Por Bruno Giometti
El Instituto Nacional de Estadística publicó el viernes pasado el dato de Indice Medio de Salarios correspondiente al mes de abril del corriente año.
El Indice Medio de Salarios se redujo en abril un 0,4% respecto al mes anterior. Adicionado a que en dicho mes se registró una inflación mensual del 2% tenemos entonces que en abril el salario real medio tuvo una caída de 2,4% respecto al mes anterior. Es decir, los trabajadores asalariados tomados en promedio tuvieron en ese mes una pérdida de poder de compra del orden de 2,4% respecto a marzo.
Si analizamos lo sucedido en el acumulado de los últimos 12 meses, la inflación se ubicó en 10,9% medida en abril respecto a abril del año anterior, mientras que el Indice Medio de Salarios tuvo un incremento de 7,6% en igual período. Esto lleva a que la pérdida de salario real haya sido 2,9% en este período de 12 meses, lo que contrasta fuertemente con los 15 años de crecimiento ininterrumpido del salario real en el período 2005-2019 (tomando el salario real promedio de cada año respecto al anterior). La caída interanual del salario real registrada en abril es, con distancia, la más importante desde los tiempos de la crisis de 2002.
Los datos con los que contamos indican que la clase trabajadora ya está pagando los costos de la crisis, con más desempleo y también con menores salarios de los que mantienen su empleo. Como ha propuesto el Frente Amplio y el movimiento popular, el Estado debería tomar acciones más decididas para asegurar los puestos de trabajo, evitar o al menos atenuar la caída del poder de compra de los trabajadores (que además son los principales consumidores para muchas ramas de la actividad económica) y otorgar una verdadera renta de emergencia a quienes no pueden trabajar en las condiciones actuales (como forma de paliar su situación desde el punto de vista social y también como mecanismo de reactivación económica).
No está bien que las crisis las paguen los trabajadores, que los costos de esta recaigan en mayor medida sobre los trabajadores que sobre cualquier otro sector social considerado en su conjunto, como sucedió en 1982 y en 2002. En estas crisis, el Producto Bruto Interno de la economía cayó, pero la masa salarial (que depende conjuntamente del empleo y del salario) cayó mucho más y además demoró más tiempo en recuperarse. Si se deja librado al mercado “resolver” la crisis seguramente la misma va a ser más larga y profunda, sumado a que tendremos a la salida una sociedad más desigual.
La inflación sigue en aumento
El día miércoles 3 de junio se publicó el Indice de Precios al Consumo (IPC) elaborado por el INE correspondiente al mes de mayo.
En una nota que publicamos hace alrededor de un mes, vimos que en el mes de abril la inflación había tenido un fuerte aumento, explicado básicamente por el incremento de precios en los alimentos y por el ajuste de tarifas realizado por el gobierno. Esto tuvo un fuerte impacto negativo en el salario real medido en abril, como vimos en los párrafos anteriores.
En mayo la inflación siguió acelerando su ritmo, aunque dicha aceleración fue más moderada que lo sucedido en abril. El aumento mensual de los precios en mayo fue de 0,57% lo que lleva a que el incremento interanual de la inflación (es decir en los últimos 12 meses a mayo) se ubique en 11,05%. Es el dato de incremento interanual de precios más alto desde octubre de 2003.
Al igual que en abril, son los alimentos y bebidas no alcohólicas el rubro con mayor incidencia en el crecimiento general de los precios en mayo. Del 0,57% de aumento mensual del conjunto de precios, casi la mitad (0,25 puntos porcentuales) se explica por el aumento de los alimentos. El resto de la inflación de se explica por incrementos de diversa importancia en los rubros que componen la canasta de consumo de bienes y servicios. El único rubro del IPC que tiene una baja en los precios en mayo es Educación fruto de las rebajas que se produjeron en las cuotas de la educación privada.
Si vemos el dato interanual, podemos apreciar que los alimentos tuvieron un incremento de un impactante 21% en el último año móvil. Es decir, en promedio los alimentos cuestan un 21% más en mayo de 2020 en comparación a mayo de 2019.
Esto genera una preocupación adicional dado que los hogares de menores ingresos son los que gastan mayor parte de su presupuesto en alimentos, por lo cual el incremento de los precios en ese rubro perjudica más intensamente a los hogares de ingresos más bajos.
En el dato de mayo que estamos comentando, aún no se aprecia de forma completa el efecto del acuerdo de precios realizado entre el gobierno y el sector comercial. Dicho acuerdo comenzó a regir a mediados del mes de mayo, por lo cual el dato de inflación de ese mes recoge a medias este efecto.
Cuando conozcamos el IPC de junio podremos evaluar de forma más completa el impacto del mencionado acuerdo.