El libro será presentado el 6 de setiembre en la sede del PIT-CNT
Victoria Alfaro
Guillermo Machado era un joven obrero de la construcción que el 16 de julio de 1989 se encontraba en la plaza Cipriano Miró, ubicada en la Unión de Montevideo. Debido a las razzias (detención de jóvenes al barrer) muy comunes en la época, fue detenido por la policía, y llevado a la Seccional 15, ubicada a pocas cuadras. De allí salió inconsciente hacia el Hospital Pasteur falleciendo pocos días después producto de la tortura a manos de la policía. Esta muerte provocó una gran movilización juvenil, del SUNCA y del PIT-CNT exigiendo el fin de las razzias.
En este marco, en su homenaje, el sábado 6 de septiembre se realizará la presentación del libro “Humanas Bestias” a las 18.00 horas en la sede del PIT-CNT.
EL POPULAR entrevistó a la autora del libro, Cecilia Machado, hija de Guillermo.
– ¿Cuáles son los objetivos de esta obra?
Este libro surgió en el 2016, allí empezamos a trabajar con Enrique “Toto” Nuñez en lo que sería el proyecto de este libro. Pensamos en como podíamos hacer para dejar una marca de memoria sobre el asesinato de Guillermo Machado. Allí surgió que lo mejor era entrevistar, para poder transformar la memoria. Los testigos que recuerdan y dejan una huella formando parte de la memoria histórica de nuestra identidad como sociedad registrándola. Lo que sucede es que muchas veces esas voces se pierden, la española Paloma Aguilar, dice que a veces nos damos cuenta de la importancia de los hechos cuando ya no tenemos a quien recurrir para que nos cuente. Y el tema de la memoria social es diferente a la memoria institucionalizada, ya que, si no se tienen los testigos, no hay ningún documento al que recurrir. La memoria institucionalizada está registrada, pero la memoria popular lo que tiene son testigos, son voces y si no las registramos, pasan los años y las personas se van muriendo, se pierden y quedan en el olvido. Por eso nos pusimos a trabajar. Lo hicimos a través de entrevistas a personas que conocieron a mi padre o vivieron el hecho y la época. Quiero recalcar que, si bien el libro es en la memoria de Machado, en si no es el foco ya que le pasó a él, pero podría haberle pasado a otra persona porque estaba dentro de una situación y una época muy compleja, donde había un decreto que permitía las razzias enmarcado en el primer gobierno democrático del Uruguay, elegido bajo determinadas circunstancias, con candidatos proscriptos. Por eso en el libro trabajamos con tres historiadores, así se puede entender de qué Uruguay estamos hablando. Después tenemos a los testigos que nos cuentan la época, lo que sucedió y lo que vivieron. Se trataba de un Uruguay con una pobreza muy compleja, con una violencia social muy triste. Lo que significaba la militancia, la falta de libertad, que hoy parece tan adquirida y parte de nuestra vida cotidiana, pero que, en aquella época, en los primeros años de Democracia no era tan fácil militar, porque, además había muchas carencias. Eso es lo que muestra el libro y por eso el objetivo de registrar y darle sonido a esas voces que están allí, pero que si no le damos ese impulso nadie las escucha. Por eso registrarlas es importante, contar lo que pasó con este joven. En este caso es mi padre a quien se le trunco la vida, de parte de una violencia institucionalizada basada en el prejuicio y en la apariencia, siempre estigmatizando y juzgando a los jóvenes pobres, como si el pobre tuviera la responsabilidad de haber nacido donde nació y tener las carencias que tiene. Es importante saber la historia para no repetirla, igual no es suficiente, porque si bastara sólo con eso estaríamos mejor. Es importante conocer de dónde venimos, entendiendo como se dieron las cosas tan injustas que vivimos, es que podemos transformar la sociedad. Ese es el objetivo del libro, acá no hay intención de enaltecer personas, porque ojalá no tuviéramos que escribir este libro. La intención es aprender como sociedad y que otros jóvenes, otros guillermos no tengan que pasar por ese sufrimiento que trastoco muchas vidas, porque se trató de una muerte injusta y violenta desde el poder de quienes deberían protegernos.
– ¿De dónde parte el nombre del libro?
Hay una ilustración que está en la etapa, que es una ilustración que realizó en el año 1989 Casacuberta, y salió en EL POPULAR, el pone “Son como bestias”. Cuando lo vi pensé en la razón que tuvo, y de ahí salió el título del libro: “Humanas bestias” y describe, no para juzgar a la persona que llevó adelante ese proceso que terminó con la muerte de mi padre, sino pensando cómo a veces llegamos a ser bestias. El ser humano está en el límite y la bestialidad que podemos llevar adelante o no está ahí y hay que tener mucho cuidado al respecto.
-Cuando se sueltan las bestias es difícil
Si y por eso el nombre, esa bestialidad está latente y ahí también tenemos la responsabilidad de la normativa que el poder lleva adelante. A veces somos los seres humanos en lugares de poder que nos convertimos en bestias, como en este caso la fuerza policial que llevó adelante una actitud agresiva que puede terminar en situaciones nefastas como la de mi padre. Existe también otra normativa que puede limitar eso, pero en este caso fue al revés, en vez de limitar habilitó la bestialidad. ¿Quién nos limita para ser la bestia? ¿La norma, nosotros la sociedad?
– ¿Alguna anécdota en particular que te haya impactado de los testimonios que recabaron?
Para tener en cuenta como una muerte tan injusta toca las vidas de las personas, me impactó pensar en Olga Pintos (hermana de Susana Pintos), que fue maestra de mi padre. La anécdota de ella es muy tierna, porque es ese vínculo de la maestra con el alumno. Lo conoció cuando era niño, nunca conoció al hombre adulto, sin embargo, ese vínculo fue trascendente, porque ella nunca se olvidó de ese alumno y lamentablemente, 25 años después, se entera por el informativo que su alumno murió violentamente, es así como ella asistió al velorio y entierro de mi padre. Para mi eso fue impresionante, el vínculo humano que contrasta con la violencia, una maestra que tuvo su alumno, que se imaginó un futuro totalmente distinto, porque le dijo a su alumno que tenía mucho para dar y cuando se entera de cómo le habían cortado la vida, ella quiso acompañar a esa familia que nunca había visto. Por otro lado, mi padre que dejó varios escritos y poemas, porque le gustaba escribir, que tampoco se olvidó de su maestra porque le escribió un poema a su hermana, Susana Pintos y a mi me puso Cecilia Olga, por su maestra Olga Pintos. El haberme encontrado con esa maestra que nunca conocí y que por ella llevo mi segundo nombre fue una experiencia iluminadora desde el amor. Una maestra que nunca más se olvidó de mi padre.
-Sin lugar fue una experiencia muy removedora y difícil para vos siendo su hija hacer este libro.
Si, fue como una terapia, un reencontrarme con mi padre y conmigo misma. Con ese pasado que en el día a día, a veces, no está tan presente. Mirar un poco hacia atrás te ayuda a entenderte y entender el mundo.