
Asimismo, Trujillo hizo reaccionar a más de uno por la falta de sensibilidad y respeto con que se dirigió a los tiempos oscuros de la dictadura cívico militar en nuestro país, para con los y las artistas que tuvieron que buscar la forma de poder sobrevivir y no dejar morir ese motor tan importante como lo fueron todas las manifestaciones culturales.
En su nefasta intervención dijo: “Con todos los problemas políticos, sociales, legales y demás que tuvo la dictadura en el Uruguay, también tuvo sus programas de apoyo a la cultura. Sería tonto negarlo».
Más allá de cómo se analice esto, no queda otra forma de interpretarlo que como una falta de respeto y un desconocimiento a toda la lucha reflejada en todos y todas los compatriotas que tuvieron que ir al exilio abandonado sus familias, compañeros y compañeras para asegurarse de vivir.
Después buscaron recursos como pudieron para poner seguir desarrollando la cultura en otro país que no era el de ellos, porque en el suyo corrían riesgos.
¿En qué estaba pensando este director cuando se expresó de esa forma para mencionar la lucha y el sacrificio de tantos y tantas?
Por otro lado en su intervención expresó: «a ver, entre enormes comillas, en el desafío gigantesco, político sobre todo, que significó la dictadura para el Uruguay, el teatro independiente uruguayo tuvo un florecimiento y una ebullición gigantescos. E incluso en muchos casos jugando de una manera muy particular entre lo estatal y lo privado».
¿A que se refiere con esta afirmación?
Acá no hay dos interpretaciones sobre un mismo tema. En la dictadura estaban por un lado los militares, reprimiendo todo lo que expresara la democracia. Acá hubo cultura pero pese a la nefasta dictadura, no gracias a pasar de ella.
El director de la Biblioteca Nacional perdió la memoria, no se acuerda lo que fue la dictadura: vigilancia de salas de teatros, exilio de buena parte de nuestros artistas al exterior y otro tanto resistiendo y siendo hostigados permanentemente.
Son muy graves sus declaraciones y de principiante, por su rol de director de la Biblioteca Nacional, un señor que desconoce la historia de Uruguay.
El desastre y la destrucción que provocó la dictadura en nuestro país, en la cultura y la educación no deben naturalizarse ni relativizarse.
Las cosas por su nombre, a no confundir.