Gonzalo Perera
En 1969, el grupo folclórico “Los Nocheros”, editó en el sello Phillips, el disco “Disculpe”. El tema musical que daba nombre al disco, se transformó en una suerte de himno de la dictadura, al punto que en uno de sus delirantes decretos, el gobierno dictatorial estableció la obligación, para todas las emisoras radiales, de poner al aire dicha composición cada dos horas. Los uruguayos escuchamos hasta el hartazgo ese “Disculpe”, hasta que el último fin de semana de noviembre de 1980, una clara mayoría de nuestro pueblo le dijo a la Dictadura que NO la disculpaba. Ni por el hambre, ni por la precarización laboral, ni por la represión, ni por las torturas, ni por las desapariciones, ni por los crímenes, ni por su cipayismo, ni por el abuso permanente de la propaganda oficial.
Nuestro gobierno actual por momentos parece haber olvidado esa lección. Ha instalado una presión muy fuerte sobre los medios de comunicación y los periodistas. Las famosas “llamadas gubernamentales” para manifestar disconformidad con la labor de algún periodista, que durante los gobiernos del FA desaparecieron, están de nuevo entre nosotros. Es increíblemente autoritario, pues se trata de un gobierno en cuyo núcleo están las familias propietarias de los grandes medios hegemónicos, que operan como una suerte de agencia de propaganda gubernamental, de manera descarada. Pero, el apetito autocrático gubernamental es tal, que eso no alcanza y pretende que todo lo que se diga sean flores y piropos, complacencia y alcahuetería. A las presiones en su momento ejercidas sobre Canal 10, que le costaran su cargo en Subrayado al periodista Eduardo Preve, han seguido en los últimos tiempos, una muy particular guerra contra TV CIUDAD, a la que se le acusa de proselitismo frenteamplista.
Los aprietes del gobierno
“Cree el ladrón que todos son de su condición”, reza el viejo y sabio dicho. Para la derecha que concibe la prensa como un perrito faldero, es inconcebible que un medio pueda funcionar de manera crítica y sin mordazas. Muy intencionalmente olvidan que durante 15 años los medios hegemónicos serrucharon el piso frenéticamente de los gobiernos del FA, con particular ensañamiento sobre algunos referentes y nadie llamó, nadie presionó, nadie hizo nada para “cobrarla”. Ni el FA, ni la intendenta de Montevideo, ni TV CIUDAD tienen que mostrar credenciales de nada: hace mucho que las vienen mostrando diariamente y son absolutamente democráticas, cosa difícil de asimilar para la derecha pituca y autoritaria que nos gobierna.
¿Alguien se imagina al ministro Heber aguantando el 5% de las críticas que le cayeron encima a Eduardo Bonomi? Obviamente, alguna crítica podía tener razón de ser, justamente una gran diferencia entre la derecha y nosotros, es que no consideramos que la crítica sea un pecado que amerite reprimenda. Pero la tormenta mediática que soportó Bonomi, sería interesante ver si el ministro Heber la aguanta durante tres días, nada más.
Pese a esos antecedentes, cuando se reunió con la Intendenta Carolina Cosse, nuestro primer surfista se permitió “cancherear” a TV CIUDAD, invitándolos a preguntar primero “por ser locales”. Muy gracioso, viniendo de quien juega de local en el 95% de los medios de comunicación y en todos los de mayor difusión.
Pero el Secretario Alvaro Delgado fue mucho más lejos, cuando, tras terminar una entrevista en la que una pregunta de una periodista de TV CIUDAD lo incomodó (y que los hechos posteriores mostraron su absoluta pertinencia), la increpó diciéndole que “no lo provocara al pedo” y que “la mandaron”. Para tratar de arreglar semejante patinada en los hielos de la prepotencia, Delgado dijo que fue “fuera de cámaras”, que se había “equivocado”, que “todos nos equivocamos”, pidió “disculpas” y a otra cosa.
Como es realmente de antología, vayamos por partes. En primer lugar, es sumamente creativo el atenuar la gravedad de la presión de un gobernante hacia un periodista manifestando que fue “en off”, fuera de cámaras. Siguiendo esa lógica, mientras no se esté filmando, a un periodista se le puede llamar por teléfono, caerle en la casa, o cualquier otra forma de “apriete”. Un genio de las relaciones humanas respetuosas y de la convivencia democrática el Secretario, nunca se me hubiera ocurrido semejante dislate.
Pero después, sacó una guitarra de Los Nocheros y se mandó su “Disculpe”, rematándola con que todos los humanos nos equivocamos. Naturalmente, también todos los seres humanos somos mortales, el agua moja y el fuego quema. Otra genialidad de Delgado.
Equivocarse tiene límites
Sin embargo, hay un error muy profundo en el razonamiento de Delgado. Todos nos equivocamos, pero muchos no pretendemos amedrentar periodistas, no pedimos la cabeza de un laburante de los medios, no censuramos a la prensa, no confundimos periodismo con propaganda oficialista, no le faltamos el respeto a un medio, ni a sus trabajadores. Porque lo que hizo el Sr. Delgado, que se dice liberal, con su comentario a una trabajadora de la prensa, es lisa y llanamente un apriete, una agresión a la libertad de expresión y al ejercicio responsable y crítico de la comunicación social. Y eso lo hace él y su banda, no todos. Queda más que claro que es así, puesto que en 15 años de gobiernos del FA, pese a las críticas despiadadas y no pocas manipulaciones informativas de los medios hegemónicos para mellar a nuestra fuerza política, no hubo absolutamente nada mínimamente parecido al gesto prepotente y autoritario del Sr. Delgado. Todos nos equivocamos por supuesto, pero adoctrinar o amordazar la prensa como pretendió el secretario, muchos uruguayos ni lo hicimos, ni lo hacemos, ni lo haremos nunca.
Pero además, pedir disculpas y hacer de cuenta que no pasó nada, es una nueva falta de respeto que agrava la inicial. Entendámonos, en un partido de fútbol se pide disculpas por un choque involuntario, pero no por un planchazo en las costillas: en tal caso, tarjeta roja y que te disculpe tu abuela. Y viniendo desde la segunda línea de jerarquía del gobierno nacional y dirigido a una persona cuyo laburo es preguntar, el comentario de Delgado es tan violento como un planchazo en las costillas.
Este jueves 15 de setiembre el Uruguay está diciendo “basta, ya no se aguanta”. No se aguanta la desigualdad, horadar los bolsillos de los trabajadores para atiborrar las cuentas bancarias de los malla oro. No se aguanta la soberbia que destroza la Educación Pública desde proyectos unipersonales, no se aguanta que se dinamiten las empresas públicas y se las ponga al servicio de empresas privadas nacionales de nefasta trayectoria o de multinacionales. No se aguanta la vertiginosa escalada de homicidios y la ineptitud absoluta del ministro que teme poner armas policiales pesadas en la frontera, por estar seguro que se las quedarán las bandas criminales. No se aguanta más los que regalan puertos, regalan fibra óptica, regalan pasaportes. No se aguanta más el narco-Uruguay, donde un narcotraficante mayor es ciudadano VIP y los trabajadores o estudiantes organizados son tratados como delincuentes. Pero tampoco se aguanta la desigualdad a la hora de acceder a los micrófonos y las cámaras, y la prepotencia para tratar a los trabajadores que simplemente cumplen su función.
Por eso, como hiciera la mayoría del pueblo uruguayo en noviembre de 1980, ante la versión Delgado del “Disculpe” de Los Nocheros interpretada tras sus exabruptos camorreros, solo cabe decir que NO se disculpa. Entienda el lugar que ocupa y actúe en consecuencia.
Foto de portada:
Alvaro Delgado y Luis Lacalle Pou durante la campaña electoral. Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS