¡Duele Río!

Por Miguel Pereira

De la esclavización en el siglo XIV, pasando por los procesos de colonización en el siglo XVII, y ahora el exterminio de los jóvenes negros, pobres y favelados en el siglo XXI .

Indignación, dolor y rebeldía es lo que nos debería causar a todos y todas los qué «decimos» ser militantes del movimiento negro a nivel global.

La desaparición de la faz de la tierra, de estos jóvenes negros, pobres, favelados y excluidos de la sociedad Brasilera, por las ausencias sistemáticas de un Estado cómplice durante siglos, nos debería causar una total indignación. 

¿Cuál es la diferencia entre lo que está sucediendo en Gaza y Río de Janeiro? 

¡Absolutamente ninguna! En el año 2022, según estudios realizados por la Red de Observatorios de Seguridad Pública, en Río de Janeiro los agentes de seguridad mataron 1.042 personas negras, lo que representaba en ese momento un 86,98% aproximadamente de los casos con información sobre raza o color de piel.

En 2023, otro estudio de la misma Red indicó un porcentaje similar de personas negras muertas por la policía. La mayoría de ellos tenía entre 12 y 29 años.

La Red Malunga, en una Declaratoria a la opinión pública, consignó que según datos de 2025 del Foro Brasileño de Seguridad Pública, entre 2014 y 2024, la policía brasileña mató a 60.324 personas, 6243 de ellas en el año 2024. El 82% de las víctimas fueron jóvenes negros.

Todo ello ocurre con la complicidad explícita de los gobiernos neofasistas, matando gente joven y negra a troche y moche en nombre de la «seguridad pública» y la limpieza de los «bandidos» o «terroristas», dónde generalmente el gran porcentaje de los muertos termina también siendo personas trabajadoras y que nada tienen que ver con los conflictos, y ellos le llaman “daños colaterales” en nombre del supuesto bien común.

El dolor desesperado de las madres, abuelas, tías, hermanas, ha sido absolutamente desgarrador, reconociendo a los más de 140 cadáveres tirados, cómo hacían en la época de la esclavitud, cuando tiraban a nuestros ancestros y ancestras al mar como si fueran «cosas»; realmente esas imágenes qué dieron vuelta por todo el mundo, tendrían que generar indignación y un repudio absoluto de toda la comunidad internacional, comenzando por el Sistema de Naciones Unidas.

Todo el movimiento negro Afrodescendiente debe alzar su voz y denunciar radicalmente las flagrantes violaciones de los derechos humanos de las personas y comunidades Afrodescendientes, no se puede más vivir con total impunidad, como si fueran un dato más para la estadística. 

La vida debe continuar sin miedo, pero para lograrlo realmente, se debe hacer justicia, las vidas negras importan, ¡e importan mucho!!

Las situaciones de racismo en estos últimos años han experimentado una escalada importante, producto también de mensajes e inoperancia de políticos de derecha, fascistas y supremacistas qué promueven el odio y a partir de él, engañan a las sociedades esgrimiendo que todos aquellos que viven en lugares empobrecidos y racializados son los delincuentes, y por lo tanto hay que eliminarlos.

Llama poderosamente la atención el silencio ensordecedor de la izquierda latinoamericana, personalmente no quiero una izquierda que elige con qué situaciones abanderarse, cómo si las causas de los oprimidos tuviesen distintos niveles de importancia. 

Hago un llamado para que los movimientos sociales, partidos de izquierda, intelectuales expresen su indignación sobre lo que continua sucediente en territorios como Rio de Janeiro, y a partir de distintos mecanismos planteen tajantemente estas situaciones de exterminio de los cuerpos negros Afrodescendientes.

¡Cómo lo manifestó Frantz Fanon, descolonicemos nuestras mentes, salgamos del inmovilismo, denunciemos cuántas veces sea necesario, hagamos sentir nuestras voces, hasta que la dignidad se haga costumbre!

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