Por Gabriel Mazzarovich
Para Miguel Fernández Galeano, ex vice ministro de Salud Pública y consultor de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, no hay dudas sobre el agravamiento de la pandemia del COVID 19 en Uruguay: “La situación es dramática”, define.
Fernández Galeano ha seguido el desarrollo de la pandemia desde el primer día, a nivel nacional, regional y mundial, ha realizado más de 20 notas con EL POPULAR al respecto a lo largo de este año. Fue uno de los coordinadores del Plan Estratégico que un grupo de técnicos elaboró bajo la conducción de Tabaré Vázquez a pedido del Frente Amplio, un documento de 92 páginas, presentado el 6 de mayo del año pasado, en el que se preveían varios escenarios y se planteaban varias medidas y que el gobierno desechó.
En esta larga entrevista, Fernández Galeano afirma que se el crecimiento de los casos es exponencial y que está comprometida la capacidad de respuesta del sistema de salud.
“Se está configurando una catástrofe sanitaria, somos el primer país del mundo en número de casos por millón de habitantes desde hace tres días, hay que tomar medidas, no se puede seguir con las mismas respuestas a problemas que cada vez son más graves”, dijo a EL POPULAR.
Cuestionó que “el gobierno ha dejado de escuchar las opiniones de los científicos”.
“Se ha planteado un diálogo nacional, para que las medidas que se adopten tengan el respaldo de los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad, la respuesta soberbia fue “¿para qué?”.
Quedarse aferrados a una concepción ideológica, como está haciendo el gobierno, no es la mejor respuesta para una crisis de la magnitud que tenemos”, agregó.
Fernández Galeano indicó que es imprescindible seguir la recomendación del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) y tomar medidas de restricción de la movilidad, suspendiendo por unas tres semanas todas las actividades públicas y privadas no esenciales. También indicó que se necesita apoyo económico y social, para trabajadores y empresarios, para que estas medidas sean sostenibles.
-¿En qué situación está la pandemia? ¿Estamos en un nivel de gravedad mayor con respecto a la última nota que realizamos?
En una situación de crecimiento exponencial de casos, con transmisión comunitaria como la que tenemos nosotros hoy, solo podemos esperar, por varias semanas, un agravamiento de las condiciones de la epidemia si no se toman medidas. Tenemos dos problemas: el crecimiento del número de casos de manera exponencial, voy a mencionar algunas referencias que me parece que son bien claras sobre esto; y, por otro lado, que ya se visualiza una limitación en la capacidad de respuesta asistencial del sistema de salud.
Respecto al crecimiento exponencial y a la magnitud del número de casos, los últimos datos que tenemos, que son los ingresos a CTI y los fallecimientos, hablan de una situación dramática. La curva de fallecimientos es verdaderamente alarmante. Sobre los casos simplemente digamos que en los seis primeros días de abril se produjeron más casos que en todo el año 2020. Este es un elemento que marca el nivel de evolución de la epidemia. Lo podemos decir de otra manera, en Uruguay fallecen, promedialmente, 90 personas por día, por todas las causas. En estos últimos dos días de abril hubo 45 muertes por COVID 19, o sea que el 50% de los fallecimientos se está produciendo por una única causa. Analizar conceptualmente esto es muy importante, porque no se puede ver el número de fallecimientos como si fuera un ranking, una competencia, creo que eso se ha distorsionado mucho.
Lo que hoy tenemos que ver es que el impacto, en términos de muertes evitables, que es otro concepto que hay que colocar, es muy grave como para seguir haciendo lo mismo.
En cuanto al segundo aspecto, hay que decir que la capacidad de respuesta del sistema de salud está afectada en distintos planos. Repasemos algunos de ellos, se ha perdido la capacidad de vigilancia y del control del número de casos, hoy se está reportando el número de casos de una manera caótica, con informes atrasados. Parte del atraso de la información es porque el sistema de salud no está pudiendo hacer el testeo en forma, es decir el hisopado, el resultado, y por lo tanto lograr el aislamiento de las personas que den positivo, lo cual incrementa el escenario de contagios y la transmisión comunitaria. Los problemas no son solo en los CTI, también los hay en los cuidados intermedios. Se ha instalado una discusión absurda sobre la saturación del sistema de salud, se dice que los médicos están nerviosos, que hay un estrés del sistema pero que no hay saturación. La saturación, definida por la Organización Mundial de la Salud, se está produciendo claramente hace varios días, se han superado los límites de seguridad para saber si un sistema está saturado o no. Cabe precisar que saturación no es colapso, hablamos de colapso cuando un sistema de salud ya no puede atender. Pero saturación no solo es el tema de las camas ocupadas, es también la disponibilidad de los medicamentos imprescindibles para la atención en cuidados críticos, y están habiendo carencias, en la región y en el país. Los recursos humanos están cansados, el hecho de que no se tomen medidas tiene un impacto sobre la capacidad de respuesta de quienes están en la primera trinchera para responder a los casos graves de COVID.
Para terminar de pintar el panorama está la vacuna, hay una cantidad de cuestiones para comentar sobre el proceso de vacunación, pero dejando de lado lo que puede ser el análisis del Plan de Vacunación, es importante señalar que para reducir los riesgos y los impactos de estas pandemia la vacunación no es una solución inmediata; es la solución de mediano plazo pero no la inmediata, basar toda la estrategia de respuesta al COVID en la vacunación es un error estratégico muy grave que está cometiendo el gobierno.
-Se puede percibir un cambio en la actitud del gobierno hacia las opiniones de científicos y médicos, de la creación del GACH se ha pasado a los ataques al SMU: ¿A qué se debe este cambio?
El gobierno ha dejado de escuchar las opiniones de los científicos, ha dejado de incorporar las opiniones del GACH. El 7 de febrero es una línea de corte, cuando el GACH hizo un informe con medidas concretas para evitar la situación que hoy tenemos, planteando reducir la movilidad para un escenario que se confirmó ya en los últimos días de febrero y primeros de marzo. El gobierno desoyó este informe técnico, que era muy contundente, y tomó el camino de afirmarse en el concepto de “libertad responsable” y en la falacia de evitar tener que recurrir a un Estado policíaco o a Medidas Prontas de Seguridad. Nosotros lo hemos dicho con mucha claridad desde el Frente Amplio, nadie quiere Medidas Prontas de Seguridad ni Estado policíaco, por el contrario, lo que queremos es que se tomen medidas de reducción de la movilidad, que se le facilite a la gente la posibilidad de cumplirlas a través de apoyos económicos y protección social, esto lo venimos planteando hace mucho tiempo, y que se tomen medidas administrativas, decisiones de gobierno, que limiten la actividad pública y privada por algunas semanas. Insistimos en que el Estado tiene que ser un Estado presente, proteger a los trabajadores y a los empresarios afectados. Hablamos de garantizar de esta manera una reducción de la movilidad por un corto período de tiempo que impacte sobre este crecimiento desenfrenado de la epidemia. Esto se advirtió con mucha anticipación y el gobierno no escuchó.
Los aportes de los científicos son muy claros, el mundo ha aprendido cuáles son las medidas que hay que tomar para evitar desbordes del tipo que estamos teniendo.
Quedarse aferrados a una concepción ideológica, como está haciendo el gobierno, no es la mejor respuesta para una crisis de la magnitud que tenemos.
Se ha planteado claramente la necesidad de un diálogo nacional para que sea todo el espectro político y todas las fuerzas sociales las que estén atrás de las medidas y el gobierno ha contestado con un muy soberbio: “¿para qué?”. Para ser más precisos, más que el gobierno el presidente.
Creo que estamos en una situación grave, en la que tenemos que sumar, no es un momento para agregar rispideces, pero si para decir que es lo que está pasando y corregir. Si se sigue en el empecinamiento de no dar el brazo a torcer, desde el punto de vista de las políticas de gobierno, se pueden cometer errores muy graves.
Desde la oposición, el Frente Amplio, como el partido mayoritario del país, ha ofrecido, en reiteradas oportunidades, la voluntad de diálogo para generar espacios y respaldar medidas de entonación nacional.
Se ha hablado de la consigna de “blindar abril”, pero hay que ponerle contenido, no alcanza con tomar conciencia de que abril es definitorio para cortar los efectos más graves del impacto de la pandemia. Es imprescindible tomar medidas concretas, esto no lo resolvemos con anuncios genéricos.
-Vayamos a ese punto, cuando el gobierno anunció las últimas medidas se las criticó por insuficientes, ahora ya pasaron unos días: ¿Cómo se puede evaluar ya con datos su aplicación?
Esta pregunta es muy importante. Por ejemplo, el cierre del sistema educativo, la semana de turismo que redujo mucho la actividad laboral, el propio hecho de la información del nivel de casos y de fallecidos, generó una reducción de la movilidad, pero es absolutamente insuficiente. Esto puede provocar una reducción de los casos, muy insuficiente, creo que ni siquiera se va a generar el espejismo que tuvimos en enero, y ante eso alguien puede llegar a decir las medidas están teniendo efecto. Es muy importante señalar que si hay algo que demuestra que se tiene que reducir la movilidad, es el impacto del cierre del sistema educativo, con todo lo disruptivo que es y con lo rápido que tenemos que tratar de salir de este cierre, pero va a tener un impacto sobre la cantidad de casos, que todavía no se ve porque siempre vemos el pasado de la pandemia. El concepto es que, si hay un impacto, un enlentecimiento, es la demostración mayor de la importancia que tendría tomar medidas drásticas de la reducción de la movilidad.
Esto es así, porque si se tomarán esas medidas podríamos tener una reducción en el número de casos suficiente para poder recuperar el control de la pandemia, hasta que se de el impacto de la vacunación, que va a llegar a finales de agosto, primera quincena de septiembre.
-¿Cómo evalúa la marcha del proceso de vacunación?
La vacunación viene bien, con un porcentaje importante de la población vacunada, pero no nos podemos quedar con esos resultados, el impacto de la vacunación es de mediano plazo. Las tres vacunas que están disponibles en Uruguay tienen impacto sobre la gravedad de la enfermedad y sobre los fallecimientos, pero no es inmediato, hay que esperar que se dé la segunda dosis, que pasen 14 días después de esta. Pero además todavía hay que ver cuál va a ser el impacto sobre la transmisión. Pero además tenemos la incógnita, el cuello de botella del plan de vacunación, que es la disponibilidad de la cantidad de vacunas suficientes. No lo digo sólo yo, lo están diciendo expertos. Lo dijimos en EL POPULAR cuando empezó la vacunación, advertimos que el problema que íbamos a tener por haber empezado a vacunar tarde era el cuello de botella en la llegada de las vacunas. Entonces, aunque podamos vacunar, como se está vacunando, 60 mil personas por día, el doble de lo que se había planificado, lo que está muy bien, si no tenemos el número suficiente de vacunas se presenta un problema para avanzar hacia la cobertura universal.
Es muy importante ser claros en esto, somos enfáticos en defender la importancia de vacunarse, recomendamos la vacunación, como Frente Amplio lo hemos hecho desde el primer día, pero no alcanza para resolver el crecimiento exponencial de la epidemia y el impacto va a demorar, por las razones antes mencionadas.
Un último comentario, el sistema centralizado de registro para la vacunación por métodos digitales podría estar generando un rezago en algunos sectores de la población, por lo que habría que combinar los modelos centralizados de vacunación masiva, que no los negamos para poder avanzar, con modelos, como se está insistiendo desde la Intendencia de Canelones, que se apoyen en la vastísima red que tiene el Sistema Nacional Integrado de Salud, tanto con ASSE como con los prestadores privados, para llegar a la población más postergada que muchas veces no tiene acceso geográfico, ni cultural, a las vacunas.
-¿Qué medidas deberían adoptarse para enfrentar esta situación con la gravedad que describe?
Las hemos explicado en varias notas con EL POPULAR hace tiempo y lo hemos hecho en esta entrevista, pero intentemos un resumen: aplicar durante tres o cuatro semanas un cierre de toda la actividad pública y privada no esencial; trabajar con el aforo en los medios de transporte; pensar muy bien medidas que impacten sobre la frontera seca que tiene muchos problemas; un aspecto muy importante es la movilidad entre departamentos.
Todas estas medidas las plantea el GACH, no en general, de forma muy concreta.
Son medidas complejas, pero necesarias, la más importante es el cierre por tres semanas de todas las actividades no esenciales. No es un tema de confinamiento obligatorio, es tomar la decisión de paralizar las actividades no esenciales.
Se trata de instalar en la sociedad y en la vida de las personas que tienen que dejar de hacerse todas las actividades que no sean esenciales.
Todas las medidas de restricción de la movilidad son disruptivas, pero cuando tenemos una crisis de la magnitud de la presente, una catástrofe sanitaria que se está configurando, y no es hacer alarmismo, somos el primer país del mundo en número de casos por millón de habitantes desde hace tres días, este récord que nos pone tan mal, hay que tomar medidas, no se puede seguir con las mismas respuestas a problemas que cada vez son más graves.
Este grado de empecinamiento, que yo creo está basado en un cálculo político ni siquiera digo ya ideológico, es muy negativo.
Iguales respuestas a problemas cada vez más graves es una respuesta que no está a la altura de la ética de la responsabilidad que se debe tener desde el gobierno.