Este martes al menos en dos lugares de Montevideo, frente al liceo Nº3 Dámaso Antonio Larrañaga y frente al Instituto de Oncología, separados por muy pocas cuadras, aparecieron carteles firmados por la Juventud Uruguaya de Pie (JUP). También aparecieron menciones en las redes sociales y volantes, arrojados en las inmediaciones de los dos lugares anteriormente citados.
Los carteles asumen la defensa de la Ley de Urgente Consideración (LUC), el rechazo a un posible referéndum en su contra, y se basan, como fue históricamente en esta organización fascista, en el anticomunismo descarnado y brutal.
En las referencias en las redes sociales se reivindica la defensa de la LUC y de “nuestras leyes”, se convoca a los jóvenes de derecha a militar en los centros de enseñanza y los barrios y a expulsar al comunismo.
La concentración en una zona muy concreta de la ciudad de Montevideo donde en otros momentos núcleos muy reducidos de ultraderecha, con distintas denominaciones, siempre anticomunistas y contra el movimiento popular, operaron, hace recomendable la prudencia para valorar el alcance real de estas acciones públicas.
Pero en todo caso, cabe señalar que no es un hecho irrelevante que se reivindique públicamente a la JUP, cuya historia es la de la violencia como herramienta política y tiene crímenes de odio, mucho de los cuales siguen impunes.
La JUP, que reivindican estos carteles, fue una organización juvenil de ultraderecha, fundada en 1970 y disuelta en 1974. Sus planteamientos ideológicos eran de ultraderecha, conservadores, del nacionalismo más reaccionario.
El historiador Gabriel Bucheli publicó el año pasado un libro de investigación sobre la JUP, que se titula “O se está con la patria o se está contra ella”, de la editorial Fin de Siglo.
A lo largo de 228 páginas, con una investigación muy documentada, Bucheli bucea en la historia de la JUP, sus raíces políticas, ideológicas, su metodología.
La frase, que es el título del libro, fue de hecho usada en al menos una de las pancartas que aparecieron este martes.
Según documenta el libro, la JUP se funda en Salto en octubre de 1970 y tiene como embrión una organización anticomunista llamada Juventud Salteña de Pie. Desde esta organización, un joven ultraderechista, anticomunista, montevideano, Hugo Manini Ríos, nuclea a varias similares y funda un movimiento nacional.
La JUP reivindicaba el ruralismo de Benito Nardone, “Chicotazo”, figura carismática nacionalista y ruralista que basaba su populismo de derecha en oponer el interior a Montevideo y defender los “valores tradicionales”. Pero también en las ideas, citadas expresamente, de Antonio Primo de Rivera, ideólogo del falangismo español, base de sustento de la dictadura de Francisco Franco.
Su planteo central era defender al Uruguay y los “valores tradicionales” del comunismo. Exaltaban todo lo marcial, lo militar y lo policial, y en sus actos, desfilaban uniformados.
Desde el principio recibieron el respaldo del riverismo colorado, expresado en el diario La Mañana (hoy renacido como semanario de Cabildo de Abierto, siempre dirigido por la misma familia) que era encabezado por Carlos Manini Ríos, hermano de Hugo. De hecho la JUP tuvo un suplemento en La Mañana y luego editó su propio semanario: “Nuevo Amanecer”.
Juan María Bordaberry, en la campaña electoral de 1971 declaró que la JUP le había “devuelto la confianza a la juventud uruguaya”.
La JUP y sus bandas fascistas agredieron a balazos y con patotas a estudiantes liceales y universitarios, estuvo denunciada por su participación en asesinatos y atentados. La violencia, las acciones armadas, fueron parte central de su metodología y reivindicadas con orgullo.
La JUP apoyó el golpe encabezado por Bordaberry y la dictadura. Durante la Huelga General sus bandas participaron en provocaciones y asaltos, entre ellos a El Popular.
En 1974 se disolvió, pero varios de sus cuadros siguieron en cargos de confianza de la dictadura.
Como señalamos, es muy temprano para saber si estas provocaciones propagandísticas son solo eso o expresan un renacimiento de una de las organizaciones más violentas y siniestras de la historia nacional.
En todo caso, es una expresión más de una campaña de odio, de ataque permanente al movimiento popular, a la izquierda y de anticomunismo, y en este caso, de ataque furibundo, con amenazas, a un instrumento democrático, como un referéndum.
Tanto si es solo una provocación usando la JUP y su historial de violencia para sembrar el miedo, como si es realmente el renacimiento de esta pústula fascista de terrible historia, el camino es seguir defendiendo la democracia, como un proceso permanente de libertad e igualdad. Con convicción y sin miedo. Sin ningún miedo.
Pedido de informes, investigación y polémica
Tras difundirse en el EL POPULAR y otros medios, la aparición de los carteles y volantes reivindicando la JUP, el miércoles, el diputado de la 1001, Unidad para los Cambios y el Frente Amplio, Gerardo Núñez, presentó un pedido de informes al Ministerio del Interior, para saber si esta dependencia del Estado estaba investigando estos hechos.
EL POPULAR dialogó con el diputado Núñez sobre el pedido de informes y la polémica que se generó a partir de él.
-En base a la aparición el martes de dos pancartas firmadas por la JUP y de volantes, además, todo en la zona cercana al estadio Centenario, ahí por la zona del Liceo Dámaso Antonio Larrañaga, usted presentó un pedido de informes. ¿A quién lo presentó y por qué?
El pedido de informes lo hice al Ministerio del Interior, el motivo central es la preocupación que genera el hecho de una posible reaparición pública de la JUP. Esta preocupación obviamente está motivada por los antecedentes que tiene esta organización que durante la década del 70 se dedicó a perseguir estudiantes, militantes sindicales, militantes populares y de izquierda. Se dedicó, junto a los escuadrones de la muerte, a generar actos de extrema violencia que algunos de ellos, incluso, derivaron en el asesinato y golpizas a estudiantes, en actos realmente lamentables y totalmente rechazables. Fueron además grupos que generaron las condiciones para el golpe de Estado que se dio el 27 de junio de 1973 y las prácticas de estos grupos de extrema derecha fueron una antesala del terrorismo de Estado. Estos grupos, que se disolvieron a mediados de la década del 70, en realidad continuaron actuando, varios de sus integrantes dentro de las fuerzas armadas o dentro de la policía. Ya no era necesario la organización paraestatal porque estaban dentro de los aparatos represivos, fundamentalmente del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas y la Dirección Nacional de Inteligencia de la Policía.
Entonces, lo que tiene que quedar claro que con estos antecedentes lo que estamos es frente a un posible resurgimiento -decimos posible porque no tenemos los elementos con total claridad para establecerlo de esa manera- de un colectivo o un grupo que tiene un claro origen de organización criminal y, por lo tanto, merece la investigación del Ministerio del Interior para garantizar la convivencia y la democracia en nuestro país. Por ese motivo le hicimos el pedido de informes al ministerio del Interior para saber, primero, si estaban investigando, cosa que nos enteramos luego del pedido de informes que efectivamente ya se dispuso una investigación para establecer quiénes fueron los que colgaron los carteles y, además, solicitamos nosotros información acerca de los posibles integrantes de este grupo, los puntos o las zonas de influencia donde están moviéndose, organizándose, la financiación y la vinculación con integrantes de las fuerzas armadas, de la policía o de partidos políticos, teniendo en cuenta justamente los antecedentes que decíamos de que tanto la JUP como los escuadrones de la muerte en nuestro país estuvieron integrados por militares o policías fascistas en su momento, orquestados por la Embajada de los Estados Unidos que jugó un papel central en todo este escenario. Entonces, frente a estos hechos, es que hicimos el pedido de informes.
Nosotros también tenemos alguna constatación de este grupo aparentemente con actividad en redes sociales. Por lo tanto eso es fácil de detectar. Si lo podemos visualizar cualquiera de nosotros, cualquier ciudadano, también lo podrá hacer suponemos la policía de identificar a estas personas que tienen un claro comportamiento de extrema derecha que promueve el odio, la violencia, las acciones que tanto mal y tanto daño le han hecho a nuestro país.
-Hubo varias notas de prensa sobre esto, denunciándolo, entre ellas en el portal de El Popular y además planteando su pedido de informes y hubo también un comienzo de polémicas públicas. ¿Qué piensa de esas respuestas que hubo, sobre todo de Cabildo Abierto?
Lo que corresponde es primero saludar todas las expresiones que ha habido de distintos integrantes de partidos políticos, del Frente Amplio, del Partido Nacional, también de organizaciones sindicales, estudiantiles que han rechazado este tipo de apariciones. Eso nos parece central, nos parece lo más importante. Y después siempre hay algún interesado en desviar el eje de atención y colocar el foco donde no debería estar. Por ejemplo, el caso del senador Lozano (de Cabildo Abierto) quien planteó que yo con este pedido de informes estaba mandando a espiar a los partidos políticos, me acusa de esto después que fui, junto a otros legisladores, impulsor de la comisión investigadora sobre el espionaje en democracia. Lo cual es curioso porque el senador Lozano que fue jefe del Departamento 2 del Ejército, es decir de Inteligencia del Ejército, que fue subjefe también del mismo, que estuvo en la Escuela de Inteligencia Militar, que estuvo también en la DINACIE en el año 2008, cuando fue citado por la comisión investigadora por todas estas responsabilidades para esclarecer el espionaje en democracia se negó a participar de la misma. Entonces parece una preocupación bastante oportunista porque si realmente tuviera esa preocupación hubiera venido a la comisión investigadora a volcar, seguramente, todos sus conocimientos sobre el tema y a ayudar a encontrar la verdad y a encontrar las razones de por qué las organizaciones sociales y los partidos políticos fueron de manera sistemática y permanente espiados por agencias de inteligencia del Estado, tanto militares como policiales, desde la recuperación democrática hasta, por lo menos, los años 2003-2004.
-¿Quedó algún tipo de comunicación con el ministerio del Interior?
No. Más allá de la formalidad y del pedido de informes al ministerio, hay que decir que tenemos siempre y hemos tenido muy buen vínculo con el ministro. Hace poco más de un mes tuvimos una reunión, el nos recibió en su despacho, nosotros pusimos a disposición del ministerio información sobre varios hechos de violencia que habían ocurrido en nuestro país sobre personas pobres, personas en situación de calle, sobre dirigentes sindicales, sobre trabajadores, sobre distintos colectivos, que habían ocurrido desde el año pasado hasta la fecha y tenemos una relación, entiendo, de respeto -fundamental en estos momentos- y ojalá tengamos una rápida respuesta porque acá la preocupación no es de los comunistas, porque más allá de los que dicen los carteles “fuera comunistas de las instituciones y de los liceos” esa forma de categorizar, en realidad, es una forma de calificar a todos aquellos que se organizan para luchar, para pelear. Siempre los sectores reaccionarios de nuestro país, los sectores fascistas, se refirieron a los comunistas o a los tupamaros como una forma de descalificación, como una forma de generalizar y, obviamente, involucró a muchas más personas más allá de si pertenecían o no al PCU o a la UJC. En realidad, ellos les llaman así a todas las personas que luchan por vivir en un mundo mejor. Entonces eso es lo que no podemos permitir que ocurra porque de lo contrario se estaría retrocediendo -de manera muy significativa- en la calidad de la democracia de nuestro país.
La culpa la tienen los comunistas
Las provocaciones reivindicando a la JUP fueron condenadas por múltiples sectores, políticos y sociales. La excepción fue Cabildo Abierto, como ya se señaló más arriba el senador y militar retirado Raúl Lozano atacó públicamente al diputado Núñez por presentar un pedido de informes.
Pero también opinó el líder de Cabildo Abierto, el ex general Guido Manini Ríos.
Tal cual es su estilo culpó a la izquierda y en particular a las y los comunistas de fomentar una supuesta grieta.
“A veces gente que ha perdido sus tradicionales banderas levanta alguna bandera buscando unir una tribuna. Esto es tan burdo, tan ridículo que no cabe a mi entender otra opción que esto se trata de una provocación clara, buscando agitar un fantasma, poner un tema nuevo para generar discusión”, dijo, Manini Ríos en declaraciones a Radio Universal.
Manini Ríos, al igual que Lozano, criticó a Gerardo Núñez por presentar un pedido de informes. “Que vaya un diputado del Partido Comunista, que ha demostrado su obsecuencia a lo largo de décadas con regímenes responsables de la muerte de millones de personas, a acusar esto como si fuera real. Es tan burdo pensar que haya algo real detrás de eso es ridículo. Pero no tengo idea quién pudo haber sido, ni qué hay detrás de esto, pero seguramente se busque poner otro tema arriba de la mesa para seguir alimentando esa fractura que tanto rédito les ha dado”, dijo Manini Ríos.
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