El movimiento popular uruguayo está muy cerca de concretar otra hazaña democrática. Las organizaciones sociales y políticas que están llevando adelante la campaña “Afirmá tus derechos”, que busca eliminar los aspectos más negativos de la reforma jubilatoria antipopular del gobierno de derecha, anunciaron que al martes de esta semana se llevaban 246.527 firmas recolectadas.
Lo primero es señalar que se han recolectado una enorme cantidad de firmas, tomando en cuenta el poco tiempo de campaña, que buena parte de ella se desarrolló en meses complejos para el despliegue militante, pero sobre todo considerando la feroz campaña de mentiras contra esta iniciativa desatada por el gobierno, la derecha política y mediática y todo el poder del capital financiero.
Es mucho decir 246.527 firmas. Ese número de firmas en las papeletas tiene implícito que para conseguirlo se habló con cientos de miles de uruguayas y uruguayos. Esa constatación, a su vez, lleva consigo que para lograrlo miles hicieron un enorme esfuerzo militante.
Hay que destacar y reconocer ese esfuerzo militante en todo el país sin el cual ninguna iniciativa popular tendría posibilidad alguna contra el poder, esta tampoco.
Lo segundo, es asumir, con total claridad, que siendo mucho lo acumulado y conseguido, en firmas y en diálogo con nuestro pueblo, aún falta para asegurar el objetivo del plebiscito constitucional en octubre.
Faltan unas 30 mil firmas para llegar al mínimo exigido por la Constitución para habilitar un plebiscito, pero hay que superar ese número para asegurarlo.
Lo tercero, es plantear con claridad la dimensión del desafío que nos queda por delante en estos días que faltan para el 27 de abril, cuando vence el plazo para entregar las firmas.
En marzo se notó un incremento del ritmo de recolección de firmas, hay que consolidar y aumentar esa tendencia. Hay planteadas barriadas, mesas permanentes, abordajes de ferias y lugares de concentración en todo el país. Está muy bien. Pero no alcanza. Hay que multiplicar los brazos para lograr llegar a todas y todos los que están dispuestos a firmar.
Este esfuerzo adicional en estos días es necesario porque la reforma jubilatoria del gobierno de derecha implica un retroceso histórico para las y los trabajadores y para todo el pueblo uruguayo. Es una descarada apropiación del ahorro jubilatorio en beneficio del capital financiero y la especulación.
La reforma jubilatoria es un componente central del ajuste neoliberal contra nuestro pueblo, un engranaje fundamental del modelo de la desigualdad, de la redistribución regresiva del ingreso, de la concentración de la riqueza.
La reforma jubilatoria implica que la inmensa mayoría de las y los trabajadores van a tener que trabajar más años para cobrar jubilaciones y pensiones menores y una transferencia de miles de millones de dólares hacia el capital financiero, en su solo beneficio.
El plebiscito, si triunfa, significará la recuperación del derecho de jubilarnos a los 60 años, no la obligación, como se miente a sabiendas; que las jubilaciones y pensiones mínimas sean, al menos, equivalentes al Salario Mínimo Nacional y que se termine con las AFAP y la apropiación por parte del capital financiero de miles de millones de dólares de las y los trabajadores, de su ahorro jubilatorio, para ganar millonadas y luego otorgar jubilaciones raquíticas.
Entonces, es necesario el esfuerzo militante porque la causa es profundamente justa.
Y también es necesaria esa convocatoria a dar un poco más, a multiplicar el esfuerzo, porque, como decíamos al principio y bien destacó el PIT-CNT, estamos muy cerca de que el movimiento popular uruguayo protagonice una nueva hazaña democrática.
Los sectores que detentan el poder en nuestra sociedad lo ejercen sin ningún pudor, sienten que es su derecho cuasi divino, una potestad histórica, incuestionable. Lo hacen con los resortes de poder que nunca han perdido, la propiedad de la tierra, de los medios de producción, del capital financiero, de los medios de comunicación y extienden esa necesidad, esa pulsión de clase, al ejercicio del gobierno, es decir de la administración del Estado, que recuperaron en la última elección.
La reforma jubilatoria aprobada el año pasado, es una muestra de ello. Como lo es el modelo general de beneficiar al gran capital, concentrar el poder y la riqueza y aumentar la desigualdad y la pobreza, que han implementado en estos cuatro años.
El único freno que enfrentan es la organización y la movilización del movimiento popular. Lograr en estos días que quedan que decenas de miles de firmas aseguren el plebiscito por la seguridad social es también enfrentar el modelo de desigualdad, deterioro democrático y corrupción que está implementando el gobierno de derecha.
Es colocar un párate a la soberbia y la mentira, a la acumulación de unos pocos y a la pobreza de las y los muchos.
Por eso en estos días tenemos el desafío de multiplicar las manos y las firmas, de no dejar un rinconcito sin recorrer, un vecino o vecina a la que preguntar.
Porque la causa es justa.
Pero también, y no en menor medida, porque estamos construyendo otra hazaña democrática del pueblo enfrentando al poder más concentrado que nunca de los privilegiados de siempre.
Y hablando claro: ¿Quién no quiere ser parte de una hazaña colectiva y popular de ese tamaño?
Solo se trata de que lo comprendan miles y que actúen en consecuencia. ¿Es fácil? Qué va, pero es absolutamente posible.
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