Fernando Pereira (*)
En estos días aparecen otras voces a nivel global, como la del Papa Francisco, que en un documento dirigido a las organizaciones populares manifiesta: “pienso en las personas, sobre todo mujeres, que multiplican el pan en los comedores comunitarios cocinando con dos cebollas y un paquete de arroz un delicioso guiso para cientos de niños…”. En Uruguay diversas organizaciones sociales, barriales, clubes y sindicatos, están haciendo esta tarea solidaria a lo largo de todo el país, sin otro afán de protagonismo que servir un plato de comida para el que no está pasando bien.
Prosigue el Papa Francisco: “Los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los constructores, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado. Ustedes, trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un salario estable para resistir este momento… y las cuarentenas se les hacen insoportables. Tal vez sea el tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan, capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos».
Se parece mucho a la propuesta de renta de emergencia que el PIT-CNT junto a la Intersocial, le hicimos llegar al presidente Lacalle y que debería tener el apoyo de los líderes de la Iglesia en nuestro país, en la lógica de “ningún trabajador sin derechos”.
En otro orden, la premio Nobel de economía, Esther Duflo, recomendó realizar transferencias para frenar el contagio del Covid-19, planteando: “No hay intercambio en los países pobres entre ayudar a las personas a mantenerse económicamente y mejorar las condiciones de salud; los dos tienen que ir de la mano. Porque si no puedes asegurarle a la gente que podrán comer en el futuro, será imposible que se queden en casa”, según recoge El Periódico.
Prestigiosos académicos del mundo están planteando políticas de asistencia económica para los sectores con mayor debilidad y eso no los transforma en detractores ni en divisionistas, muy por el contrario, se trata de fortalecer el interés compartido del bienestar para los sectores más afectados.
Generar la división es no permitir la disidencia, los matices e incluso las diferencias que conviven dentro de la sociedad son nuestra principal fortaleza.
Estos son tiempos de reflexión profunda, tal vez sea un momento en el que hacer pronósticos sea irresponsable, probablemente cada pocos días tengamos que adecuar nuestra táctica a las diferentes circunstancias que se produzcan, más de una vez entraremos en contradicciones.
En lo que no podemos equivocarnos es en qué lugar del mostrador nos vamos a ubicar, y eso es la defensa de nuestros compañeros que están en el seguro de desempleo para que vuelvan a su puesto de trabajo, el empleo para los uruguayos y uruguayas, la exigencia que aquellos hogares que se quedaron sin ingresos tengan una renta de emergencia, que se fijen los precios de la canasta sanitaria y de alimentos, construir tarifas con beneficios para los hogares con mayor dificultad.
También y en el medio de esta campaña debemos cuestionar la Ley de Urgente Consideración por su forma y contenido.
Por su forma, porque leyes de esta naturaleza son de escasa calidad democrática, en tanto en pocas semanas hay que analizar más de 502 artículos, con dificultades para tener un debate profundo, sin escuchar debidamente a las organizaciones de la sociedad. Tal cual lo consigna el Instituto de Ciencia política de la Facultad de Ciencias Sociales de la UDELAR.
Por su contenido porque afecta a las empresas públicas (ANCAP y ANTEL), los funcionarios públicos, la educación, la seguridad pública, la inclusión financiera y muchos otros temas, que desde nuestro punto de vista se constituyen en un gran retroceso.
A esta circunstancia debe sumarse, que dicha Ley se tratará en el medio de una pandemia, en la cual la movilización social tendrá severas dificultades para expresarse.
En este marco hay que analizar múltiples estrategias, para garantizar la mayor unidad de los trabajadores y del pueblo, y tenemos que colocar la mayor energía para potenciar esa gran Intersocial que al día de hoy cuenta con más de 30 organizaciones y a las que se siguen sumando más día a día, del resultado de este trabajo unitario, dependerá mucho el cómo será la mañana siguiente.
Por eso el PIT-CNT, con el objetivo central de la pública felicidad, de ser el escudo de los más humildes, como lo ha sido el movimiento sindical a lo largo de toda su historia, planteará estos reclamos y estos caminos este 1º de Mayo.
Este 1º de Mayo se cumplen 130 años de que lo conmemoramos en Uruguay, en forma ininterrumpida. Desde la primera vez que fue convocada una huelga mundial para homenajear a los Mártires de Chicago, en un ya lejano 1890, las y los trabajadores uruguayos nos movilizamos y hacemos oír nuestra voz. En cualquier circunstancia, en democracia y en dictadura, en la calle o en los espacios que podíamos construir para burlar la censura y la represión.
Por todo lo dicho antes, y atendiendo la situación de Emergencia Sanitaria, solicitamos al gobierno el uso de la cadena nacional. Se nos negó. Entendemos que es una medida equivocada y que no ayuda al clima de diálogo y de encontrar caminos ante esta emergencia. Es un retroceso con respecto a estos últimos 15 años, objetivo.
Pero no nos quedamos en la queja, este 1º de Mayo, en todo el país, repetiremos que “Lo urgente es la solidaridad” y vamos a intentar que cada casa sea la plaza y hacer la cadena entre todas y todos.
Contamos con EL POPULAR para ese esfuerzo. Felicitaciones por estos 500 números, un abrazo a todas y todos los que los hicieron posibles, los simbolizo en el querido Camilo Wuhl.
(*) Presidente del PIT-CNT.