Trayectoria de los precios: Análisis del Instituto Cuesta Duarte

Luego que se publicara por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el dato del Índice de Precios al Consumo (IPC) correspondiente al mes de junio, el Instituto Cuesta Duarte de la central sindical uruguaya elaboró un informe donde se analiza la trayectoria de los precios en el período abril-junio de 2023.

Considerando el dato oficial, se señala en el estudio, “en junio de 2023 el Índice de Precios al Consumo (IPC) tuvo un variación negativa de 0,46% respecto al mes anterior”.

Se trata de un porcentaje “significativamente por debajo de las expectativas de los analistas relevados mediante la encuesta que realiza el BCU (que proyectaban un incremento de precios de 0,28% en el mes) y de nuestra proyección para junio (incremento de precios de 0,2%)”.

El informe señala que durante el primer semestre del presente año “el aumento de los precios fue de 3,78% (…) que representa una disminución de más de 2 puntos porcentuales en comparación con el primer semestre del año pasado, período en que la inflación se había ubicado en 6,04%”.

Al extender el análisis del incremento de los precios en los últimos 12 meses a junio (también llamada inflación interanual), el estudio afirma que este “fue de 5,98%”, ubicándose, por primera vez, “dentro del rango meta oficial (…) desde mayo de 2021”.

Para los analistas del Cuesta Duarte, aunque el” último dato de inflación interanual fue de 5,98% y la tendencia viene siendo a la baja, esto no implica que vaya a continuar de igual manera en los próximos meses”.

En ese sentido subrayan la necesidad de “ponderar los factores puntuales que actuaron en mayo y junio, que llevaron a dos meses consecutivos de variación negativa del IPC, como son el descenso del precio de los combustibles, y de los precios de frutas y verduras”.

Alerta, el reporte que si “la apreciación cambiaria se revierte en el segundo semestre, cabría esperar algún repunte de la llamada “inflación transable”, es decir la asociada a los rubros cuyos precios se fijan en el mercado internacional”.

Subraya el reporte que “existen importantes niveles de incertidumbre en relación a las variables que afectan el nivel de precios al consumo”, por lo que se estima una inflación al cierre del año “entre 6,5% y 7%”.

El incremento total de los preciso al consumo en los últimos 12 meses, se explica por la existencia de “tres grandes divisiones que explican aproximadamente dos tercios del incremento total de los precios al consumo”.

A ello hay que sumarle, se indica en el documento, “la incidencia negativa de la división correspondiente a transporte”.

En el caso de los Alimentos y bebidas no alcohólicas, sus “precios en conjunto se incrementaron significativamente por encima del promedio del IPC en el último año móvil”, siendo “la división con mayor ponderación en la canasta de consumo de los hogares”.

A partir de estos factores, se concluye que “esta división tuvo una incidencia significativa en la inflación del último año móvil”.

Parte “del incremento registrado en los precios de los alimentos tiene que ver con factores puntuales como la sequía”, que impulsó “los precios de frutas y verduras al alza desde el último trimestre de 2022”.

A pesar de ello, se agrega, “los precios de otros productos alimenticios también han registrado aumentos importantes en los últimos 12 meses”, destacándose entre ellos “los lácteos y los panificados”.

“En los últimos 2 meses la tendencia alcista se revirtió (con una fuerte incidencia, ahora a la baja, de los precios de frutas y verduras) y los alimentos contribuyeron al descenso de la inflación”, se afirma en el reporte.

En lo que se refiere a la división Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles “se destaca la incidencia de los alquileres (cuyos precios aumentaron levemente por encima del IPC general) y el gas”, mientras que “la división Restaurantes y servicios de alojamiento se ubican en el tercer lugar en cuanto a incidencia en la inflación interanual”.

En contrapartida, destaca “la disminución del índice de precios de la división Transporte influida por la baja en el precio de los combustibles para vehículos particulares y en menor medida la disminución de los precios de los pasajes de avión”.

La trayectoria de los precios, se afirma en el estudio del Instituto, se explica por una serie de factores que actúan de forma conjunta.

“En primer lugar, los precios internacionales de los alimentos han venido disminuyendo”, a partir de un marco internacional que “implicó una menor presión sobre el precio interno de los alimentos”, lo que “con seguridad explica la menor incidencia de los aumentos de precios en productos como las carnes y los aceites en el último año móvil”.
A pesar de ello, se aclara, “la sequía hizo subir fuertemente los precios de frutas y verduras en los meses finales de 2022 y los primeros meses de 2023, lo que solamente se revirtió parcialmente en mayo y junio del corriente año”.

Además de los descrito sobre los precios internacionales de los alimentos, añade el anaĺisis, “el precio internacional del petróleo tuvo una disminución de más del 30% en el último año móvil, entre junio de 2022 y junio de 2023”.

Se trata de un escenario que se constituye como “la base material para que se pudieran implementar varias rebajas en los combustibles” y provocar así “que el rubro transporte tuviera una contribución importante a la baja de la inflación”.
“En segundo lugar”, se agrega, “la política monetaria ha sido fuertemente contractiva”, ya que “el Banco Central llevó la tasa de política monetaria hasta 11,50% en febrero de 2023”.

“En una economía bimonetaria como la uruguaya, este factor es una de las explicaciones de la apreciación cambiaria”, subraya el estudio.

Aunque se aprecia una “trayectoria a la baja del ritmo inflacionario general, cabe mencionar la preocupación en relación a que los alimentos hayan crecido durante todo el último año móvil significativamente por encima de la media de la inflación”. Ello significa que “los hogares de menores ingresos necesariamente gastan una mayor proporción de su ingreso en alimentos, por lo cual si los precios de estos productos son los que más aumentan, el efecto es comparativamente peor sobre los hogares que ya se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, provocando efectos redistributivos negativos”.

A pesar del último dato de inflación interanual y la a la baja, que se observa, “esto no implica que vaya a continuar de igual manera en los próximos meses”.

En ese sentido se alerta que “hay que ponderar los factores puntuales que actuaron en mayo y junio, que llevaron a dos meses consecutivos de variación negativa del IPC, como son el descenso del precio de los combustibles, y de los precios de frutas y verduras”.

A ello se agrega que “si la apreciación cambiaria se revierte en el segundo semestre, cabría esperar algún repunte de la llamada “inflación transable”, es decir la asociada a los rubros cuyos precios se fijan en el mercado internacional”.
“En el proyecto de Rendición de Cuentas ingresado a fines de junio al Parlamento, el gobierno incorporó una proyección de crecimiento de los precios al consumo de 6,7% para el año 2023. De verificarse esta proyección, esto significaría un repunte de los precios al consumo en los últimos meses del año. En concreto, se espera que hasta setiembre, la inflación pueda seguir una tendencia a la baja en el registro interanual para repuntar en los últimos meses del año y cerrar el año entorno al 7%.
En base a lo anterior, y reiterando que existen importantes niveles de incertidumbre en relación a las variables que afectan el nivel de precios al consumo, podemos esperar una inflación entre 6,5% y 7% al cierre del año”, finaliza afirmando el estudio del Instituto Cuesta Duarte.

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