El sábado 30 los sindicatos y los gremios estudiantiles de la Enseñanza Pública les dieron una paliza memorable a las listas fogoneadas por el gobierno y los partidos de derecha en las elecciones para la representación docente en el CODICEN, las Asambleas Técnico Docentes y el Consejo de Formación en Educación.
Las listas al CODICEN promovidas por la Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza del Uruguay (CSEU), 1, 11 y 30, casi triplican en votación a las 4 listas de la derecha, fundamentalmente del Partido Colorado, pero también del Nacional. Según el escrutinio primario, las listas de la CSEU lograron 18.080 votos y las cuatro listas de la derecha sumadas obtuvieron 6.767 votos. Faltan contar 11.256 votos observados, pero nada indica que se van a modificar las tendencias centrales de la votación, por el contrario, pueden profundizarse. Actualmente las listas de la CSEU se quedarían con los dos lugares de representación docente en el CODICEN, recuperado el que habían perdido.
En cuanto a la votación para la representación estudiantil en el Consejo de Formación en Educación, la lista 1000, apoyada por la Federación de Estudiantes de Formación en Educación del Uruguay (FEFEU) y el CEIPA, logró 11.820 votos y ganó en 16 departamentos, la segunda lista, la 1033, apoyada y organizada por la derecha, alcanzó 3.116 votos.
Lo del título: una paliza histórica, en votos y en obtención de lugares institucionales de representación. Este resultado es una victoria contundente de los sindicatos y los gremios estudiantiles, que ratifican su representatividad con un respaldo masivo. Y, a la vez, es una derrota en toda la línea de las clases dominantes, el gobierno y la derecha, política, social y mediática, que habían hecho del cuestionamiento a la “representatividad” de los sindicatos docentes y gremios estudiantiles su leitmotiv para intentar imponer su contra reforma educativa, contenida en la Ley de Urgente Consideración (LUC), que nos lleva, al menos, un siglo para atrás.
Se podrán ensayar todos los “relatos” que se quieran, buscar en todos los vericuetos de la infame “posverdad”, pero es muy difícil sostener otra lectura de este resultado. Tan difícil es que decidieron ignorarlo. Tan contundentes son los números como bochornoso es el silencio de los grandes medios de comunicación.
La educación, junto a la seguridad pública, fueron dos de los grandes centros políticos y comunicacionales, desde donde las clases dominantes construyeron discurso para ganar las elecciones y sumar a todo el poder que ya tenían, el del gobierno nacional, la administración del Estado. Según ese discurso mentiroso, la educación pública es un desastre espantoso. Hay una serie de tópicos para sostener esa letanía repetida cual mantra sagrado una y otra vez, uno de ellos es que la gobernanza de la Educación Pública estaba secuestrada por sindicatos docentes y gremios estudiantiles, radicalizados, arcaicos, que, además, no representan a nadie. Había que terminar con ese “poder desmedido” de los sindicatos y gobernar con “mano firme” el “descontrol” de la educación, introduciendo, faltaba más, criterios gerenciales y empresariales, para hacerla más eficiente. La educación pública debía aprender de la privada y tratar de parecérsele.
Ese discurso se repitió y se magnificó, por eso, entre muchos otros disparates constitucionales, legales y políticos, en la LUC se incluyó una verdadera reforma educativa exprés, que recorta la participación docente, reduce la autonomía y somete a la educación al Poder Ejecutivo. Todo esto complementado con una práctica y un discurso oscurantistas, casi medioevales.
Es así que llegamos a estas elecciones con las autoridades de la Enseñanza designadas por el gobierno de derecha persiguiendo docentes por expresar sus opiniones en Secundaria; sancionando; obstaculizando la realización del congreso sindical de AFUTU, por primera vez desde la recuperación de la democracia; con iniciativas como una Comisión para vigilar la Laicidad, con una visión restrictiva y represiva, digna de la Inquisición; violando la ley vigente, introduciendo reformas a los Bachilleratos y otros programas sin consultar a las Asambleas Técnico Docentes; atacando los paros, amenazando con más sanciones.
Y, además, partidizando las instituciones educativas. Listas decididas en despachos de Consejeros, cuando no en despachos del Palacio Legislativo, para disputar los pocos espacios de representación docente que la LUC dejó. Esas listas que insólitamente se presentan como “independientes”, cuando responden, directamente, a dirigentes partidarios y legisladores. Mucho dinero, autos, diputados recorriendo circuitos, el apoyo logístico de las intendencias blancas y coloradas. Hubo envíos de correo institucionales promoviendo las listas partidarias. Más cobertura mediática a paciere y generosas granjas de troll y activos net center en las redes sociales. Completito.
A todo esto, hay que sumar el ataque concentrado y sistemático contra los sindicatos de la Enseñanza Pública de Pablo Da Silveira, ministro de Educación y Cultura. Da Silveira escribió un libro titulado “Reflexiones de un intelectual no gramsciano”. Está claro que no tiene nada que ver con el formidable filósofo, luchador anti fascista y revolucionario comunista italiano, pero se pueden utilizar las categorías de Gramsci para caracterizar a Da Silveira: es un intelectual orgánico del poder, del capital y el neoliberalismo. Da Silveira dijo pocos días antes de las elecciones: “FENAPES es parte del problema no de la solución”, en su enésima comparecencia a conversatorios amables en los medios amigos del poder.
¿Y ahora? ¿Ahora qué hacemos? A Da Silveira le taparon su enorme bocota con urnas llenas de votos. Es que están tan metidos en su mundo virtual, su matrix ideológico, su metaverso neoliberal, que se creen sus propios cuentos.
Pero la realidad existe y se manifiesta. El 30 de octubre los sindicatos de la CSEU y los gremios estudiantiles le ganaron a todo ese poder concentrado.
Lo lograron construyendo nuevos niveles de unidad. En el plano sindical con un lema común: “En defensa de la Enseñanza Pública”, que sintetizó el trabajo de todos los sindicatos y se presentó en tres listas. En el plano estudiantil, uniendo, por primera vez en una propuesta electoral, a un gremio nuevo como la FEFEU, que agrupa a las y los estudiantes de los Centros de Formación en Educación del interior del país, con uno histórico como el CEIPA, con presencia en Montevideo, y, en este caso, con una lista única, en todo el país.
Con una postura clara de defensa de la Enseñanza Pública y de construcciones históricas que la caracterizaron en nuestro país: la gratuidad, la autonomía, el cogobierno, la defensa de la democracia y su construcción cotidiana. Un rechazo sin cortapisas a la LUC, en general como propuesta de ajuste neoliberal y en particular por su impacto en la Educación, 34 artículos de los 135 que se buscan derogar son referidos a la Educación.
Con una línea de lucha, fueron muy importantes las movilizaciones por el Presupuesto, la Rendición de Cuentas, contra la LUC, la participación en la campaña de firmas, los paros de FENAPES y de la FUM-TEP, las movilizaciones contra las sanciones, las luchas estudiantiles del 14 de Agosto y el paro contra el cambio inconsulto de los bachilleratos.
Y con una militancia enorme, en todo el país, centro de estudio por centro de estudio. Julián Mazzoni, profesor, militante de FENAPES, candidato de la Lista 11 al CODICEN, explicó en EL POPULAR que visitó, personalmente, 169 centros de estudio en los 19 departamentos. Los candidatos y candidatas de las otras listas hicieron también lo suyo. Además, se realizaron cientos de asambleas informativas en liceos, en centros de UTU y en escuelas. Se organizaron decenas de asambleas y debates estudiantiles, presenciales y no. Se instalaron decenas de mesas en todo el país para repartir listas.
Así se construyó esta victoria: con una perspectiva programática clara, con unidad, con movilización, con mucha organización y militancia.
Esta victoria vale por sí misma y también por su impacto general. Hay que destacar que las clases dominantes y la derecha han apostado muy fuerte en tres elecciones y perdieron las tres. En el Sindicato Médico del Uruguay, presentando listas partidarias, con mucho apoyo económico y mediático y con el respaldo público del Ministro de Salud Pública y del propio presidente de la República y fueron barridas por las listas gremiales. En la Universidad de la República también la derecha presentó listas con un enorme apoyo económico y campañas mediáticas, pero cosecharon un rotundo fracaso. La FEUU logró 45.689 votos, el 65.35% de los votos y aproximadamente el 70% de los lugares de representación en la Asamblea General de Claustro y en las Facultades, el resultado fue similar para ADUR en el orden docente. Ahora la derecha y el gobierno perdieron en las elecciones del sábado pasado. Son tres derrotas muy importantes, en las urnas, con voto secreto y con miles de personas participando.
Marcelo Abdala, secretario general del PIT-CNT, el domingo, opinó así sobre los primeros resultados de la elección: “Una correcta perspectiva estratégica, una orientación de lucha y la militancia (factor central) pueden construir victorias populares”.
Tiene razón y este es un antecedente muy valioso hacia el referéndum para anular 135 artículos de la LUC, la lucha que sintetiza todas las luchas. Pero para que esa síntesis ocurra se necesita ir alimentándola.
La elección del 30 de octubre es una enorme victoria de los sindicatos de la Educación, de los gremios estudiantiles y de todo el movimiento popular. Una paliza histórica. Aunque intenten taparla no podrán.