Las cárceles de Atlanta que han sido descritas negativamente por sus condiciones de detención, han visto en los últimos días una serie de cambios dirigidos a poner en marcha un nuevo sistema de vigilancia sobre los prisioneros.
Según el portal Wired, en algunas de estas prisiones del condado de Fulton, en Atlanta, los prisioneros “duermen en el suelo en bandejas de plástico”.
Allí, se describe, “las puertas de las celdas cuelgan de las bisagras y en algunas zonas hay charcos de agua en el suelo”.
Ante esa situación se han propuesto una serie de medidas y para ello se han otorgado fondos que permitan solucionar estos problemas.
Dentro de estas medidas, informa el portal, se encuentra la decisión de la oficina del sheriff del condado de Fulton, a caro de la gestión de varias cárceles de Atlanta, de poner en marcha un “nuevo sistema de vigilancia que permite realizar un seguimiento preciso de los reclusos”.
En correspondencia con ello, se afirma, “en todas las cárceles de la región se están empotrando cientos de sensores en las paredes”. Que “mediante radiofrecuencias, se comunican con pulseras que se entregan a los reclusos”.
El sistema, ha sido creado por la empresa Talitrix, con sede en Georgia y permite realizar el seguimiento de “los latidos del corazón de un preso”, así como “determinar su ubicación cada 30 segundos y crear imágenes en 3D que muestran quién entra en contacto con quién”.
De acuerdo a WIRED la oficina del sheriff del condado de Fulton y Talitrix afirmaron que dicho sistema sería útil en aquellas prisiones “con escasez de personal”, permitiendo que su gestión “sea más eficientes” y contribuyendo “a aumentar la seguridad general” en las mismas.
Los impulsores del sistema de monitoreo afirman “que el monitoreo del ritmo cardíaco puede alertar al personal de posibles problemas de salud o intentos de suicidio de un recluso”, sin embargo, los críticos del mismo denuncian “que las tecnologías de monitoreo someten a los reclusos a más vigilancia” y dejan sin abordar los “problemas más profundos del sistema de justicia penal”.
Desde 2021 la empresa Talitrix comezó a trabajar con la Oficina del Sheriff del Condado de Fulton y de acuerdo a la documentación a la que accedió WIRED, se procederá a instalar 750 sensores (a un costo de 350 dólares cada uno) que se estrían colocando por toda la prisión.
De igual forma se suministrarán 1,000 pulseras (de 130 dólares cada una).
“El uso del software”, se añade tiene un costo de cientos de miles de dólares cada año y el plan es que unos 450 reclusos lleven las pulseras.
Aunque en los últimos años se ha visto incrementado el uso de tecnologías de vigilancia en los sistemas de justicia penal y de inmigración, los críticos de su uso han remarcado que estos sistemas de tecnología discriminan y se equivocan.
Ellos “son propensos a errores y no están probados o producen resultados imprecisos en personas con tonos de piel más oscuros”, se resalta por parte de WIRED, que vaticina como muy probable que se produzca una expansión de estos sistemas de vigilancia en todo Estados Unidos.
Ello se debe, se añade, a la forma en que se percibe y considera a la tecnología como una solución rápida que, en el caso de las prisiones se ve estimulado ya que de acuerdo al “mosaico de leyes de privacidad vigentes a nivel estatal, no es probable que existan orientaciones y barreras para proteger los datos de las personas”.
“Cuando se trata de las personas afectadas por el sistema de justicia penal y de las que se encuentran en las cárceles, existe la suposición implícita de que sus derechos no importan», afirmó el especialista Turner Lee.
A pesar de la expansión del uso de la tecnología en las prisiones, los expertos consideran que ello no solucionará las problemáticas que en ellas se presentan ya que lo que se precisa son soluciones humanas y “cambios en las políticas y programas que aborden los problemas del sistema judicial”.