El anuncio de que el fascista Éric Zemmour presentaría su candidatura a la presidencia de Francia, constituye una pieza más del escenario de una Europa marcada por el avance de la ultraderecha.
En lo que a Francia refiere, la candidatura de Zemmour, le da ese “aire de ambiente prefascista” que ya tiene la contienda.
Apoyado en una amplia cobertura de los medios, Zemmour parece posicionarse como una nueva especie de “paladín” del fascismo en Francia.
Según consigna el portal de noticias todoporhacer.org, “los últimos sondeos realizados de cara a las elecciones presidenciales francesas en la primavera del año 2022, sitúan a Marine Le Pen, la líder del partido ultraderechista Agrupación Nacional con un entre 17% y 18% de intención de voto”.
Sin embargo, se añade, no puede desconocerse el impacto que puede tener en la contienda electoral, la irrupción de un nuevo y destacado líder de la extrema derecha francesa, como lo es, en efecto, Éric Zemmour.
Los diferentes sondeos de intención de voto vienen indicando que habría un empate técnico entre Zemmour y el partido Agrupación Nacional, por lo que, sumadas ambas propuestas, lo que emerge es la constatación del crecimiento de la intención de voto de la ultraderecha en Francia, que se ubica hoy en un 35%, cuando aún falta medio año para la celebración de las elecciones.
Aunque Éric Zemmour no ha confirmado su candidatura, “tanto su discurso como la mediaticidad incorporada a su heroísmo nacionalista” parecen un verdadero ejercicio de postulación, señala el portal de noticias, quien no duda en calificar al “comunicador” como un personaje que, a imagen y semejanza de figuras como Trump y Bolsonaro, consigue atraer a las denominadas “élites desencantadas” con las tradicionales formaciones políticas de la derecha.
Esta atracción y aquél desencanto alimentan las dinámicas de ascensos de la extrema derecha y reconfiguran el avance del discurso y el accionar fascista de hoy.
A diferencia de Marine Le Pen, se resalta en el análisis del portal de prensa, que lograba obtener que, “entre un 30% y 35% de obreros votase a la extrema derecha, con un discurso fundado en el “ataque a la inmigración como un arma social” generador de odios al diferente, “la nueva extrema derecha francesa representada por Éric Zemmour, nacido en el seno de una familia judía, ha conseguido situar la cuestión religiosa y cultural como algo esencial”.
La afirmación de Zemmour de que el “multiculturalismo y el islam están minando los fundamentos y matriz” de la “nación y de Europa”, ubica la “batalla social (…) entre los límites marcados por una extrema derecha que, con pasos firmes en su discurso mediático, fija unos nuevos paradigmas culturales y elimina las cuestiones de clase, género o raza como elementos estructurales reales que afectan a las sociedades”.
A ello hay que agregar cómo en los últimos meses, se ha dado en Francia un proceso de “naturalización” de agresiones a militantes de izquierda, con la complicidad del gobierno conservador de Macron.
Para la izquierda francesa y europea, este ambiente prefascista deberá ser objeto de atención y lucha, solo así será posible “frenar la espiral derechista que asola el país”.
Rolando Arbesún