Por una Universidad «libre de machismos»

Varias facultades de la Universidad de la república (UdelaR) recibieron el pasado 15 de diciembre, en un acto realizado en la sede del Centro de información Oficial (IMPO) el certificado nivel 1 que ratifica el compromiso con el Modelo de Calidad con Equidad de Género (MCEG)

En esta ocasión recibieron la certificación las Facultades de Información y Comunicación, de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, de Química y de Artes de la Universidad de la República (Udelar)

El acto contó con la presencia de la directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Mónica Botero, el decano de la Facultad de Química, Álvaro Mombrú; el decano de la Facultad de Artes, Fernando Miranda, así como de otras autoridades universitarias.

El Modelo de Calidad con Equidad de Género, explica el portal universitario “es una herramienta para la igualdad de género que impulsa la Universidad de la República y sobre todo la Comisión Abierta para la Equidad de Género”.

La adhesión de las diversas facultades es voluntaria y hasta la fecha ya suman 17 los servicios de la Udelar adheridos al Modelo.

De acuerdo a la información del portal universitario “el MCEG cuenta con cuatro niveles”, el nivel 1, que es Compromiso, y para certificarlo los servicios deben cumplir una serie de requisitos que la auditoría certifica que se cumplan.

Para alcanzar esta certificación del nivel 1, “lo primero es una manifestación de adhesión por parte del Consejo de Facultad, o sea un compromiso político, y luego integrar una Comisión o Comité de Género que lidere su implementación”.

Por el carácter de coogobierno que tienen las instancias y comisiones universitarias, “estos órganos tienen que elaborar un reglamento donde se especifique las responsabilidades y funciones y elaborar una política que manifieste la voluntad de la institución a promover la igualdad a su interna”.

El paso siguiente es la elaboración de un diagnóstico que permita “identificar dónde están las desigualdades dentro del servicio”, en él se evalúan distintas dimensiones, entre las que se destacan “la distribución dentro de la estructura de personas varones, mujeres y trans dentro de la institución, su ascendencia étnico-racial (…) si hay segregación, visualizar dónde hay más concentración de cada género y quiénes ocupan los espacios de toma de decisión, así como evaluar qué sucede con las necesidades de cuidado”.

Una vez que se ha elaborado este diagnóstico “el comité o comisión de género realiza un plan de acción para superar estas brechas e identificarlas”, proceso este que debe ser lo más participativo posible con vistas a poder “definir objetivos específicos, metas, acciones, responsabilidades, recursos y plazos orientados a eliminar las brechas y combatir la discriminación, además de elaborar un plan de capacitación”.

En concordancia con ello, “la Facultad debe conformar un mecanismo para la prevención y atención de situaciones de violencia, acoso y discriminación y lograr que sea un espacio de referencia y confidencialidad para un primer abordaje y derivación a equipos técnicos para investigación y denuncia”.

Toda vez que el servicio universitario considere que ha cumplido con este primer proceso, se procede a la realización de una auditoría que es pedida al Instituto Nacional de las Mujeres.

A partir de allí y durante dos días se evalúa la institución mediante el desarrollo de entrevistas a distintas personas dentro de la Facultad.

“También se evalúan otros aspectos importantes relacionados con la corresponsabilidad social y promoción del cuidado de las personas dependientes, por tanto, se revisa si hay una política definida de cuidados, si la institución cuenta o pretende contar con salas de recreación y/o salas de lactancia (…) se evalúa si existen sesgos de género en las oportunidades de acceso a los cargos así como, evidenciar si existen motivos por los cuales las mujeres no pueden acceder a puestos más altos dentro de la Udelar”.

En declaraciones al portal universitario, Victoria Espasadín del proRectorado de Gestión de la Udela, resaltó “la importancia de contar con capacitación y oportunidades de desarrollo y sensibilización en género”, para ello, “la institución debe tener un plan de capacitación anual para quienes integran los comités y comisiones.

Las tres facultades que el pasado 15 de diciembre recibieron la certificación de nivel 1, “pasaron por un proceso de auditoría y resultaron favorables, no se encontraron disconformidades ni observaciones, y fueron felicitadas por los equipos auditores por el trabajo que vienen realizando en relación a la igualdad de género al interior de sus servicios”, afirmó la funcionaria universitaria.

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