Por qué votar a Carolina.

Por Micaela Melgar

Conocí a Carolina Cosse allá por el 2015, había sido presidenta de ANTEL del Pepe y arrancaba a ser ministra con Tabaré. Me llamó la atención su impronta y era imposible evitar ver sus avances. Antel había cambiado notablemente y se anunciaba la llegada del Antel Arena. Desde ese momento Carolina representó para mí una mujer en política digna de admirar. Es cierto que es una compañera más en un rol diferente de la lucha, pero además es una mujer que viene de dirigir espacios altamente masculinizados, negociar con sindicatos fuertes y sacar adelante proyectos «imposibles».

Después de esa etapa vino la campaña pre–presidencial y toda la militancia comunista acompañó a Óscar como candidato y yo también; pero no pasó desapercibido el aporte de Cosse a la jugada que fue fundamental, acercó a un montón de jóvenes y de mujeres a la militancia; que tuve la alegría de conocer mucho más en la campaña al senado con la fórmula más interesante de la izquierda uruguaya: Cosse–Andrade. La dupla hizo sinergia automática, su complementariedad es evidente y la fortaleza de una mirada en conjunto es la clave de la construcción de posibilidades hacia adelante.

Al igual que en la ciencia y en la historia, los procesos creadores en política son generalmente colectivos, sin embargo, siempre se busca a un gran líder varón y ver los aportes de las mujeres es dificultoso. Lo de Carolina es evidente, sin embargo, hay que explicarlo.

Carolina siempre logró explicar el futuro. Ella siempre habla con una visión a largo plazo y superadora que posiciona los problemas y los anticipa. Puede ver lo que se viene y pensar desde el lugar en el que se está. Eso le da impulso y certezas y a mí eso me da tranquilidad.

Con un liderazgo como el de Cosse Montevideo va a tener capacidad creativa y productiva; y al mismo tiempo, va a enfrentar y resolver los problemas que tiene enfrente, porque si algo tiene ella es que enfrenta la realidad y los problemas sin miramientos. Cuando pienso (y cuando me preguntan) por qué una ingeniera eléctrica que no es de mi Partido me genera tanta referencia, entiendo que seguramente tenga que ver con esa idea que transmite Carolina de que todo es posible, todo se puede hacer. No se inmoviliza ante las dificultades, no se abruma, tiene calma y claridad. Y eso le falta mucho a la política de estos tiempos. En ese sentido le hace una contribución a la generación de nuevos modelos de liderazgo. Es una mujer que se rodea de mujeres y de mujeres jóvenes y que además apuesta a la construcción de una agenda con contenido feminista en su generalidad, todo está pensado desde ahí, no es una línea concreta sobre las mujeres: es una mirada estratégica.

La fuerza feminista está sacudiendo nuestras cotidianeidades y quienes reflexionan sobre eso saben que hay formas patriarcales que hay que cambiar y que se han puesto de manifiesto al igual que la diversidad de expresiones del machismo en nuestra sociedad. Sin embargo, mostrar lo que pasa y cambiarlo son cosas muy diferentes y los avances que logramos en Uruguay han sido lentos. La situación de las mujeres, la subordinación frente al poder y los privilegios masculinos no son fenómenos atemporales, sino histórica y geográficamente situados.

La realidad uruguaya actual, luego del triunfo electoral de la derecha, hace dudar de la continuidad de algunos cambios que se constituyeron como avances. Las ideas dominantes las promueven –con muchos medios– quienes ejercen el poder material en la sociedad y hoy las posibilidades de resistencia vuelven a estar por fuera de los círculos institucionales. Salvo en algunos, contados, espacios – el gobierno departamental es uno de ellos– desde donde se pueden articular procesos de consolidación de derechos y de articulación de políticas para sostener en alguna medida lo conseguido.

Carolina, que logra cosas, que articula, que enfrenta la realidad, es lo que necesitamos en la capital, para que sea –como dice un amigo– la capital de la esperanza.

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