Por Líber Borroni
Este 2020 que termina pasará a la historia como el año de la pandemia por coronavirus. Sin embargo, mientras los pueblos que han construido alternativas de poder, como Cuba socialista y Venezuela bolivariana, han podido hacer frente a la situación sanitaria con relativo éxito, una vez más queda en evidencia que el capitalismo es un sistema incapaz de solucionar los problemas de la humanidad.
Es importante comprender que el nuevo coronavirus no sólo ha provocado el colapso de los «sistemas» de salud neoliberales, con casi dos millones de muertes por Covid-19 en un año.
También sirvió de pantalla para que las clases dominantes agudicen la opresión sobre la clase trabajadora y los pueblos. Esto se expresó en el aumento de la manipulación ideológica a través del terrorismo mediático. Y tras la emergencia sanitaria, se agudizó el control social, el estado policial y la crisis socioeconómica; millones de personas fueron despedidas de sus trabajos, millones cayeron nuevamente en situaciones de pobreza y miseria, mientras los aparatos represivos de los Estados intensificaron su violencia contra los pueblos.
Todo este escenario global, en mayor o menor medida, también tuvo su concreción en Uruguay.
Nuestro pueblo no sólo tuvo que enfrentar la pandemia, sino, sobre todo, ya empezó a sufrir las consecuencias de la política que lleva adelante el gobierno de la oligarquía. Y así como hubo lucha en Nuestra América, como en Chile, en Bolivia o en Guatemala, el movimiento popular uruguayo supo dar la pelea en defensa de sus derechos y conquistas.
Así las cosas, tenemos por delante un 2021 de continuación y profundización de esa lucha. De resistencia y de construcción de alternativas.
Sin duda la campaña pro Referéndum para derogar 133 artículos de la LUC va a marcar nuestro combate el año que viene. En el plano social va a significar una importante etapa de acumulación de fuerzas, y en el plano político el objetivo será desgastar al gobierno y golpearlo en una de las patas de su estrategia de ajuste y represión.
Pero también tenemos la celebración de los 50 años de la principal fuerza política del país, nuestro Frente Amplio. Celebración que nos va a encontrar militando y discutiendo críticamente hacia un nuevo Congreso del FA y hacia sus elecciones. Fortalecer nuestra fuerza política con participación, organización y elaboración programática es la principal tarea en el proceso que nos va a conducir a retomar el gobierno nacional, las mayorías parlamentarias y un protagonismo mayor en el tercer nivel de gobierno y el Interior del país. Para todo esto se necesitan miles, que discutan y que militen, que estén dispuestos a la disciplina y el compromiso de ser «obreros de la construcción de la patria del futuro.»
En este 2021 también vamos a tener la oportunidad de reflexionar sobre la Comuna de París, en su 150 aniversario. Ese primer intento del proletariado moderno de construir un Estado acorde a sus necesidades, que le permitiera dar el salto que nos planteaba el bicentenario Engels, del reino de la necesidad al reino de la libertad. Si es cierto que se aprende más de las derrotas que de las victorias, tendremos una oportunidad especial para debatir sobre cómo construir ese futuro de libertad y felicidad.
Para que los desafíos que tenemos por delante nos encuentren en unidad y con disposición a la lucha, para recordar y honrar a nuestro compañero Presidente Tabaré Vázquez, en este año que se cierra, es importante brindar y celebrar en familia, con los compañeros y compañeras del movimiento popular y la izquierda. Por un 2021 de resistencia y desarrollo de la política de nuevo tipo, la que tiene en el centro de sus preocupaciones al pueblo, la que el mismo pueblo está llamado a construir. ¡Salud!