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La paradoja de la carne

Por Eduardo Lorier

Vergüenza nacional: importamos carne para abasto interno y, ahora, también se intenta importar en pie para faenar. No tenemos carne para exportar a China todo lo que demanda y apenas cumplimos con la Cuota Hilton para la Unión Europea. Mientras tanto, una firma brasileña cierra sus puertas en Canelones y seguramente exporte desde sus plantas en Brasil a China. Pero, eso sí, antes habíamos exportado cientos de miles de cabezas de ganado en pie.

Nunca quisimos discutir la creación de un Complejo Agro-pesquero Industrial, no sólo de capital estatal, sino también cooperativo de productores y, si hubiera interesados, de capital extranjero, en una mixtura que impidiera su burocratización y le permitiera actuar de ente testigo.

No hemos razonado que tenemos una enorme riqueza y potencial productivo en nuestro rodeo de vacas de cría, un medio de producción que produce medios de producción, o sea, terneras que continuarán el ciclo.

Ahí debemos meter ciencia y tecnología e inversiones, para mejorar nuestras magras cifras de procreo y los problemas de entore con animales que (en muchos casos) no reúnen las condiciones genéticas ni sanitarias adecuadas. ¿Cuánto podríamos aprovechar nuestro enorme potencial, hoy inexplotado? Y sobre todo, permitir que se nos queden en la campaña los productores familiares y sus hijos, sin amontonarse en villas, pueblos y ciudades, como históricamente ha venido sucediendo.

Y debemos premiar cada parición con un pequeño beneficio fiscal a los productores criadores familiares, pequeños y medianos. Está claro que luego no podemos dejarlos en manos de los frigoríficos e invernadores o simples especuladores para que ante la mayor oferta les rebajen el precio a la ternerada.

Por eso un frigorífico, moderno, mediano, ágil, sin burocracia, para defender -como ente testigo- el precio de los/as terneros/as y cerrar un ciclo virtuoso que no requiera exportar ganado en pie, no por obligación, sino porque no convenga, y para que el resto de los frigoríficos tengan ganado para faenar y abastecer la exportación a China, que se mantendrá por mucho tiempo y también el abasto local.

Parece una paradoja, pero la mejor defensa al núcleo de frigoríficos coludidos, que hoy están a media máquina o cerrados, es un frigorífico nacional, para que al contenerlos en su voracidad de ganancias cortoplacistas, impida la mengua del rodeo de cría, la gran riqueza nacional, que los deja sin materia prima para faenar.

Compañeros/as, no podemos dejar al arbitrio del «mercado», nuestra principal riqueza nacional, el primer rubro exportable desde los orígenes de la Banda Oriental, rubro que nos deja una importante renta diferencial internacional, base de la riqueza del país

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