Este 14 de Agosto miles de estudiantes salieron a la calle y, con su presencia, lo transformaron en un hecho político imposible de soslayar, aún para aquellos a los que la movilización y el protagonismo popular les produce urticaria.
El 14 de Agosto se ha transformado, por decisión de generaciones de estudiantes, en un día de peso en el calendario nacional. Es el día en que las y los estudiantes, junto al movimiento popular, recuerda a las y los mártires estudiantiles, que cayeron en defensa de la educación pública, de la libertad y, también, de la emancipación social.
Pero, este año, a ese peso histórico, de recordar y reivindicar un pasado de lucha y heroísmo, se le agregó, una vez más, la presencia rebelde, combativa y organizada de miles de muchachas y muchachos que reclamaron en la calle y a los gritos, como debe ser, que se los escuche, que tienen muchas cosas para decir sobre el presente y el futuro.
El primer hecho a destacar del 14 de Agosto fue la presencia multitudinaria de estudiantes que respondieron a la convocatoria del movimiento estudiantil y llenaron, 18 de Julio de primero, Avenida del Libertador luego y desbordaron la Plaza Mártires de Chicago. La masividad de la movilización es, sin duda, un aspecto relevante.
El segundo, es la dimensión nacional. La marcha en Montevideo, de la que participaron gremios estudiantiles del área metropolitana, fue de miles. Pero, siendo mucho, no fue la única movilización de este 14 de Agosto, ni mucho menos. Según informaron los distintos gremios estudiantiles, hubo acciones de movilización, de propaganda, actos, charlas, marchas, toques, en varios departamentos del país, estiman su cantidad en alrededor de un centenar. No es poco. Y tampoco es poco que el movimiento estudiantil mantenga la tendencia a tener, cada vez más, una expresión nacional.
El tercero, es la decisión, a través de todas estas iniciativas, de miles de muchachas y muchachos de identificarse con la historia del movimiento estudiantil, de sentirse parte de la misma. Eso vale mucho, más en una época en la que desde el poder, con la práctica social y la ideología hegemónica, quieren romper el vínculo histórico, pretenden hacernos vivir en un presente perpetuo, sin pasado en el que referenciarse y, sobre todo, sin futuro por el que pelear. Que miles de muchachas y muchachos asuman las luchas pasadas, las defiendan, las sientan como suyas, las continúen en el presente y las reivindiquen como un legado para construir un futuro, es decir, que tengan sentido histórico de los procesos sociales, nada más y nada menos, es un hecho de enorme relevancia. Es contra hegemonía cultural de la buena y construida por miles. La cara y el nombre de Líber Arce en una pancarta que reproducía un carné de boleto estudiantil gratuito es un hermoso ejemplo de lo que señalamos.
El cuarto, es que lo realizaron en unidad, juntando en cada lugar las diversas expresiones del movimiento estudiantil. No es sencillo. Hay organización gremial, con distintos grados de masividad y permanencia, en todas las ramas de la educación pública. En secundaria, en Montevideo y en varios departamentos del interior del país; en la UTU; en Formación en Educación, en el IPA, en Magisterio y en los CERP de todo el país, con la FEFEU; en la UTEC y por supuesto en la Universidad de la República, con la FEUU, que tiene 94 años y es la organización popular unitaria más antigua del Uruguay. Sintetizar en iniciativas unitarias esa diversidad, que tiene múltiples dimensiones, etaria, social, geográfica, de experiencia gremial, entre otras, no es una tarea simple. Este 14 de Agosto lo lograron.
El quinto, es que esa unidad propia la reivindicaron hacia el conjunto del movimiento popular. En las consignas, en los carteles, pero también en el trabajo conjunto con sindicatos, con Madres y Familiares de Desaparecidos, con FUCVAM, con las ollas populares, en la preparación del 14 de Agosto y en la militancia diaria. En el discurso y en la práctica las y los militantes estudiantiles de hoy se sienten y son parte del movimiento popular. Incorporan a su militancia una perspectiva general y unitaria. Desde el estrado, en la Plaza Mártires de Chicago, se expresó el respaldo “profundo” a la lucha de Madres y Familiares de Desaparecidos y se convocó al próximo paro del PIT-CNT.
El sexto, es que no se quedaron en la denuncia y en el reclamo, que ya de por sí importan, mostraron la madurez de su reflexión y la capacidad de proponer en planos más profundos, los programáticos. La reivindicación de la autonomía y el cogobierno en la Universidad y el reclamo de que este último se extienda a toda la educación pública; el cuestionamiento al rumbo mercantilista que pretende darle a la educación el gobierno de derecha y el planteo de una educación que las y los forme como personas, con pensamiento crítico y no solamente para el mercado laboral, son algunas expresiones de ello.
El séptimo, es la capacidad organizativa demostrada. Tanto en las actividades previas, como, especialmente, en la marcha realizada en Montevideo. Los llamados permanentes a cuidarse, a protestar, a expresarse, sin ningún tipo de cortapisas, pero organizados y organizadas. Y también lo consiguieron.
El octavo, es la reivindicación práctica de la acción colectiva como el camino para expresarse y transformar la realidad. En una época donde desde el poder, con la materialidad de la sociedad y también con la construcción de subjetividad, se promueven el individualismo, miles de formas de alienarse de la realidad y la necesidad de la expresión personal y particular por encima de todo, que miles de jóvenes levanten la acción colectiva como bandera, es muy relevante.
El noveno, es que lo hicieron a su manera, con sus formas de hacer, sentir y decir. Reivindicaron el pasado, los nombres, las ideas, la militancia, pero con sus formas. Y está muy bien. El movimiento estudiantil de hoy no tiene que parecerse al de antes, tiene que parecerse a los estudiantes de ahora, porque a ellos tiene que expresar, convocar, organizar y movilizar.
Por todas estas razones el movimiento estudiantil logró construir un gran 14 de Agosto. Todas y todos deberíamos tomar nota.
El gobierno de derecha y el poder para darse cuenta de que no la tienen fácil para ignorar esta fuerza que se expresó en las calles, que reclama que la escuchen. Para darse cuenta de que no se puede conducir la educación de espaldas a los docentes, a los funcionarios y a las y los estudiantes. También para no creerse su propio cuento de la falta de representatividad de los gremios estudiantiles. En las elecciones al Consejo de Formación en Educación del represente estudiantil, la FEFEU le dio una paliza a las listas partidarias, armadas y financiadas desde la derecha; igual que los sindicatos de la educación en la elección de los representantes en el CODICEN. En las elecciones universitarias, la FEUU hizo lo propio en el orden estudiantil. Y por si esto no bastara, este 14 de Agosto mostraron su representatividad y convocatoria en la calle.
Pero también debe tomar nota el movimiento popular, para escuchar, para aprender, para profundizar el vínculo unitario, para rodear, para tender la mano.
Este editorial no quiere transmitir ni un ápice de triunfalismo. En el propio discurso del 14 de Agosto se asumió el desafío de construir un “movimiento estudiantil más amplio y combativo”. Falta, y no poco, para lograr llegar, convocar y organizar a los cientos de miles de estudiantes que hoy tiene el Uruguay. Sí, cientos de miles, entre la UDELAR, Secundaria, la UTU, la UTEC y los Centros de Formación en Educación. Y esa es una tarea de todo el movimiento popular. Porque no hay transformación educativa democrática posible, ni avance democrático, ni emancipación social, sin un movimiento estudiantil masivo, organizado, unitario y combativo. De esa importancia es la tarea.
Pero hay cuadro jugando en la cancha. Este 14 de Agosto, miles de muchachas y muchachos lo dijeron en las calles, a toda voz. Fuerte y claro.