El gobierno de Javier Milei resolvió retirar el grupo de cuatro militares de la Fuerza de Paz Provisional de las Naciones Unidas (ONU) para el Líbano (UNIFIL).
La decisión del Ejecutivo argentino ha sido considerada como parte de una política exterior de alineación a Tel Aviv lo que ha derivado en una postura que complejiza sus relaciones con el escenario internacional.
La UNIFIL creada en 1978 por el Consejo de Seguridad de la ONU, es una Misión de Paz que tiene como objetivo central la contención de los conflictos en el sur del Líbano luego de la primera incursión militar de Israel en el territorio.
Desde su constitución, recuerda la revista Escenario Mundial, “la fuerza ha contado desde entonces con la participación de diversos países, entre ellos Italia, Francia, España, China e India, quienes aportan la mayor cantidad de efectivos para monitorear el cese de hostilidades entre Israel y el grupo Hezbollah”.
Dicha Misión ha cobrado recientemente visibilidad mundial, tras una serie de incidentes generados por acciones militares israelíes.
Los ataques a la Misión, calificados como “escandalosos”, han despertado el rechazo internacional denunciándose que los mismos constituyen una violación de las normativas internacionales.
La participación de Argentina en la UNIFIL se concretó en 2022 a través de un acuerdo con el gobierno de España, en momentos que el país sudamericano era gobernado por Alberto Fernández.
El retiro del personal argentino de la UNIFIL ha sido considerado como un hecho no menor por parte de un país que ha participado en un total de 17 misiones de mantenimiento de la paz en el mundo, entre las que se encuentran las instaladas en Chipre, Sahara Occidental, República Centroafricana, India, Pakistán, Colombia y, hasta su reciente retiro en el Líbano.
El retiro del contingente en UNIFIL, afirma la revista especializada en política internacional, “sugiere una posible redefinición de las prioridades de Argentina en su política exterior y de defensa, centrada en fortalecer relaciones bilaterales estratégicas y en seleccionar sus compromisos de manera más específica”
La retirada argentina de la UNIFIL se produce tras el recambio en la Cancillería, luego de la remoción de Diana Mondino y su reemplazo por el embajador en Washington, Gerardo Werthein, quien tras asumir el cargo dio inicio al “trabajo de limpieza ideológica” ordenado por Milei en el organismo argentino de política exterior.