El pasado martes 19, en la Sala de Sesiones “Congreso de los Pueblos Libres” de la Junta Departamental de Canelones, la Edila y médica Susana Muñiz realizó una exposición sobre la situación sanitaria actual y la necesidad de toma de decisiones, a continuación, publicamos la exposición realizada por Muñiz.
“Sra Presidenta:
Retomando la sesión anterior quiero recordarles que en la misma, la Edila Dra. Jacqueline Ponzo utilizó el tiempo de exposiciones verbales para advertirnos con datos concretos la situación de inminente riesgo en este contexto de epidemia que teníamos en esa oportunidad y las medidas que a juicio no sólo de ella, sino del Sindicato Médico, de la Universidad, de la Academia se debían tomar.
Efectivamente, ha transcurrido casi un mes y hoy tenemos una situación por demás grave. Recordemos que las primeras medidas frente a la pandemia se instalan en nuestro país el día 13 de marzo del año pasado y llegamos al 30 de noviembre con 77 personas fallecidas. Sin embargo en un solo mes -diciembre- ocurrieron 103 fallecimientos, más que en los 8 meses anteriores y de esos 103 fallecidos, 82 decesos ocurrieron en 2 semanas.
En parte de enero, entramos en la zona roja de riesgo según el índice de Harvard. Para clarificar, se trata de un el indicador que calcula la incidencia de la enfermedad cada 100.000 habitantes, en base al promedio de casos de los últimos siete días y los grafica con cuatro colores: es verde si el número da menos de uno; amarillo si está entre uno y diez; anaranjado si se sitúa entre diez y 25, y rojo si es mayor de 25.
Cualquiera apelando a la lógica supondría entonces que se tomarían nuevas medidas, y si bien es cierto que es continua la campaña apelando al distanciamiento, al uso de tapabocas y lavado de manos, por otro lado vemos insuficientes las medidas tomadas para reducir la movilidad.No basta con apelar a la responsabilidad individual y hablar de libertad responsable cuando las señales que se dan desde el gobierno son contradictorias.
Se llama a la responsabilidad invitando a no hacer reuniones, a no salir de la burbuja y todos los días nos enteramos de autoridades de gobierno haciendo lo contrario, una y otra vez. Demás está decir que disminuir la movilidad implica medidas económicas: subsidios, cese de lanzamientos, prórroga en las fechas de pago de las tarifas, baja de precios, incentivo a teletrabajo y para ello subsidio de tarifas de telefonía y servicios de internet. Aquí lamentablemente se optó por lo contrario.
Por otro lado, durante los primeros días del año llamó la atención la disminución de testeos. El ministro Salinas dio una explicación que pudo o no haber sido convincente, pero luego nos enteramos que se había omitido cargar en el programa casi 500 tests. No dudamos de que fue un error, pero poco a poco las contradicciones y los errores han ido minando la confianza de la gente en las medidas que toma el gobierno.
La siguiente: desde octubre se nos avisa todas, toditas las semanas que están muy avanzadas las negociaciones para comprar las vacunas. Se nos dijo que era prioritario para el gobierno, allá en octubre, se repitió en noviembre, se repitió en diciembre. En fin.
Pasado ello, en enero se presentó en el Parlamento un plan. Un plan siempre incluye objetivos, actividades para el cumplimiento de dichos objetivos, los recursos materiales, humanos y financieros que hay que considerar para hacer esas actividades, los responsables de cada etapa, las metas que se propone alcanzar y cómo se van a medir, un cronograma de realización de dichas actividades.
Este plan no incluye qué recursos se van a utilizar, ya que aún no se conoce con qué vacuna se va a inocular, no se sabe cuándo va a llegar, por lo que tampoco hay un cronograma. Hoy nos enteramos que hay decreto habilitando a negociar con varios laboratorios a la vez. Ojalá tengamos resultados.
Se nos dijo también que lo científico estaba por encima de lo político, lo que sería no sólo compartible sino deseable. Se comunicó que no se iba a adquirir la vacuna; ni la más rápida, ni la más barata, sino la mejor. Y ahí, otra vez se vuelve a gestar desconfianza porque esa afirmación está lejos, muy lejos de ser veraz. No hay vacunas ni mejores ni peores. No es cierto tampoco que haya vacunas que hayan culminado la fase III, ninguna.
Quizás convenga aclarar estos términos a las y los ediles para no repetir errores que contribuyen a este descrédito.
No hay vacunas mejores ni peores, hay vacunas que utilizan distintas plataformas. Sólo eso. Están las que utilizan ácidos nucleicos, las que utilizan subunidades proteicas, las que utilizan virus inactivados y las que utilizan vectores virales. Y entre estas últimas, que son iguales la Sputnik V, tan temida por ser rusa, están la de Astra Zeneca o la de Johnson y Johnson. Exactamente iguales.
¿Cuál es entonces mejor que cual? Podemos entender que haya necesidades de posicionarse geopolíticamente, pero entonces que no se diga que lo científico está por encima de lo político.
También quiero aclarar eso de que ninguna vacuna ha culminado la fase III de experimentación. Las fases de experimentación incluyen: una fase preclínica que experimenta en animales y una fase I que testea la vacuna en un pequeño número de personas con el objetivo de evaluar inicialmente su seguridad y sus efectos biológicos y asegurar que no produzca daño.
En la fase II se testea la vacuna en una población más grande para monitorear seguridad y eficacia y la Fase III involucra una mayor cantidad de voluntarios que participan en un estudio multicéntrico adecuadamente controlado. Por último, la Fase IV, son los estudios que ocurren después de la aprobación de una vacuna en uno o varios países para evaluar como la vacuna funciona en el “mundo real”. En general son los estudios de efectividad y también siguen monitoreando los eventos adversos.
Reitero: al momento ninguna vacuna terminó la fase III. Sin embargo, y dada la contagiosidad, la morbilidad y mortalidad que tiene el COVID-19 y dado que no hay indicios de daño y sí de inmunogenicidad, la OMS y la academia en todo el mundo aconseja la necesidad de vacunar masivamente a la población mundial.
De todas formas, ya estamos a 19 de enero, todos nuestros países vecinos han iniciado las primeras etapas de vacunación. Algunos de ellos como Argentina y Chile llevan ya varios cargamentos llegados a sus países con vacunas. Nos alegramos de ver cómo países que toda la vida fueron postergados como India y los países africanos están vacunando. La mayor parte de los países de América Latina, aún los más pobres están vacunando. ¿Y nosotros? Esperando. Según palabras de nuestro presidente, “esperando a colarnos entre los grandes”. Y haciendo decretos que dicen “negociemos con todos”.
Y seguimos. Científicos del GACH comienzan a denunciar que no se les pide asesoramiento, y algunos, como el prestigioso Dr. Borbonet, se van.
Vemos con buenos ojos que se aumenten camas de CTI, a veces a instancias de cuidados moderados como en Las Piedras. Pero la cama por sí sola no asegura nada, requiere personal entrenado y aquí consideramos que se ha perdido un tiempo precioso. Vacunas, camas de CTI, todos instrumentos necesarios pero que por sí solos no resuelven el problema.
El tema es que el esfuerzo del Sistema de Salud debe ir dirigido a fortalecer la red en los distintos niveles de atención, realizando acciones de prevención, contingencia y recuperación en el primer y segundo nivel de atención.
Pero fundamentalmente, se hacen necesarias acciones en el primer nivel de atención, apuntando a poblaciones georreferenciadas, trabajando sobre medidas preventivas, modificación de conductas de riesgo y tratamiento de comorbilidades. Esta sería además una oportunidad de hacer funcionar la complementación público privada en aras de llegar a toda la población y trabajar en forma integral.
Y es también en el trabajo en territorio, donde desde el 2º y 3er nivel de gobierno se pueden hacer aportes sustanciales. Y es que los procesos de salud-enfermedad no son únicamente de resorte biológico-sanitario. Incluyen otras dimensiones psico- sociales que llamamos determinantes de la salud.
Es por ésto que saludamos calurosamente las medidas que ha decidido la Intendencia Departamental de Canelones:
Fortalecer el comité departamental de Emergencias y el CECOED
Consolidar los 30 Comité de Emergencia locales
Implementar una fuerte estrategia de protección y asistencia a los sectores vulnerables de la población articulando recursos aportados por el gobierno de Canelones y sus Municipios con el Gobierno nacional. garantizando el derecho a la alimentación, apoyando a 14 mil familias con problemas de empleo con alimentos y productos de higiene, a 3 mil familias con embarazadas y niños menores de 4 años a través de la tarjeta, a 20 mil familias que hacen uso de ollas populares y merenderos junto a los municipios y apoyar a quienes hacen uso de comedores del INDA.
Coordinar espacios para el control de actividades para reducir la propagación del virus que incluyen medidas de prevención y contralor en el transporte y espacios públicos. Saludamos todas estas acciones, claro que sí. Pero consideramos que aún son insuficientes las medidas.
Y nos preguntamos también desde nuestro rol de legisladores departamentales: ¿cuáles son las acciones que debemos tomar? Sin duda, debemos pensar acciones en apoyo a las iniciativas tomadas por el ejecutivo y los Municipios. Pero también prepararnos para reducir nuestra propia movilidad, sirviendo a los vecinos pero sin afectar la salud, pensar en sesionar en eventual virtualidad ante una situación tan grave como excepcional.
Solicito mis palabras sean enviadas al Sr. Intendente, al Sr. Ministro de Salud Pública, al Coordinador de Gabinete Social de la Intendencia, a la Directora de Desarrollo Humano, al Director de Secretaría de Desarrollo local y participación, al Director de Contralor , al Director Departamental de Salud del MSP y a la Directora de la RAP de Canelones de ASSE”.