20220713/ Daniel Rodriguez - adhocFOTOS/ URUGUAY/ MONTEVIDEO/ TORRE EJECUTIVA/ Luis Lacalle Pou durante una conferencia por TLC con China en la Torre Ejecutiva, Montevideo. En la foto: Luis Lacalle Pou durante una conferencia por TLC con China en la Torre Ejecutiva, Montevideo. Foto: Daniel Rodriguez /adhocFOTOS

La política exterior multicolor: Alineamiento a EEUU e Israel

Rony Corbo

Una de las frases preferidas del actual presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou fue que los gobiernos del Frente Amplio en política internacional habían sido excesivamente “ideológicos” cercanos a los gobiernos de izquierda, no desarrollando una política de Estado en materia de política exterior.

La realidad muestra que el gobierno que él encabeza lo fue todavía más, transformándose en un socio incondicional del imperialismo norteamericano e israelí y pretendiendo asumir ribetes de líder regional; tal es así que el diario El País califica la política exterior del Uruguay de “doctrina Lacalle Pou”.

Para no dejar dudas sobre su alineamiento desde su asunción, el gobierno uruguayo no invitó a la asunción presidencial a los mandatarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua por supuestamente ser responsables de violaciones a los Derechos Humanos.

Sin embargo, invitó a la designada presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, hoy encarcelada por protagonizar un golpe de Estado y violar los Derechos Humanos. También se alió incondicionalmente con el ex presidente de Colombia, Iván Duque, otro de los principales violadores de los DDHH en esta región.

El ex canciller Ernesto Talvi intentó mantener las políticas de integración a la región y al mundo. Hubo cierta continuidad en cargos claves de cancillería, se continuó con la búsqueda de ampliar los mercados y de mejorar las condiciones de acceso a los mismos.

Las conversaciones entre Lacalle Pou y el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, la confrontación con el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, y el respaldo al candidato estadounidense para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone propuesta por Donald Trump, determinaron la salida del ex canciller Talvi, que había adquirido una proyección pública importante durante la pandemia, con el operativo para el regreso de uruguayos al país y el episodio del barco Greg Mortimer. 

Con esta acción Lacalle Pou descabezó de entrada una posible recuperación del Partido Colorado y tomó desde la Torre Ejecutiva el mando de la política exterior.

Designado Federico Bustillo en lugar de Talvi, viajó de inmediato a Washington a una reunión con el Secretario de Estado de Trump, Michael Pompeo. Ya había ganado Joe Biden y designado a Antony Blinken como futuro Secretario de Estado, pero no lo visitó.

El apoyo a la reelección de Luis Almagro como secretario general en la OEA fue una clara señal de la incondicionalidad de Lacalle Pou a los mandatos de la Casa Blanca. Esto dejó claro el rumbo que marcó el propio presidente: de subordinación a los EEUU.

El gobierno de Lacalle Pou también se ha aliado incondicionalmente al estado de Israel, votando todas las propuestas en las Naciones Unidas contra el interés palestino.  

Lo que si cambió desde su asunción hace tres años fue la situación regional. Solo le queda su amigo: Guillermo Lasso en Ecuador, el cual recientemente recibió una dura derrota electoral en los comicios municipales.

Lacalle Pou visitó a Sebastián Piñera para despedirlo y no se reunió con Gabriel Boric que recién había sido electo como presidente de Chile.

Despidió a Duque en Colombia y no se reunió con Gustavo Petro, que también ya había sido electo presiente. 

Visitó a Boris Johnson,  premier británico quien fue casi en el acto destituido de su cargo.

En síntesis, el presidente Lacalle Pou tiene más despedidas que los “Asaltantes con Patente”.

Uruguay caballo de Troya de la integración regional

En 2021 Lacalle Pou fue a México a la VI Cumbre CELAC, que contó con la asistencia de 17 mandatarios. Se enfrenó al cubano Miguel Diaz Canel y no fue recibido por el presidente anfitrión Andrés Manuel López Obrador.

El gran anuncio de la política exterior fue una flexibilización del Mercosur (que cada uno negocie por su parte para poder lograr un acuerdo de Libre Comercio con China).

Se anunció, que el comienzo de las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China sería durante la pandemia. Luego en el 2021, después en el primer semestre del 2022. Un nuevo anuncio señaló a partir de julio del 2022 redefinirían el calendario de negociaciones. Finalmente se asumió que la firma sería antes del 31 de diciembre del ese año, el 2022. Estamos en el post Carnaval y no han comenzado las negociaciones. Dicho sea de paso, el negociador uruguayo del TLC con China pasó a la embajada de Alemania.

Para coronar el 2022, una semana antes de la cumbre del MERCOSUR, Uruguay anunció su intención de ingresar al Acuerdo Transpacífico. La respuesta de Argentina, Brasil y Paraguay fue el rechazo a la intención «unilateral» de Uruguay de negociar su ingreso al Acuerdo Transpacífico. En términos futbolísticos nos comimos una “goleada de local”

El caso del narcotraficante uruguayo que estaba preso en Dubái por entrar con pasaporte falso paraguayo y quedó libre gracias a que recibió un pasaporte uruguayo, con participación de la cancillería, costó el cargo a Carolina Ache, la vicecanciller.

Para concluir basta solo decir que no hemos firmado un solo acuerdo comercial en lo que va del período del actual gobierno. Solo algún acuerdo parcial, favorable a los malla oro para la colocación de carne y soja.

La frutilla de la torta es que perdimos el juicio por Aratirí, cuyo asesor es el Director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Isaac Alfie. Cerra y vamos.

Foto de portada:

Francisco Bustillo y Luis Lacalle Pou en conferencia de prensa. Foto: Daniel Rodríguez /adhocFOTOS.

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