Por Juan Carlos Alurralde (*)
Conjuntamente el cruento golpe de estado perpetrado por las oligarquías cruceñas en complicidad con la OEA y los partidos de derecha bolivianos en noviembre de 2019, se diseñó un modelo discursivo que pretendió condenar la gestión del gobierno mas importante de la historia boliviana en relación a la lucha contra la pobreza, la inclusión de los pueblos indígenas, la redistribución de los ingresos, la defensa de los derechos sociales, políticos y culturales y que después de muchas décadas no solo otorgó estabilidad, soberanía y dignidad al pueblo boliviano sino que logró crear el Estado Plurinacional de Bolivia.
El modelo discursivo de condena fue viabilizado a través de una corporación mediática al servicio de las oligarquías, así como a través de redes sociales y centenas de troles que buscaron mostrar que una mayoría de la sociedad boliviana estaba en contra del proyecto político del MAS y condenaba la gestión de sus 14 años de gobierno.
Esta campaña, sin embargo, solo produjo un auto convencimiento de la propia oligarquía y de parte de las clases medias urbanas que estaban convencidos que un 70% de la población jamás volvería a votar por el MAS. De igual manera la derecha se equivocó torpemente al pensar que si se destruía la imagen del líder histórico del proceso, Evo Morales, también se destruiría el propio Movimiento al Socialismo o que este se dividiría indefectiblemente.
Sin embargo, nada de eso ocurrió, la conciencia del pueblo boliviano permitió claramente identificar la inmensa campaña de intrigas, mentiras y engaños con la que se pretendía desarticular a los movimientos sociales y favorecer a los intereses imperiales, agroindustriales y neoliberales del país.
El pueblo boliviano claramente identificó las decenas de casos de corrupción y nepotismo del gobierno de facto, la intervención de los poderes del Estado, la persecución política, la confiscación de medios de comunicación populares, las masacres, la inestabilidad, la ineficiencia, la pésima administración de la economía cuya caída recayó nuevamente en la gente más humilde.
Los resultados aplastantes a favor del MAS de la última elección nos dejan una serie de lecciones significativas: El Movimiento al Socialismo no es un proyecto político basado en el culto a un único líder como la derecha pretendió hacer creer, todo lo contrario, los resultados de las ultimas elecciones alcanzan cifras mayores aun a los alcanzados en octubre 2019.
La utilización del miedo y del odio en las campañas políticas de la derecha simplemente ahondaron los temores de la pérdida del Estado de derecho en las poblaciones indígenas y organizaciones sociales, así como los decretos a favor de la producción transgénica, destrucción de bosques, agronegocios, exportaciones no reguladas, que favorecen exclusivamente a las elites cruceñas.
El pueblo boliviano tiene una profunda vocación democrática y pacifista que se demuestra en el hecho que no cayó en las amenazas y provocaciones de la derecha y al contrario rescató el gobierno para el pueblo a través de las urnas y de su revolución democrática y cultural.
Los resultados muestran claramente que el pueblo boliviano no ha dudado en otorgar una nueva oportunidad al gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca para enmendar los errores pasados a través de una autocrítica necesaria y constructiva al accionar tradicional de la izquierda y a sus estrategias de acaparamiento del poder, como muestra de ello en el discurso de cierre de campaña, David Choquehuanca se comprometió frente al Pueblo Boliviano a que nunca más el poder se concentraría en pocas manos.
Finalmente. los resultados de la última elección nos traen un aire fresco de esperanza, de justicia y de energías renovadas que nos permitan seguir luchando por la integración y la liberación de nuestros pueblos a nivel continental, los bolivianos esperamos ansiosamente que esta victoria anime e inspire a las luchas de los hermanos ecuatorianos, chilenos, brasileños, colombianos y uruguayos entre tantos otros.
(*) Viceministro de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia de 2011 al 2017. Es Ingeniero especialista en Recursos Hídricos con maestría en la
Universidad Católica de Leuven. Diplomado en Gestión Campesina de Sistemas de Riego, Universidad Mayor de San Simón – Centro de Estudios Superiores Universitarios, Programa Nacional de Riego, Cochabamba – Bolivia.