López Obrador en la inauguración de la cumbre de la CELAC. Foto CELAC.

La espada de Bolívar

Por Rony Corbo

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en su discurso inaugural de la XXI cumbre de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con motivo de celebrarse el 238 aniversario del natalicio de Simón Bolívar, movió el tablero político regional al plantear superar la Organización de Estados Americanos (OEA).

López Obrador hizo un amplio recorrido por la biografía de Simón Bolívar, en su lucha por lograr la unidad e independencia del continente. “En 1819 entra triunfante a Bogotá y poco después se expide la ley fundamental de la República de Colombia. Este gran Estado, la gran Colombia, creación del Libertador, comprendía las actuales repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá”, dijo el mandatario mexicano.
“No todo fue fácil. Perdió batallas, enfrentó traiciones y, como en todo movimiento trasformador o revolucionario, aparecieron las divisiones internas, que pueden llegar a ser hasta más dañinas que las contiendas contra los verdaderos adversarios”, dijo.
López Obrador rescató el pensamiento de Bolívar, de unir a los nuevos estados independientes de América Latina contra la injerencia extranjera y lo trajo al presente, atacando la doctrina del neomonroeísmo, que ha buscado y busca establecer a América Latina y el Caribe como un protectorado de los Estados Unidos.
El presidente mexicano propuso directamente la sustitución de la OEA y crear un organismo “semejante a la Unión Europea”, que no sea “lacayo de nadie”.
El mandatario mexicano alentó a las y los representantes de 33 países de la CELAC a construir “algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, nuestra realidad y nuestras identidades”.
“Washington nunca ha dejado de realizar operaciones abiertas o encubiertas contra los países independientes situados al sur del río Bravo”, dijo el mandatario mexicano, por lo que admitió que la integración en América Latina y el Caribe es compleja y “requiere de una nueva visión política y económica”.
Convocó a la “cooperación para el desarrollo y bienestar” en América Latina y el Caribe, “es ya inaceptable la política de los últimos dos siglos de los Estados Unidos caracterizada por invasiones para poner o quitar gobernantes al antojo de la superpotencia; digamos adiós a las imposiciones, a las injerencias, las sanciones, las exclusiones y los bloqueos” remató.

Cuba patrimonio de la humanidad

Resaltó que en nuestra región solo existe un país al que el imperialismo norteamericano no ha podido subordinarlo a sus intereses en décadas. “Solo un caso especial, el de Cuba, el país que durante más de medio siglo ha hecho valer su independencia, enfrentando políticamente a los Estados Unidos. Podemos estar de acuerdo o no con la Revolución cubana, pero el haber resistido 62 años sin sometimiento, es toda una hazaña», dijo López Obrador.
Sobre las movilizaciones sociales recientes en distintas ciudades de la isla, AMLO dijo que la situación se debe resolver entre los cubanos, sin injerencias externas, y propuso que “por su lucha en defensa de la soberanía de su país, el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad y esa isla merece ser considerada como la nueva Numancia por su ejemplo de resistencia”, además que debería ser declarada “patrimonio de la humanidad”.
“Lo aquí planteado puede parecer una utopía; sin embargo, debe considerarse que, sin el horizonte de los ideales, no se llega a ningún lado y que, en consecuencia, vale la pena intentarlo. Mantengamos vivo el sueño de Bolívar” de la integración soberana e independiente culminó López Obrador.

México: la OEA está agotada

El planteo del presidente mexicano generó una cadena de repercusiones en el continente. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, al dirigirse a la cumbre, pidió un minuto de silencio por la muerte del presidente de Haití, Jovenel Moïse. Luego llamó la atención sobre la primera república latinoamericana en lograr la independencia del colonialismo, que lucha hoy por consolidar su soberanía frente a la intervención de la ONU, la OEA y Estados Unidos. Esta situación “marca el fracaso del panamericanismo monroeísta para abordar las aspiraciones de democracia e independencia de Haití”, señaló.
“La OEA hoy está agotada; la forma de actuación injerencista no es consensuada, provoca divisiones que colocan a unos contra otros; ya no tiene acuerdos y estamos entrando al siglo XXI, en el que se deben dejar atrás las políticas del pasado”, insistió Ebrard.
“La idea de México y otros países del hemisferio es contar con un organismo menos burocrático y asimétrico, que no sea dirigido por una especie de pelele de los caprichos de Washington, además sin sede en esa ciudad: que sea rotatorio”, abundó.
El presidente Luis Arce de Bolivia, cuya nación hace apenas dos años sufrió un golpe de estado orquestado por la OEA, respaldó la sugerencia de AMLO.
El 29 de julio, el presidente argentino Alberto Fernández dijo que la OEA “ha dejado de ser un organismo que trabaja y sirve a América Latina” por lo que es necesario “crear un nuevo organismo que sea expresión de la región”.

Cuba: las maniobras y la solidaridad

Como muestra práctica de este debate, el 28 de julio se informó que una sesión especial de la OEA, convocada por Uruguay en la figura del embajador Washington Abdala, como presidente pro tempore y orquestada por los Estados Unidos y Luis Almagro para discutir la «situación» en Cuba, fue cancelada después de que el rechazo de una gran cantidad de países la hiciera inviable. La exposición política del Uruguay en su nueva condición de “mandadero” de los Estados Unidos es una afrenta a la tradición diplomática de nuestro país.
Con la nueva administración de Biden, existía la expectativa de que Washington reanudaría la doctrina del “poder blando” de Obama hacia América Latina y el Caribe. Pero Biden no ha derogado ni una sola de las 240 disposiciones de fortalecimiento del bloqueo contra Cuba instrumentadas por Trump.
Estados Unidos volvió a recibir otra paliza diplomática en la ONU, 184 países votaron a favor de poner fin al embargo contra Cuba, el rechazo de Estados Unidos e Israel y la abstención de Brasil, Colombia y Ucrania. Esta votación se viene produciendo hace 29 años, consecutivamente.
Al posicionarse a la derecha de Trump en la política hemisférica, Biden ha provocado la indignación de los “progresistas” que esperaban un cambio con los demócratas en la Casa Blanca y ha aumentado los sentimientos bolivarianos de “integración soberana” en todo el hemisferio.
Mientras Estados Unidos aumenta la presión sobre Cuba, México, Nicaragua, Bolivia, y Rusia están enviando alimentos y suministros médicos rompiendo en los hechos el bloqueo norteamericano. Lo propio ha hecho Vietnam.
Cuba firmó además con China, un nuevo acuerdo de cooperación económica, cuyas cifras no fueron divulgadas, pero trascendió que cuando entre en vigor será el mayor programa de ayuda económica externa recibido por Cuba desde la caída de la Unión Soviética, en 1991, por lo que resta esperar un aumento de la agresividad imperial de los Estados Unidos hacia la mayor de las Antillas.
Redoblar nuestra solidaridad con Cuba y con los pueblos agredidos por el imperialismo norteamericano y trabajar para propinar un golpe al gobierno aliado de Uruguay derogando la LUC, y derrotando la restauración neoliberal en la perspectiva de ganar las elecciones con el FA y el movimiento popular en 2024, es la tarea de la etapa, para sumar la patria de Artigas, a la de Bolívar, Sucre, San Martín, Morelos, Martí y demás héroes continentales a la segunda y definitiva independencia de la América Nuestra.

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