Sitio de la Memoria en Malvín Norte

Paola Beltrán

A pesar de la lluvia y del negacionismo de algunos dinosaurios que insisten en perpetuar la impunidad, el sábado 13 de abril, en donde hoy funciona la UTU de Malvín Norte, se realizó la ceremonia de declaración de Sitio de la Memoria en el que fue el Instituto Álvarez Cortés, dependiente del Consejo del niño, que funcionó como sitio de prisión y tortura de niños y adolescentes desde 1968 y durante el período de la última dictadura cívico militar. 

Un roble que dure mil años

“En el día de hoy no vamos a poder plantar el árbol como nos habíamos propuesto, no vamos a poder descubrir la placa, no vamos a poder recorrer el Sitio de Memoria. Esto de todas formas no nos impidió decir que hoy queremos estar acá. La idea de plantar el árbol es hacer el esfuerzo de que esta memoria viva mil años; era un roble, en referencia a los árboles del barrio”, inició Florencia Gómes, integrante del colectivo “Memorias de Malvín Norte”, a viva voz, parada frente a las rejas del UTU, del lado de afuera, con una pancarta a su espalda que decía “Sito de Memoria Álvarez Cortés. Nunca más terrorismo de Estado”. 

“Mil años para que los adolescentes y jóvenes que vienen a la UTU sigan con esta historia, pero también los trabajadores, las familias, todas las personas que circulamos por el barrio”, agregó seguida de aplausos de la muchedumbre que dijo presente a pesar de la lluvia y el viento.

“Todo esto no pudo ser posible, a partir de la actitud negacionista del Señor Juan Pereira, director general de la Enseñanza Técnica Profesional o de la UTU, como le decimos en general. Este funcionario público, con total impunidad, impidió el cumplimiento de la resolución de declaración del Sitio desconociendo el carácter vinculante que tiene esta definición, a partir de la Comisión Honoraria de Sitios de Memoria. Esta tarea le fue encomendada desde agosto del 2023 y a la fecha nos vemos imposibilitados”, denunció. 

“No queremos que esto empañe lo que es la ceremonia de hoy, esto, ante todo, es un acto de reparación, esto está lleno de tramas de afecto, de compromiso, de solidaridad, de mucha militancia y de una historia de mucha fuerza de lucha y mucho dolor que es lo que nos trae hasta acá, entonces sí, vamos a hacer referencia porque hay que dar explicaciones y está en la escena pública, pero, ante todo, este es un acto reparatorio con los compañeros ex presos”, aseguró.

La ceremonia se hizo igual, por las redes se aclaraba que se hacía, aunque lloviera y así fue. Luego de esta primera parte, algunos de los expresos descolgaron la pancarta y encabezaron una especie de marcha por el pasillo que forma Boix y Merino al costado de la UTU y marcharon con una enorme comunidad detrás rumbo a lo que hoy es la sede del Club de Baby Fútbol “Alumni” pero que en aquellos tiempos del terror era lo que se conocía como “el Chalecito”, el lugar de máxima seguridad donde el aislamiento y la tortura eran parte del cotidiano. 

La voz de las víctimas

Walter Zeballos y Mario Mujica fueron dos de los casi doscientos adolescentes y niños que pasaron por el ex Instituto Álvarez Cortés. Ya estando bajo toldos y gazebos que no eran suficientes para albergar a quienes se dieron cita convocados por la memoria, contaron, en nombre de todos quienes pasaron por ese infierno, una parte de esa historia. 

“Los niños y adolescentes que durante décadas han transitado por el interior de este edificio han tenido una mirada particular devenida del tiempo y las circunstancias por las cuales fuimos internados en este lugar.  Desde las primeras décadas del siglo pasado hasta finales del 70 nunca dejó de ser un lugar donde se expresaron las injusticias profundas hacia la niñez y la adolescencia. 

(…) Casi doscientos de nosotros fuimos apresados y encerrados por nuestras ideas o acciones concretas, comprometidos contra la injusticia, la opresión, por la democracia y por un mundo más justo. 

En tránsito, por los pabellones y calabozos de los adolescentes detenidos por razones políticas e ideológicas, contribuyeron un punto de la trayectoria de la violencia que el Estado ejerció sobre los mismos. sobre nosotros, provenientes de centros de torturas y de detenciones ilegales, en la mayoría de los casos de auténticos secuestros.

Su pasaje por ahí es continuado por la pérdida de los derechos del trabajo y del estudio, la estigmatización y el fichaje de los organismos de seguridad, el exilio e incluso la desaparición, como en los casos de los compañeros Héctor Castagnetto, Ruben Prieto, Ary Severo Barreto y Jorge Martínez. El encierro por pocos o muchos días dejaron muchas consecuencias indelebles en nuestras vidas. No solo por lo que significa perder la libertad sino por el valor que cobró la experiencia de convivir en un plano de igualdad con los demás desposeídos y olvidados de la sociedad. 

Al día de hoy y a la luz de la convención de los derechos del niño, las persecuciones sufridas y aquel encierro vivido cobran nuevos significados y la sociedad puede comprenderlo como violaciones gravísimas contra los derechos de niños, niñas y adolescentes. Se trata de graves delitos por los cuales el Estado tiene que asumir responsabilidad y a través del cumplimiento de las leyes como la 19641 aseguran nuestro derecho como sociedad a la memoria, al conocimiento de la verdad histórica y al acceso a la justicia además de aportar garantías de no repetición, de nunca más terrorismo de Estado. 

Nuestros reclamos de hoy, como los que decían nuestras compañeras ex presas en el hogar Yaguarón, se proyectan en la común esperanza por un Uruguay en el que los niños y los jóvenes puedan manifestar sus ideas y anhelos con la tranquilidad de ser respetados y escuchados. 

Por un país en el que puedan vivir a pleno su niñez y su juventud y que siempre sientan que no faltarán quienes les ofrezcan el tibio pan y la pura miel, sin discriminación ni persecución, pero si con un gran compromiso en el futuro. 

Han pasado nada más y nada menos que cincuenta años desde que llegamos aquí enviados por jueces de menores o jueces militares, en la mayoría de los casos siendo trasladados desde cuarteles u otros lugares de inteligencia y enlace. Verdaderos fondeaderos de tortura donde estuvimos previamente, y créannos que cada traslado era peor que el anterior. Fuimos sometidos a apremios físicos y psicológicos de extrema dureza, típicos del proceder fascista y a su vez con aislamiento e incomunicación. Las secuelas quedarán, pero también queda la causa y la idea por la que a este lugar llegamos; las ideas de libertad, de justicia social, la defensa de los derechos humanos, la lucha por el bienestar en el marco de la defensa de las instituciones democráticas. Es por eso por lo que ante el avance del autoritarismo luchamos, resistimos y protestamos hace cincuenta años y hoy también acá nos convoca. 

(…) Parece increíble que ahora, a cincuenta años, se repitan acciones de autoritarismo tendencioso e ilegal, nos quieren prohibir el acto, no por proceder burocrático sino por negacionismo. El negacionismo de la memoria para distorsionar el pasado reciente y tratar de evitar que se siga conociendo lo que fue el terrorismo de Estado y la dictadura civil militar. Y tapar y borrar de la historia es un enorme factor de riesgo para el futuro. 

(…) Acá estamos, acá seguimos y seguiremos junto a las nuevas generaciones, generaciones de rebeldes, de justos, de libres pensadores. Porque no nos pudieron matar, no nos pudieron enloquecer, no nos pudieron doblegar. Y plantaremos, no lo hemos podido hacer hoy, pero plantaremos un roble, además de las placas con las inscripciones del Sitio, un roble que durará mil años con el cuidado de las próximas generaciones. Porque los robles son fuertes y nosotros somos bastante cabeza dura. 

Por último, queremos agradecer la presencia de todos ustedes, hoy nos sentimos bien acompañados, no solo por ustedes compañeros, sino porque acá, en este instante, también nos rodean nuestros hermanos, nuestros compañeros desaparecidos y los que hoy físicamente no están. 

Por todo eso volvemos a levantar la voz y decimos no al autoritarismo, viva la democracia y la libertad, vivan los derechos humanos, viva la diversidad, vivan los libres pensadores, viva el Uruguay. Nunca más terrorismo de Estado”.

Las palabras y la escucha

Representantes de la Comisión Honoraria de Sitios de la Memoria también hicieron uso de la palabra, entre muchos otros elementos destacaron que “después de cinco décadas del golpe de Estado aparecen aquellas historias adolescentes que pueden dialogar con las y los vecinos organizados abriendo una posibilidad cierta de lucha contra la impunidad. Como el resto de los sobrevivientes encuentran una escucha atenta, que es lo que nos asegura la posibilidad de poner en palabras todo el horror ocurrido en este lugar y trabajar para que nunca más haya terrorismo de Estado”. 

“La comisión ha entendido que el pedido realizado por el colectivo Memorias de Malvín Norte, solicitando la declaración de sitio de memoria histórica, donde actualmente funciona la escuela técnica de Malvín Norte y el Club de futbol inflatil Alumni nos permite seguir con esa lucha contra la impunidad. Nos permite mirar la UTU y el Club de fútbol hoy reconociendo la historia de estos lugares, logrando, por fin, recuperar una parte de la misma. Los gurises de hoy sabrán que estos edificios fueron utilizados por los agentes del Estado durante la última dictadura para intentar silenciar a otros gurises de aquella época. El “Álvarez Cortés” demuestra su carácter sistemático y el alcance nacional de la represión durante el terrorismo de Estado en las adolescencias”, destacó. 

También hubo otros relatos, hubo música y poesía, hubo un cuento infantil leído colectivamente que cuenta aquella historia, esta historia que hoy, un barrio organizado en un colectivo rescató para sí mismo y también para aquellos adolescentes, algunos de ellos por primera vez pusieron en palabras el horror vivido. Esa es la fuerza de la memoria colectiva, de una comunidad dispuesta a luchar contra la impunidad, a conocer sus raíces que explican el presente pero que también les permite proyectar futuro. 

Por los robles que duran mil años, por la memoria que se teje con afecto y justicia ¡Nunca más terrorismo de Estado!

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