La derecha busca apropiarse de una lucha transformadora para inmovilzarla.
El feminismo a lo largo y ancho del mundo ha pasado por diversos procesos en al menos los últimos 100 años (si lo entendemos desde una mirada integradora con los sucesos políticos, económicos y sociales que rodean a las poblaciones de los diferentes territorios). Esto ha llevado a una gran ramificación de diferentes feminismos que conocemos actualmente. En ellos, cada mujer y disidencia busca construir la lucha feminista desde sus espacios, vivencias, opresiones y preocupaciones. Algunos ejemplos son el afrofeminismo, ecofeminismo, feminismo decolonial, transfeminismo, entre otros.
Nuestro país no ha quedado atrás ni al márgen en estos procesos, y de hecho, el Movimiento Feminista en Uruguay da cuenta de una diversificación importante. Es más, hace unos días a través de redes sociales se difundió una nueva mirada encabezada por una de las senadoras de la República, Graciela Bianchi, proclamada como Feminismo racional.
A la lectora o lector distraído, que leyó esto mientras pasaba páginas pensando en que se olvidó de colgar la ropa, puede pasarle inadvertido. Pero si se detienen un segundo, si nos ponemos a digerir ese titular, aparecen preguntas: ¿Qué se supone que es el Feminismo racional? ¿El feminismo en sí no es racional ya? ¿Hay algún feminismo por fuera de la racionalidad? ¿Cómo Graciela pasó de apalear y “desmitificar” el feminismo a promover una corriente?
Si bien nosotras tampoco entendemos mucho al respecto (ya que no hemos encontrado ningún texto o libro que hable sobre este tema, ni hemos logrado acceder a alguna argumentación de su exponente), queremos desmenuzar un poco el asunto y poner algunas ideas sobre la mesa.
El feminismo es una respuesta subversiva y emancipadora a un sistema patriarcal, capitalista y racista que nos golpea diariamente desde alguna de sus aristas. Es importante aclarar que el feminismo no solo lucha por la igualdad de derechos, sino que también por la libertad, superando los sistemas opresivos de raza, clase y género para el 99% de la población mundial.
Por otro lado, conocemos a esta distinguida senadora por ser una de las encabezadoras del “nuevo” herrerismo en nuestro país. Si comprendemos al herrerismo como una de las caras más conservadoras de la derecha y a la propia derecha como una apuesta al sostenimiento del status quo, a mantener las estructuras desiguales, podríamos encontrar una gran contradicción (Error 404).
Ahora bien, seguimos sin entender de qué proviene el “feminismo racional”, pero si entendemos a la derecha y recordamos como su dirigencia ha repetido el “no me representa, en absoluto» y dado la disputa contra la ideología de género. También sabemos que bajo este gobierno la Ley de Violencia Basada en Género (N° 19580) se ha desfinanciado drásticamente, el Sistema de Cuidados se ha desmantelado, las mujeres hoy son las que sufren mayor el desempleo en nuestro país y conocemos que la pobreza en Uruguay tiene cara de infancias y mujeres, sobretodo jóvenes. El liberalismo actual asume una igualdad de derechos que no se ha cumplido jamás y supone que las relaciones económicas terminarán por ajustarse eficientemente según la ley de la oferta y la demanda, mientras seguimos siendo atacadas por las históricas opresiones, a la espera de que el mercado se ajuste solo.
Feminista en casa tranqui
Podemos suponer que la precandidata nacionalista, Laura Raffo, cuando se dice feminista habla de este “feminismo racional”. El feminismo que no interpela, que no cuestiona. Su feminismo es racional, porque el feminismo movilizado son las “locas”. Por eso, considera que es “patético” el paro del 8 de marzo, para ella la igualdad de derechos ya existe, porque no sufre las peores violencias de este sistema. Para ella es “lamentable” la movilización de las mujeres, porque su feminismo es discursivo, es una etiqueta que se pone porque para ella ser feminista está de moda.
Ella hace sus planteos con buen tono, con las formas correctas de las damas. Ella es una feminista funcional, perdón, fue el autocorrector, es una feminista racional.
Entonces, ¿Estas son las características del feminismo racional? Un feminismo cómodo, vacío de contenido, que no promueva la revolución social; donde las mujeres trabajadoras, racializadas, jóvenes, siguen siendo las más perjudicadas. Un feminismo que no quiera cambiarlo todo, ni cambiar la realidad de millones de personas. ¿Dónde está lo revolucionario del feminismo dentro de esta idea?
La derecha históricamente ha buscado desarticular todo tipo de acción colectiva que busque cambiar los orígenes de este mundo desigual, hoy encontró una grieta en donde camuflarse y tender su bandera. El objetivo es captar y vaciar de contenido el movimiento, dejando de lado el eje central que tiene una génesis completamente revolucionaria, que apunta a la transformación de la sociedad en su conjunto.
El feminismo es práctica y teoría buscando interpelar constantemente, si este se adapta a una lógica opresiva, carecería de sentido. Es importante poder responder ¿Qué tipo de feminismo queremos construir? Para nosotras la respuesta es un feminismo motor de la transformación social.
Nuestro feminismo incomoda mucho, porque estamos cuestionando todo. Es un feminismo que está en las calles, y en los barrios. Crece en las redes solidarias, ahí en las ollas, en huertas comunitarias, en el acompañamiento mutuo cuando nos obstaculizan el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo. Es el apoyo y la contención cuando la justicia ningunea las denuncias de violencia.
Nuestro feminismo avanza, cuando más compañeros reconocen sus privilegios, se los cuestionan y los rechazan. Deconstruimos lo aprendido, y buscamos reconstruirnos en colectivo. Nuestro feminismo es colectivo, porque no hay transformación posible si solo buscamos beneficios individuales. Por eso nuestro feminismo es el de los pies en el barro, y no los techos de cristal.
No es lamentable el paro del 8M, lo lamentable es tener que parar. Porque nuestras vidas no son daños colaterales, porque las leyes que tantas luchas nos llevaron necesitan recursos, porque el Estado nos abandona. Paramos, porque ya está: NI UN DERECHO MENOS.
Marcha por el Día Internacional de la Mujer en la av. 18 de Julio en Montevideo el año pasado. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.