De acuerdo al último Informe de UNODC, se estima que cerca de 275 millones de personas consumieron drogas en todo el mundo en el curso del pasado año.
El Informe Mundial sobre las Drogas 2021, publicado la pasada jornada por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), agrega que, durante 2020, más de 36 millones de personas sufrieron trastornos producidos por el consumo de drogas.
En su resumen ejecutivo, el Informe resalta “que en los últimos 24 años la potencia del cannabis había aumentado hasta cuatro veces en algunas partes del mundo”, un dato que se expresa “cuando el porcentaje de adolescentes que percibían la droga como dañina disminuyó hasta en un 40%”.
«La menor percepción de los riesgos del consumo de drogas se ha relacionado con tasas más altas de consumo de drogas, y los hallazgos del Informe mundial sobre drogas 2021 de la UNODC destacan la necesidad de cerrar la brecha entre la percepción y la realidad para educar a los jóvenes y salvaguardar la salud pública», dijo el Ejecutivo de la UNODC. Director Ghada Waly, durante la presentación del documento, según consigna la página web del organismo internacional.
Para la entidad es necesario centralizar como tema para “el Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas” en 2021 debe ser “comparta información sobre las drogas. Salvar vidas”.
Un slogan que pretende resaltar “la importancia de fortalecer la base de evidencia y aumentar la conciencia pública, para que la comunidad internacional, los gobiernos, la sociedad civil, las familias y los jóvenes puedan tomar decisiones informadas, orientar mejor los esfuerzos para prevenir y tratar el consumo de drogas y hacer frente a las drogas en el mundo. desafíos «.
El reporte destaca que, “el porcentaje de Δ9-THC, el principal componente psicoactivo del cannabis, ha aumentado de alrededor del seis por ciento a más del 11 por ciento en Europa entre 2002 y 2019, y de alrededor del cuatro al 16 por ciento en el Estados Unidos entre 1995 y 2019, mientras que el porcentaje de adolescentes que percibían el cannabis como dañino se redujo en un 40% en los Estados Unidos y en un 25% en Europa”.
Durante el pasado año y en medio del curso de la pandemia, agrega la información de UNODC, “la mayoría de los países han informado de un aumento en el consumo de cannabis”.
En este sentido se resalta que, en encuestas realizadas “a profesionales de la salud en 77 países, el 42% afirmó que el consumo de cannabis había aumentado”, al tiempo que se observaba “un aumento en el uso no médico de medicamentos farmacéuticos” para el mismo marco temporal.
El Informe afirma que considerando “los cambios demográficos, las proyecciones actuales sugieren” que habrá “un aumento del 11% en el número de personas que consumen drogas en todo el mundo para 2030”, un aumento que será más marcado en el caso africano que se estima en el 40%, debido a contar con una mayoritaria “población joven y en rápido crecimiento”.
Las estimaciones mundiales, indican que, “alrededor del 5,5% de la población de entre 15 y 64 años ha consumido drogas al menos una vez en el último año, mientras que 36,3 millones de personas, o el 13% del número total de personas que consumen drogas, sufre de trastornos por consumo de drogas”.
En lo que se refiere al uso de drogas inyectables, el Informe estima que “más de 11 millones de personas se inyectan drogas, la mitad de las cuales viven con hepatitis C”, en este sentido, “los opioides siguen representando la mayor carga de morbilidad atribuida al consumo de drogas”.
En su caracterización de los mercados de drogas en la web oscura, surgidos hace una década, se reporta que sus ganancias actuales se ubican en “un valor de al menos 315 millones de dólares en ventas anuales”, una cifra que es “solo una fracción de las ventas totales de medicamentos, la tendencia es al alza con un aumento de cuatro veces entre 2011 y mediados de 2017 y de mediados de 2017 a 2020”.
“Es probable que la rápida innovación tecnológica”, se continúa describiendo, “combinada con la agilidad y adaptabilidad de quienes utilizan nuevas plataformas para vender medicamentos y otras sustancias, dé paso a un mercado globalizado en el que todos los medicamentos estén más disponibles y accesibles en todas partes”.
Se trata de un fenómeno que, “podría desencadenar cambios acelerados en los patrones de uso de drogas y tener implicaciones para la salud pública”, resalta el Informe.
En su acápite relativo al mercado de las drogas, la conclusión más relevante es que este “se recupera y cambia”.
“Los mercados de drogas han reanudado rápidamente sus operaciones después de la interrupción inicial al inicio de la pandemia; un estallido que ha desencadenado o acelerado ciertas dinámicas de tráfico preexistentes en el mercado mundial de drogas”.
Se constatan así: “envíos cada vez más grandes de drogas ilícitas, un aumento en la frecuencia de las rutas terrestres y fluviales utilizadas para el tráfico, un mayor uso de aviones privados para el tráfico de drogas y un aumento en el uso de métodos sin contacto para realizar entregas. medicamentos a los consumidores finales”.
Durante la pandemia, se ha podido constatar la capacidad de resistencia de los mercados de drogas, los cuales han “demostrado una vez más la capacidad de los traficantes para adaptarse rápidamente a entornos y circunstancias cambiantes”.
El Informe resalta “que las cadenas de suministro de cocaína a Europa se están diversificando, haciendo bajar los precios”, provocando un aumento de la calidad “y, por tanto, amenazando a Europa con una mayor expansión del mercado de la cocaína”, se valora que ello traerá aparejado una ampliación en “el daño potencial causado por la droga en la región”.
Durante el período 2013-2019, el número de nuevas sustancias psicoactivas (NSP) que emergen en el mercado mundial se redujo de 163 en 2013 a 71 en 2019, un dato que, de acuerdo al informe, “refleja las tendencias en América del Norte, Europa y Asia”.
La pandemia, reafirma el Informe, “ha impulsado la innovación y la adaptación en los servicios de prevención y tratamiento de drogas a través de modelos más flexibles de prestación de servicios”. En concordancia con ello, “muchos países han introducido o ampliado los servicios de telemedicina debido a la pandemia, lo que para los consumidores de drogas significa que los trabajadores de la salud ahora pueden ofrecer asesoramiento o evaluaciones iniciales por teléfono y utilizar sistemas electrónicos para recetar sustancias controladas”.
El Informe reconoce que “el impacto del COVID-19 en los desafíos relacionados con las drogas aún no se conoce por completo”, pero “el análisis sugiere que la pandemia ha traído dificultades económicas cada vez mayores que probablemente hagan que el cultivo de drogas ilícitas sea más atractivo para las comunidades rurales frágiles”, sobre todo porque “el impacto social de la pandemia (…) impulsa un aumento de la desigualdad, la pobreza y las condiciones de salud mental, especialmente entre las poblaciones que ya son vulnerables”, hechos estos que para la agencia de Naciones Unidas “representan factores que podrían empujar a más personas a consumir drogas”.