La Marca del Silencio es la grieta en la Impunidad que nunca podrán cerrar.
UJC
El 1º de marzo de 1985 nuestro país recuperaba un poco de su democracia, y decimos solo un poco porque la impunidad en nuestro país sigue existiendo, e impide acceder a la verdad de lo que se vivió durante casi 12 años, y, principalmente, impide que accedamos a la Justicia. Es que la forja de esa impunidad empezó cuando la dictadura todavía existía, ya con el Pacto Naval, y terminaron de anclarla en la institución con la Ley de Caducidad. Los mismos que pusieron todo el peso del poder político y mediático para boicotear los intentos de eliminar la ley, con Sanguinetti censurando el spot de Sara Mendez en el 89 y el espionaje a la campaña del Voto Verde en una supuesta democracia plena.
Quienes promueven y sostienen la cultura de la impunidad, lo hacen para “dar vuelta la página”, esa es la excusa, hablan de olvidar, de perdonar, de dejar atrás, que solo así se podría avanzar como país. Claro, quienes sostienen eso en realidad son defensores del terrorismo de Estado, buscan proteger a los represores, y se vieron beneficiados de una u otra forma por la dictadura. Ellos creyeron que institucionalizando la impunidad, iban a lograr que el pueblo olvidara. Pero el pueblo no olvida.
Que miles de personas marchen cada 20 de mayo, es una grieta en la cultura de la impunidad, y que miles de esas personas sean jóvenes, significa que es una grieta que quienes buscan no hablar sobre el terrorismo de Estado no podrán cerrar.
Ni errores, ni excesos
A cualquier persona que realmente le interese construir una sociedad democrática debería importarle que no existan impunes frente a la Justicia, que se juzgue a todos con garantías por los delitos cometidos, que todos puedan enterrar a sus seres queridos, saber cómo vivieron y cómo murieron. Pero hay muchos que nunca tuvieron intención de construir una sociedad verdaderamente democrática.
Por supuesto que no se animan a decir que un poco de acuerdo con la dictadura estaban, que se beneficiaron de esos años de oscuridad, o que solo les importan los suyos y no les preocupa quienes piensan diferente.
Y mientras en la vecina orilla se juzgaba a los militares golpistas, y todo el país escuchaba el relato de las víctimas, acá asumía un presidente gracias a un pacto que proscribía a otros candidatos, y que desde un primer momento dejó en claro que no tenía intención de juzgar a los represores uruguayos.
Claro, es muy difícil explicar a la ciudadanía que no vas a buscar a casi 200 uruguayos detenidos desaparecidos, o que no vas a buscar a los responsables de asesinatos y robos. Y es así que de a poquito comenzaron a desarrollar la teoría de los dos demonios.
Era mucho más fácil justificar la inacción del poder político, y la justicia, si se hablaba de guerra, si se repartían culpas, si, finalmente, se justificaba la necesidad de un golpe de Estado y una dictadura. Y funcionó tan bien, que 35 años después los historiadores siguen teniendo que explicar que no fue así. Y, aunque lo hubiera sido, no es comparable la violencia privada con la violencia que puede desatar todo el aparato represivo del Estado sin casi ningún tipo de control, y por lo tanto no se puede juzgar de la misma manera.
Y por las dudas, por si la mentira de los dos demonios no funcionaba, comenzaron las amenazas de los militares, y el gobierno de turno encontró la mejor excusa para su displicencia, y encontraron en quienes fueron figuras importantes de la resistencia democrática a cómplices dispuestos a presentar la Ley de Caducidad, que impidió finalmente juzgar a los represores. Por lo menos, hasta que llegó el Frente Amplio al gobierno.
Nunca van a ganar
Lo que parece que no previeron los artífices de la impunidad es que la lucha por Verdad y Justicia no iba a claudicar. La Impunidad cumple su parte entorpeciendo la búsqueda de la verdad, cumple su parte porque la Justicia no llega a tiempo, pero la Impunidad no gana porque el pueblo no olvida.
Tuvo que llegar el Frente Amplio al gobierno, para además demostrar que la Impunidad se sostenía con mentiras. En el medio de esos 20 años, familiares de detenidos desaparecidos, vieron como figuras de los gobiernos de turno cada vez negaban más las atrocidades del terrorismo de Estado. Se los vio negar a los desaparecidos, y negar la apropiación de bebés. Es que el negacionismo del terrorismo de Estado es fundamental para la Impunidad.
No hay frenteamplista que no se lamente de no haber avanzado más, de no haber encontrado más compañeros, juzgado a más golpistas, pero en nuestros 15 años de gobierno entramos a los cuarteles y demostramos que es verdad que los desaparecidos fueron asesinados y sus cuerpos escondidos, juzgamos y condenamos a represores, demostrando que los derechos humanos están por encima de cualquier ley. Estos avances, que a nosotros nos parecen pocos, para ellos son demasiados. Es por esto, que en este período revivieron con fuerza a la teoría de los dos demonios, sacaron la denominación de terrorismo de Estado en la educación, y salieron a bombardear constantemente con discursos negacionistas.
Buscaron reconstruir la Impunidad, desde la inacción de la Justicia, pero también en la sociedad. Pero el pueblo uruguayo ya no es el mismo. A la parte del pueblo que lucha desde el primer día, se le sumó una parte del pueblo que ya no tiene miedo, y también una parte del pueblo que vio como las mentiras se caían. A la lucha de los familiares, de los sobrevivientes de los crímenes de lesa humanidad, se suman año a año miles de jóvenes, que sin ninguna vinculación personal o familiar, entienden la importancia del acceso a la Verdad y la Justicia, desde la empatía por las familias a la comprensión de lo necesario que es para construir una verdadera Democracia. El pueblo uruguayo sabe que la única lucha que se pierde es la que se abandona, y que si abandonamos esta lucha gana el terrorismo de Estado.
Tal vez nunca podamos romper definitivamente a la Impunidad, tal vez no podamos juzgar a todos los involucrados (ni a los militares, ni a los civiles), tal vez no encontremos a todos los que nos faltan. Pero lo incansable de nuestra lucha, es la grieta en la Impunidad que no los deja descansar en paz.
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Durante la 29ª Marcha del Silencio por la Av. 18 de Julio en Montevideo. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.