Auspiciada por la Fundación Disenso, radicada en España, el documento pretende constituirse en una suerte de declaración de principios “En defensa de la libertad y la democracia en la iberoesfera”.
Con semejante título, los firmantes de la misma afirman que “más de 700 millones de personas forman parte de la Iberosfera, una comunidad de naciones libres y soberanas que comparten una arraigada herencia cultural y cuentan con un gran potencial económico y geopolítico para abordar el futuro”.
Pero esta Iberosfera, que al decir de sus adeptos que “tiene todas las condiciones para ser una región de libertad, prosperidad e igualdad ante la ley”, “no está sometida a ningún tipo determinismo histórico”.
No toda la Iberosfera, se encuentra en igual situación señalan, “una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos, bajo el paraguas de Cuba e iniciativas como el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, que se infiltran en los centros de poder para imponer su agenda ideológica”.
Y para ratificar su profundo raigambre anticomunista agregan, “la amenaza no se circunscribe exclusivamente a los países que sufren el yugo totalitario. El proyecto ideológico y criminal que está subyugando las libertades y derechos de las naciones tiene como objetivo introducirse en otros países y continentes con la finalidad de desestabilizar las democracias liberales y el Estado de Derecho”.
Lo anterior no guarda ninguna novedad, es la pobre y clásica afirmación de la existencia de un “plan mundial del comunismo”.
Por ello y en defensa de “las libertades” que tal plan “amenaza”, los firmantes afirman, usando una muy vieja y desgastada retórica que:
“El avance del comunismo supone una seria amenaza para la prosperidad y el desarrollo de nuestras naciones, así como para las libertades y los derechos de nuestros compatriotas”, que “el Estado de Derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada son elementos esenciales que garantizan el buen funcionamiento de nuestras sociedades, por lo que deben ser especialmente protegidos frente a aquellos que tratan de socavarlos”, en correspondencia con estos “argumentos”, “la defensa de nuestras libertades es una tarea que compete no solo al ámbito político, sino también a las instituciones, la sociedad civil, los medios de comunicación, la academia, etc.”.
Finalmente, se autoproclaman como los paladines de la defensa del futuro de los países de la Iberosfera, un futuro “basado en el respeto a la democracia, los derechos humanos, el pluralismo, la dignidad humana y la justicia”, por el cual los firmantes “expresan su compromiso de trabajar conjuntamente en la defensa de estos valores y principios”.
La Carta de Madrid, cuenta con la adhesión de poco más de un centenar de personajes procedentes de países como Argentina, Bolivia, Perú, Venezuela, México, Brasil, Paraguay, Cuba y Estados Unidos, por solo mencionar los más numerosos.
Destacan entre los firmantes, ex ministros de Janine Yáñez, la usurpadora boliviana, como Arturo Murillo, varios diputados por el PRO (Argentina), Eduardo Bolsonaro, Diputado Federal por el Estado de São Paulo (Brasil), Francisco Tudela, Exvicepresidente y Exministro de Relaciones Exteriores del Perú, José Antonio Kast, Presidente del Partido Republicano de Chile, entre otros.
De nuestro país, solo aparecen dos firmantes, ellos son Pablo Viana, quien firma como diputado Nacional de Uruguay y perteneciente al sector del sartorismo “Todo por el Pueblo” del partido Nacional y Pedro Isern, director ejecutivo de CESCOS.
Este último, miembro activo de CADAL, una organización que “promueve las libertades en América Latina y Europa”, con fuertes compromisos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en lo que al desarrollo de actividades “culturales” se refiere.
CADAL, organiza de forma sistemática, actividades de claro propósito desestabilizador en los países donde opera bajo la aparente actividad de entidad generadoras de “tanques de pensamiento”, un eufemismo “académico” que funciona como cobertura para la diseminación de los planes operativos de la CIA y el Departamento de Estado en sus oficios de control, identificación, reclutamiento de agentes y hegemonía ideológica.
No se trata del único uruguayo miembro de CADAL, Isern comparte tal membresía con, por ejemplo, el “analista político” Adolfo Garcé, hermano del actual director de la Secretaría de Inteligencia uruguaya y con el recientemente nombrado como coordinador de programas informativos de canal 10, el “periodista” Nelson Fernández, un personaje que supo, años ha, representar la oficina de CADAL en Montevideo, en los tiempos que esta operaba en Ciudad Vieja.
Pablo Viana, por su parte, no comparte con los anteriores, el mismo “linaje”.
Su “entrada” en la política uruguaya ha sido calificada en algún momento por sus propios correligionarios, como la de “un paracaidista”.
En efecto, hace pocos meses y en ocasión de la derrota de Trump en las pasadas elecciones, “el paracaidista” de la política uruguaya, había afirmado, vía Twitter en solitaria compañía con el pastor Márquez, que se había producido un fraude en las mismas.
Ese 8 de noviembre, Viana escribió en su cuenta personal de Twitter: «Preocupa el fraude en Estados Unidos». Rudy Giuliani, el abogado de Donald Trump, «ha sido categórico. A este momento la Casa Blanca no tiene sucesor. El Rule of Law puesto a prueba».
Las críticas no se hicieron esperar y desde “tiendas amigas”, la afirmación de Viana fue respondida con dureza por Matías Stagnari, militante de la agrupación Generación de la lista Aire Fresco (Partido Nacional), quien criticó en Twitter al representante sartorista cuando escribió: «Esto es lo que sucede cuando se les permite a ciertos paracaidistas presentarse a una campaña, dentro de un partido. Dejan estos clavos. Incoherencias por todos lados, en solitario, por suerte».
Viana tiene una “profunda” vocación de derecha, al conocerse los resultados de las elecciones de Madrid, retuiteó con regocijo lo publicado por Free Foundation “El triunfo de ayer es una gran lección de Díaz Ayuso y Vox para los líderes de occidente: en la lucha por la Libertad, los políticos deben perder el miedo a decir abiertamente que la batalla es contra el socialismo. Comunismo o Libertad, no hay punto medio”.
Y para afianzar sus “pertenencias” ideológicas citó un tweet de Francisco Sánchez Bandera de Argentina que decía “La extrema izquierda ayer fue derrotada en Madrid, pero hoy siguen destruyendo Colombia, como antes lo hicieron en Chile, Venezuela, Perú, Ecuador y por supuesto, Argentina. A esos ataques coordinados, hay que responder con una derecha unida en Iberoamérica”.
La Carta de Madrid tiene la firma de estos dos “ilustres” uruguayos, uno que siempre sabe a quién se afilia y otro que se coloca “cualquier paracaídas” y “desembarca” allí donde le resulta fácil hacerlo.