Inseguridad alimentaria en dos barrios montevideanos

Un estudio realizado por la Escuela de Nutrición, la Facultad de Ciencias Sociales, la Facultad de Ciencias Económicas y Administración y el Programa Integral Metropolitano de la Universidad de la República , titulado “Seguridad alimentaria y nutricional en hogares con adolescentes al noreste de Montevideo”, documentó cómo en los hogares con adolescentes de los barrios Bella Italia y Punta de Rieles de Montevideo se manifiestan altos indicadores que evidencian “inseguridad alimentaria”.

Según publicó el portal web de la Universidad de la República, los datos de la investigación permiten afirmar que estos indicadores de “inseguridad alimentaria” son significativamente superiores al promedio de todo el país.

El estudio desarrollado desde fines de 2022 y principios de 2023, tuvo como población objetivo a los adolescentes de 12 a 17 años que residían en Bella Italia y Punta de Rieles.

Sobresalen dentro de los datos de la investigación que el 73,4% de los hogares estudiados pertenecía a un nivel socioeconómico bajo y que cerca del 40% de , los mismos “recibió canastas de alimentos, comida preparada o asistió a comedores tanto del Estado como de organizaciones sociales”.

“El 29,3% de los adolescentes”, se reseña por el portal de UdelaR, “acudía a comedor escolar o recibía beca cantina a través de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP)”.

Para los investigadores lo más alarmante de los datos radica en “del total de hogares un 39,7% presenta inseguridad alimentaria moderada o grave”.

Del conjunto de entrevistas realizadas para el estudio sobresalen los relatos que describen “la incertidumbre respecto a contar con alimentos para los/as integrantes del hogar”.

Esta situación, se agrega, genera “angustia y estrés, conduciendo a estructurar la planificación económica y familiar en función de este objetivo”.

Los entrevistados describieron, además, las estrategias que desarrollan “para aprovechar y articular todas las fuentes de recursos disponibles (transferencias económicas estatales, comedores escolares, ollas y merenderos populares, trabajo asalariado y comercialización de productos, consumo de alimentos desechados, producción de alimentos en el hogar, etc.)”.

Los relatos de los vecinos entrevistados resaltan “el papel predominante de las mujeres en el trabajo doméstico de reproducción de la vida”, así como “la priorización de los/as niños/as pequeños/as” que se realiza ante la situación de escasez que los lleva también a “la reducción de la ingesta y la elección de alimentos que sacian, proveen energía y sabor en detrimento de aquellos con mayor valor nutricional”.

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