Una flor roja para Luis “El Rengo” Rivera

La frase “Qué sponsor la muerte”, que acuñó el Corto Buscaglia, no aplica para el compañero Rivera. Los que tuvimos el privilegio de conocerlo y compartir militancia con él, afirmamos sin dudas, que formaba parte del ejército de los imprescindibles.

Primero en la fila, siempre, en la heroica Huelga General, en la clandestinidad cobrando la cuota sindical de su UNTMRA, de la cual fue Presidente, en los duros momentos de las luchas de los 80 y 90, en su agrupación “Rosario Pietraroia”, en su comité de base del FA “Gerardo Cuesta”, del que es Presidente, de su cooperativa COVIUMPRO, siempre estuvo en primera fila.

Un compañero honesto, confiable, orgánico y disciplinado, siempre directo, sin guardarse nada en la discusión política, como buen comunista.

En los peores momentos de la actividad política o de su vida personal siempre mantuvo la entereza y nos transmitió optimismo a través de su particular y contagioso buen humor. Por eso, aquí aplica para el Rengo la frase de Julius Fucik “que la tristeza no sea unida nunca a nuestros nombres”, más allá del profundo dolor que sufrimos.

Siempre se consideró un humilde militante, ni más ni menos, sin pretender reconocimientos ni exigir nada en lo personal. Como él siempre decía “con su tercer año de escuela”, fue capaz de nutrirse de la lectura, de la información y transformarla en práctica política como un obrero metalúrgico con consciencia de clase.

Más allá de sus defectos o errores que pudo haber tenido, como todos, reivindicamos su compromiso, sus convicciones, su consecuencia (como sus Diablos Verdes).

A su familia, a su querida UNTMRA, a todas y todos sus compañeros de lucha,  al Partido Comunista de Uruguay, un abrazo enorme. A Luis «El Rengo» Rivera, una flor roja.

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