Firme compromiso

Si hay algo que no se le puede negar al Partido Comunista de Uruguay (PCU), es su compromiso con las luchas populares a lo largo de sus 103 años de historia. Y esto se vio reflejado con claridad el pasado sábado 21 de octubre en un multitudinario acto donde estuvo presente la militancia comunista y frenteamplista. Allí también se hicieron presentes delegaciones internacionales, así como representantes de organizaciones sociales y sindicales, todos y todas referentes comprometidos con el pueblo uruguayo.

Un aniversario que tampoco culminó el pasado sábado, sino que viene desde el 21 de setiembre y se proyecta hacia adelante, con diversas actividades que se realizarán este fin de semana y el mes que viene en varias localidades del país, bajo la consigna: Tomá Partido por la esperanza. Un año para construir la victoria popular.

Actividades que implican un diálogo profundo con la sociedad, un dialogo de construcción política e ideológica de fortalecimiento de las organizaciones sindicales, de las organizaciones sociales, del Frente Amplio y por supuesto del propio PCU. 

Un PCU que cumple 103 años en medio de la lucha, que junto a otros y otras está recolectando firmas para habilitar un plebiscito que nos permita reformular la Seguridad Social, otorgando derechos a quienes más los necesitan, eliminando el lucro y habilitando el derecho a una vejez digna. Como dijo José Artigas: “que los más humildes sean los más privilegiados”, esa es la consigna que está en la raíz del ser comunista.

Un PCU que, junto a otros sectores y aliados, fue cofundador del Frente Amplio en 1971, fiero defensor de la unidad de la izquierda que como muy bien dijo Fernando Pereira en el acto “es imposible explicar la unidad de la izquierda sin explicar el papel que el PCU jugó en esa unidad”. Un Partido que unos años antes, y después de un largo proceso de décadas, en el año 1966 también contribuyó, junto a otras corrientes ideológicas, a la unidad del movimiento sindical en la conformación de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT).

Un PCU que comprometió a sus mejores militantes en la lucha contra la dictadura de Terra en la década de los años 30 y en la historia reciente contra la dictadura fascista instaurada, bajo las alas del Plan Cóndor, formalmente en 1973 por Juan María Bordaberry, junto a sus aliados militares y civiles, pero que venía gestándose desde antes con las Medidas Prontas de Seguridad impuestas por el gran capital y su representante político, Jorge Pacheco Areco.

A lo largo de su historia el Partido pagó su lucha con miles de muertos y desaparecidos, a los que todavía se busca. Graciela Montes de Oca así lo recalcó en su discurso, “debemos recordar a quienes forjaron la lucha, a quienes cada vez que la historia lo requirió, cada vez que alguien atentó contra los derechos del pueblo, dieron su vida por defender los valores de la democracia y la libertad, en nuestro país y en otras fronteras, forjando internacionalismo”.

Un PCU comprometido con las luchas populares, allí donde se estén dando, las palabras del Che Guevara que Juan Castillo recordó en su oratoria son bien claras al respecto: “Por sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo, cualquier injusticia, cometida contra cualquiera, en cualquier parte de mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario”.

Eso es internacionalismo llevado a la práctica, las y los comunistas lo saben bien. “Luchando contra la dictadura de Gabriel Terra, como Julia Skorina; en manos de rompehuelgas, como María del Carmen Díaz; luchando en Nicaragua, como el Meme Altesor y Luis Alpuin, entre decenas de ejemplos que, no por tristes, dejan de ser muestras de heroísmo y de resistencia”, afirmó Graciela en su oratoria.

Un PCU comprometido, con sus raíces profundamente afirmadas en el pueblo, en su pasado, pero también en su presente, en la lucha por aquellas reivindicaciones inmediatas, pero también en el pienso para construir una perspectiva de emancipación social, horizonte de todo revolucionario y revolucionaria que se defina como tal.

Un compromiso con los uruguayos y las uruguayas que debe encontrar a un Partido más unido que nunca, fuerte, organizado para seguir enfrentando a una derecha cada vez más cínica y expoliadora. Una derecha que gobierna con mentiras estableciendo un ajuste neoliberal que exprime a las y los trabajadores al extremo de dejarlos sin trabajo. 

Una derecha que día tras día hace caso omiso al aumento de la desigualdad, con cifras escalofriantes que muestran un aumento de la pobreza infantil, mientras los salarios y las jubilaciones no se recuperan, mientras entregan la soberanía en manos de multinacionales, mientras aprueban una Rendición de Cuentas absolutamente insuficiente para afrontar una realidad que rompe los ojos. 

Una derecha que sabe mucho de atornillar a los cargos estatales a funcionarios de su confianza, varios de los cuales ni siquiera tienen currículum para las funciones por la que fueron designados, en medio de escándalos de corrupción de proporciones gigantescas, que dañan la credibilidad de la población en las instituciones democráticas y en la política misma. 

Una derecha que hace caso omiso al reclamo de las organizaciones sociales que se encargan de suplir al Estado brindando comida en las ollas populares. Una derecha que no escucha el reclamo de los docentes ante una reforma educativa que cercena derechos y bombardea la base de la educación pública. En fin, una derecha que gobierna para unos pocos, mientras las grandes mayorías son quienes pagan el ajuste con dinero de sus bolsillos.

“Un PCU comprometido con el futuro” se titula la presente edición, porque lo dice su historia, su presente y su futuro. También en su carácter antiimperialista, la solidaridad con los pueblos en lucha es parte de la génesis del Partido. La solidaridad con la revolución española cuando era atacada por las hordas fascistas, la solidaridad con los pueblos del mundo ante el embate del nazismo a principios y mediados el siglo XX, la solidaridad con Vietnam cuando fue atacada por el imperio yanqui, la solidaridad con los pueblos latinoamericanos ante las repetidas injerencias imperialistas en su soberanía.

Y hoy en día, más que nunca, la solidaridad con el pueblo palestino y por eso el llamado al alto el fuego en Palestina, el fin de la agresión y los bombardeos de Israel para así construir caminos hacia la Paz. Así lo expresó Castillo en su oratoria: “Reclamamos también que el gobierno uruguayo deje de una vez su alineamiento con los EEUU y aporte en la búsqueda de la paz y a parar la masacre en Gaza y Cisjordania”. La solidaridad con el hermano pueblo argentino que vivió una jornada electoral compleja que implicó un freno a la ultraderecha encarnada en Javier Milei, pero que implica muchos desafíos a futuro ante la segunda vuelta dentro de un mes.

Un PCU comprometido desde la raíz con el Frente Amplio, con su historia, con su unidad, con sus Comité de Base, y con su militancia. Allí está en marcha la discusión de las Bases Programáticas del Frente Amplio, en esa efervescencia que caracteriza a la fuerza política más importante de Uruguay, rumbo al Congreso en diciembre próximo. Allí también se definirán las candidaturas para las elecciones del 2024, para lo que el PCU definió su apoyo a Carolina Cosse, aunque la campaña, debe comenzar luego del Congreso del FA y de la aprobación de su programa.

Un PCU comprometido con un futuro donde la alegría no sea una quimera, construyendo un país mejor, solidario, donde los jóvenes no se tengan que ir del país, ya que son ellos, como dijo el secretario general de la UJC en el acto, Claudio Arbesún, quienes ven “todos los días a gurises que crecieron y jugaron al fútbol con nosotros que cuando no tienen una mano para salir adelante, quedan regalados al crimen organizado o en el peor de los casos se rinden cuando el dolor y el sufrimiento pueden más que las ganas de vivir y salir adelante, porque están solos”.

Por eso el PCU esta comprometido con el futuro, para que los jóvenes tengan un país dónde ser felices, eso es ser revolucionario y revolucionaria. Arbesún lo expresó así “los jóvenes comunistas tenemos un puñado de certezas que son muy fuertes: que nuestro Partido nunca estará en una sociedad que se sustenta en la desigualdad y del lado de los poderosos. En cada una de sus acciones estará en juego su voluntad de transformar la realidad para que la gente que trabaje viva dignamente y sea feliz, que siempre que haya trabajadores y haya una injusticia que combatir, estará presente y que mientras esté la esperanza habrá Partido” y ese es el compromiso asumido por los y las comunistas.

Hoy el PCU cumple 103 años en crecimiento. Viene de una gran votación en las elecciones nacionales de 2019, transformándose en la primera fuerza del FA en las internas de 2021, con presencia importante en los tres gobiernos departamentales frenteamplistas, en varios municipios, y, especialmente, con un crecimiento de organismos, afiliaciones y de vínculos con los más diversos sectores de nuestro pueblo. Eso también es compromiso, sobre todo desde su militancia que es, al fin y al cabo, la esencia de un partido que nace y es parte del pueblo trabajador.

El XXXII Congreso del PCU, definió con mucha claridad el objetivo central de la etapa. “El XXXII Congreso levanta la bandera de la esperanza, y hace un llamado a la unidad, a promover la lucha, a organizar la ofensiva popular que nos permita enfrentar la restauración conservadora, derrotarla, reconquistar el gobierno nacional para el pueblo con el Frente Amplio, con un bloque político y social de los cambios más fuerte, con más peso e incidencia, para avanzar en democracia hacia una democracia avanzada”, sostiene la declaración final.

Y de ese camino el PCU no se ha movido, hay que llevarlo a la práctica, con iniciativa y una gran responsabilidad por la unidad política y social del pueblo y de sus herramientas todos los días. Pero para levantar la utopía no basta con eso, hay que construir, militar y aportar en la práctica y en la teoría. La derecha está agazapada y en su interior están las clases dominantes que nos hacen vivir un presente perpetuo donde el futuro no existe, donde el cambio no es posible y ni siquiera es soñable. Por eso el PCU está comprometido con el futuro, porque nació para hacer posible la revolución.

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