20160901/Pablo Vignali/ URUGUAY/ MONTEVIDEO/ Actividead Mujeres de Negro en la explanada de la Intendencia. Mujeres de Negro es un colectivo internacional de mujeres pacifistas. En la foto: Actividad Mujeres de Negro. Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS día jueves adhocFOTOS

Nosotras, un daño colateral

Luego de años de cuestionar la ley de violencia basada en género, la derecha presentó modificaciones regresivas

UJC

Llegó el momento. Luego de esperar por años, de ir plantando de a poco dudas, de hacer afirmaciones sin sustento. Llegó el momento. Apareció el caso que les sirvió para justificar las modificaciones a la ley de violencia basada en género.

La aprobación de la ley de violencia basada en género fue un hito importante en la protección de la vida de las mujeres uruguayas, en que el Estado asume el compromiso y la responsabilidad de velar por el bienestar íntegro de las mujeres, ya que se entiende el marco estructural de una sociedad en la que los derechos elementales de las mujeres (también de las niñas, niños y adolescentes), corren riesgo. La existencia de esta ley da determinadas garantías, pero al nunca haber recibido la financiación necesaria para su completa aplicación, no hemos visto realmente el alcance que tiene.

Obvio que si hablamos de garantizarle derechos a poblaciones vulneradas, la derecha estuvo en contra. Y si además hablamos de garantizarles derechos a las mujeres, el nivel argumentativo cae estrepitosamente, y las volteretas retóricas que usan parecen un chiste. Y aunque a veces nos riamos (para no llorar), la realidad es que ese discurso, por más incoherente y falaz que sea, es peligroso, y en este caso atenta directamente contra la vida de nuestras mujeres.

Trabajo de hormiga

Si bien el rechazo y las mentiras entorno a esta ley (así como a cualquier acción en la que hablamos de la desigualdad estructural de género), se dio desde que se presentó, con la asunción de este gobierno fueron creciendo las voces que la cuestionaban. Con cada caso de violencia de género que tuvo repercusión mediática, se debatió sobre ella, se cuestionó su existencia y que realmente estuviera cumpliendo su cometido. Claramente, la principal razón por la cual no funciona todo lo bien que debería es que nunca recibió los recursos necesarios, de parte de ningún gobierno (sí, Frente Amplio, te estoy mirando a vos), pero a la derecha no le importa realmente la razón (aunque la sepan muy bien), y a lo largo de los años han ido desparramando distintas mentiras.

Este trabajo, paso a paso, de ir de a poco sembrando dudas, insistiendo con aseveraciones para que de tanto repetirlas se empiecen a creer, es el terreno preparado para hacerle modificaciones a esta ley, desproteger a las mujeres, y que la reacción a esto sea la menor y más desorganizada posible. Pero además, necesitaban el factor determinante, ese caso particular que les permitiera usar de ejemplo de lo negativo de la ley. Oh casualidad, vino de sus propias filas.

Hay una cuestión central que le critican a la ley, y que todos los expertos se cansaron de desmentir, y es que se atenta contra el principio de inocencia de los hombres denunciados. Esto no es así, y por supuesto que lo saben. Pero se basan en las medidas cautelares que se colocan de forma automática cuando uno es denunciado; en general, distanciamiento y no poder entrar en contacto con la denunciante, y para los casos más graves tobillera y custodia policial (para la denunciante). Esto no es un dictamen judicial, ni mucho menos. Estas medidas no indican culpabilidad. Son medidas de protección para las víctimas. Porque el objetivo de la ley no es atacar a los hombres, es proteger la vida de las mujeres.

El otro gran cuestionamiento es la reparación económica a las víctimas, esto sí se da en la sentencia judicial, si son encontrados culpables, y no es para todos los casos. ¿La estrategia de la derecha? Cuestionarlo mediante la comparación con otros delitos. Esto, que también los expertos le refutan, es un sinsentido que niega la diferencia que existe entre los delitos, y  también el impacto en la vida de las víctimas, en su salud física y psicológica, en su desarrollo personal y profesional. La reparación económica para víctimas de abuso sexual, y otro delitos de esa índole, es algo que existe en la legislación de muchos países, porque se reconoce, científicamente, el impacto de estos delitos en la vida de quienes lo sufren.

Las modificaciones que se proponen, con diferentes proyectos de ley presentados en los últimos meses, desamparan a las mujeres, y protegen a los posibles victimarios. Son una nueva forma de desalentar a que las mujeres denuncien. No buscan legislar para la mayoría, sino en base a ese ínfimo porcentaje de “denuncias falsas”.

Llegados a este punto, se hace necesario una aclaración: es importante entender que los expertos del derecho de nuestro país consideran a esta una buena ley. A diferencia de lo que quieren instalar, esta ley no es un invento sin sentido de las feministas feminazis resentidas.

Justicia no es venganza

Como decíamos, el objetivo de esta ley es proteger la vida de las mujeres, de ahí la importancia de dotarla de recursos para que cumpla su papel preventivo. Si queremos realmente que no haya más femicidios, el Estado debe actuar antes de que sucedan.

Está comprobado que el aumento de penas no funciona para prevenir ningún delito, y este caso no es la excepción. Por eso no es que queremos que la cárcel se llene de femicidas, queremos que no existan femicidios. La lucha es por prevenirlos, es por proteger la vida de las mujeres, no vengar sus muertes.

Sí, obvio, buscamos que exista justicia cuando se comete un delito de esta índole (aunque el Estado sigue fallando ahí también), pero cuando exigimos que se cumpla la ley hablamos de que el Estado cumpla con su rol de protección de nuestras vidas y nuestra integridad.

Nuestras vidas valen menos hoy que el 29 de febrero del 2020. Lo sabíamos desde antes, claro está, pero por las dudas el presidente lo dejó más claro aún cuando dijo que la violencia de género que sufren miles de mujeres en nuestro país, era un “daño colateral” en la pandemia.

El problema no son las denuncias falsas, el problema no es que hacen falta penas más duras, el problema es que nuestras vidas no les importan. Estuvieron cuatro años instalando mentiras, preparando en el sentido común de la sociedad un escenario irreal, hasta encontrar el momento perfecto para desamparar a las mujeres uruguayas.

Si decimos ni una mujer menos, ni una muerte más, y realmente queremos que sea así, hoy hay que defender la ley de violencia basada en género, y el año que viene, darle los recursos necesarios para implementarla completamente.

Foto

 Actividad de Mujeres de Negro. Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS.

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