En diálogo con EL POPULAR el doctor Miguel Fernández Galeano, ex subsecretario de Salud Pública y consultor de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización mundial de la Salud, analizó el estado actual de la pandemia en Uruguay, que calificó de grave; las propuestas del Grupo Asesor Científico Honorario y la respuesta del gobierno y la marcha de la vacunación.
-¿Cómo está la situación de la pandemia hoy en Uruguay?
Después de meses de tener controlada la pandemia en Uruguay, a partir de finales de noviembre, principios de diciembre, se dio algo que habíamos pronosticado: la apertura de la economía sin un control del seguimiento epidemiológico llevó a que estemos en un nivel de transmisión comunitaria del virus. Esto genera un problema muy serio con el número de pacientes que terminan yendo a cuidados críticos y los que finalmente fallecen. Uruguay tiene hoy una tasa de reproducción de 1.20, que es un número de mucha preocupación. Hay una aceleración de los contagios, la mayor durante toda la epidemia. En los últimos días se ha verificado que tanto el promedio de Harvard, casos diarios por 100 mil habitantes, como el Indice de la Unión Europea, están marcando que 9 departamentos están en rojo, por encima de 25, hay varios que están por encima de 50. La situación es verdaderamente grave. Uruguay está ahora entre los 4 países con mayor número de casos por millón de habitantes. En América Latina es el país con mayor número de casos por millón de habitantes. Hay preocupaciones muy grandes: por un lado, el porcentaje de casos que no tienen rastreo y por lo tanto no tienen aislamiento, se ha perdido el nexo epidemiológico en el 60% de los casos, estamos muy lejos de poder tener una vigilancia epidemiológica activa; por otra parte, la tasa de positividad, es decir el número de test positivos sobre el de realizados, está en el 12%, y hubo días, como el pasado 14 de marzo, que alcanzó el 15,67%. Todo esto se refleja en un récord, desde el inicio de la pandemia, en el número de casos activos: estamos llegando a 11 mil personas con la infección en curso. Esto configura una situación grave, que, sin caer en alarmismo, debería ser tomada en cuenta para la toma de medidas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) para medir el riesgo toma en cuenta dos elementos: el nivel de transmisión, que es el que acabamos de comentar, y, por otro lado, la capacidad de respuesta. En este aspecto hoy Uruguay está avanzando hacia una capacidad de respuesta limitada, sobre todo en cuidados críticos. Ya estamos teniendo un nivel de 20% de ocupación de camas, estamos pasando del nivel amarillo al nivel naranja, según la OMS. Pero el problema es que los saltos que se producen en una pandemia, con crecimiento exponencial de casos, son vertiginosos. Mientras que para llegar a los primeros 10 mil casos y los primeros 100 fallecimientos se necesitaron 277 días, pasamos de 60 mil a 70 mil casos en 10 días y de 600 a 700 muertes en 15 días.
El ritmo de propagación es exponencial y la situación es crítica.
-Ante esta situación: ¿cuáles fueron las recomendaciones del GACH y qué respuesta dio el gobierno a las mismas?
El GACH presentó una serie de recomendaciones el 7 de febrero, en ellas precisamente describía el escenario en el que Uruguay podía entrar en los primeros días de marzo. Lamentablemente ese escenario se confirmó. Ante ello el GACH hizo una serie de recomendaciones. Se trata de medidas que apuntan a reducir la movilidad, lo que cual supone poner en tensión esa contradicción que desde el principio está planteada entre economía y salud. Ahí entra el posicionamiento ideológico de cada quien. Desde la izquierda sostenemos que no hay que plantear una falsa contradicción sino que hay que hacer convivir la propuesta económica con la defensa de la salud. Están planteadas medidas que apuntan a reducir la movilidad, que no quiere decir el confinamiento total, y garantizar el distanciamiento físico sostenido. Las y los lectores de EL POPULAR, la clase trabajadora, saben muy bien que en los lugares de trabajo los empresarios no garantizan el distanciamiento físico sostenido y eso genera un gran problema. Hay que tomar medidas que aseguren esas dos cosas.
Se dice que cuando se hace confinamiento sigue habiendo fallecidos y contagios, es verdad, pero la pregunta es qué pasa cuando en un contexto de crecimiento exponencial se comete el temerario error, en el que está cayendo el gobierno, de no reducir la movilidad y no asegurar las condiciones de la gente para no enfermarse. Tenemos el ejemplo en Brasil de Bolsonaro y en muchos lugares más.
Y aquí voy a un punto central: hay que asumir que hay decisiones que son del gobierno; no alcanza con apelar a la responsabilidad de los ciudadanos. Esta gente lleva el pensamiento liberal al extremo de trasladarle a la población lo que son responsabilidades indelegables del Estado. Hay que dar batalla ideológicamente a esta idea de que es la gente la que tiene que resolver los problemas. Tenemos una idea absolutamente contraria desde la perspectiva de la izquierda y la salud pública. Hay decisiones fundamentales que son de gobierno.
En el contexto del plan de vacunación hay que tomar estas medidas que plantea el GACH. No se puede esperar a que termine el proceso de vacunación, que empezó con muchas dificultades, pero que se va a concretar, y en el medio tener un número de casos, de enfermos graves y de muertes, absolutamente innecesario y evitable.
El GACH dice medidas transitorias, adecuadas y contextualizadas a la realidad epidemiológica de cada localidad. Claro, hoy tenemos medio Uruguay en rojo, pero hay que tomar medidas prioritariamente en esos lugares donde tenemos una situación de gravedad. No alcanza con apelaciones a la responsabilidad individual, hay que reconocer en que situación estamos, explicarle a la población la realidad, qué se necesita. Hay que tomar medidas y apoyar su implementación, necesitamos un Estado presente, para apoyar a los sectores más vulnerables para el cumplimiento de las medidas.
Nada de eso hace el gobierno. Estamos a 40 días de las recomendaciones del GACH y el gobierno no ha tomado ninguna de las centrales y decisivas. El gobierno sigue dejando que la respuesta del sistema de salud se comprometa cada vez más.
El GACH propuso reducir la actividad comercial, alguien ha dicho con mucha razón que no se explica que en Rivera se cierren las escuelas y sigan abiertos los Free Shopp. Rivera tiene un Indice de Harvard de 80 sobre 100 mil habitantes. Hay que limitar el horario de atención al público en los comercios no esenciales. Hay que ir a un límite en el aforo del transporte departamental, se hizo con el interdepartamental. La Intendencia de Montevideo, Carolina Cosse, está tomando medidas, en diálogo con las empresas, para aumentar las frecuencias y reducir por lo tanto el número de pasajeros, pero esto necesita apoyo nacional. Hay que hacer una restricción de la circulación en vía pública en algunos horarios.
Estamos convencidos, y lo está todo el Frente Amplio, que hay que tomar por un tiempo medidas de restricción.
-¿Cómo va el proceso de vacunación?
Estamos teniendo dificultades con el sistema informático para acceder, espero que se pueda solucionar. También en este tema el presidente de la República toma un camino equivocado: dicen que faltan brazos. Lo que hay que hacer es convencer, hay que explicar. El peor camino para este tema es el tirarle la responsabilidad a la gente, abriendo el paraguas. Llegaron las primeras vacunas, todavía no tenemos la certeza de que el flujo se pueda mantener. El mundo está en una situación caótica, los incumplimientos están a la orden del día y haber acordado tarde la compra de las vacunas agrega componentes de incertidumbre. Hay problemas de planificación y de comunicación, por ejemplo con la población entre 70 y 79 años, que aún no sabe cuando va a ser vacunada y debió ser priorizada.
No hay vacunas buenas y malas, esa argumentación de que se esperó por eso fue un error estratégico que tiene consecuencias. Para llegar al 70% de la población no se puede estar con vacunas sospechadas. El coordinador de la bancada del Senado del Partido Nacional dijo que se había esperado para comprar las vacunas porque no se quería que los uruguayos fueran conejillos de indias. Esas cosas generan dudas y confusión.
Con las dosis que están llegando se debe priorizar a toda la población mayor de 60 años. Todas las vacunas son eficaces y seguras para prevenir y proteger, la enfermedad grave y la muerte.
Si hubiera que hacer un resumen diría: si a la vacunación; un gobierno asumiendo la responsabilidad de tomar las medidas necesarias de restricción de movilidad y distanciamiento físico prolongado y un Estado presente para enfrentar el impacto de esas medidas.