Bruno Giometti (*)
Además de los diversos problemas de empleo que afrontan importantes segmentos de la población económicamente activa de nuestro país a los que hemos hecho referencia en artículos anteriores (informalidad, subempleo, salarios sumergidos, sobrecarga horaria) existe otro problema estructural en el mercado de trabajo que es lisa y llanamente la imposibilidad de insertarse en una actividad laboral remunerada, es decir, lo que se conoce como desempleo abierto.
El problema del desempleo está directamente asociado a la dinámica cíclica de la economía. Esto implica que en los períodos de crisis y/o recesión, el desempleo aumenta sensiblemente, mientras que en las etapas de auge el desempleo tiende a reducirse. No obstante, es importante consignar que ni siquiera en los momentos de mayor auge económico el desempleo pudo “perforar” el piso de 6% de tasa de desempleo. Actualmente la tasa de desempleo se ubica algo por encima del 8% lo que implica unas 155.000 personas en situación de desocupación abierta.
Parece claro que si bien el desempleo tiene variaciones cíclicas, hay un desempleo estructural, un núcleo duro, compuesto por más de 100.000 compatriotas que son parte de la población económicamente activa (están en edad de trabajar y necesitan hacerlo) pero no se pueden insertar laboralmente en la actual matriz productiva. Además de los cientos de miles con inserción deficitaria en términos de acceso a derechos laborales básicos, salarios sumergidos, etc.
Es conocido que tanto el desempleo como los problemas de empleo afectan de manera diferenciada a la población en función de su tramo etario, género, entre otros aspectos. Una posible mirada tiene que ver con el aspecto territorial. Según datos divulgados recientemente por el INE, los departamentos con mayor índice de desempleo son los del litoral norte (Río Negro, Paysandú, Salto y Artigas, todos con tasas de desempleo superiores al 11% en el trimestre diciembre 2023 a febrero 2024) y el caso de Treinta y Tres con una tasa de 11,8% en dicho período. A pesar de la relativa mejora reciente de la relación cambiaria con Argentina, el problema de la desocupación se presenta con particularidad intensidad en dicha zona fronteriza, lo que estaría mostrando que la problemática es estructural.
Algo que llama la atención es que si comparamos con el año 2019, a pesar de que el desempleo promedio nacional tiene una leve mejoría (pasando de 8,9% en dicho año a 8,2% en el trimestre diciembre 2023 a febrero 2024) la mayoría de los departamentos del interior del país tienen un deterioro. Los departamentos que hoy tienen menor desempleo que en 2019 son Montevideo, Canelones, Durazno, Soriano, Maldonado, Flores, Colonia y Salto; mientras que los otros 11 departamentos, todos ellos del interior del país, registran hoy una tasa más alta que en el año 2019. Los de mayor deterioro son Treinta y Tres, Río Negro y Artigas.
Es importante conocer y dar seguimiento a estos datos, para elaborar una interpretación correcta de esta realidad y poder establecer una estrategia nacional de desarrollo, con centro en el trabajo de calidad y en una verdadera integración nacional, tarea histórica aun pendiente pero necesaria.
Fuente: INE
(*) Economista
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Venta de torta fritas en la plaza 1° de Mayo, en Montevideo Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS.