Foto: Prensa Latina

Prepotencia e hipocresía imperial

Trump declaró su apoyo al candidato de derecha en Honduras y anunció que indultará al expresidente Hernández, preso por narcotráfico en EEUU.

Gabriel Mazzarovich

Como si no alcanzara con el despliegue militar en el Caribe, el asesinato de decenas de personas sin prueba y la amenaza creciente de agresión o invasión a Venezuela, el presidente de EEUU, Donald Trump, también decidió interferir directa y abiertamente en las elecciones presidenciales de Honduras.

Hoy, domingo 30 de noviembre, son las elecciones presidenciales en Honduras. Compiten por la presidencia la candidata oficialista Rixi Moncada, abogada, ex ministra de Trabajo y de Defensa, de los gobiernos de Mel Zelaya y Xiomara Castro, docente universitaria, candidata por el partido LIBRE. El multimillonario empresario de la construcción, ex alcalde de la capital, Tegucigalpa, Nasry Juan Asfura, de ascendencia palestina, candidato por el derechista y neoliberal Partido Nacional. Y el ex presentador de televisión, Salvador Nasralla, candidato por el Partido Liberal, cuya familia es de origen libanés, que varias veces aspiró a la presidencia con distintos partidos que fundó e incluso, en la última elección, apoyó a Xiomara Castro y fue su vicepresidente, cargo al que dimitió en 2024 para ser candidato a la presidencia.

Las elecciones en Honduras se desarrollan en un clima de tensión política, cabe recordar que en 2009 hubo un golpe de Estado de la derecha hondureña, apoyado por EEUU, que destituyó a Mel Zelaya; que luego hubo acusaciones de fraude en las elecciones que llevaron a la presidencia a Juan Orlando Hernández. En esta oportunidad el gobierno de Xiomara Castro acusó a la oposición de derecha de planificar un fraude mediante la manipulación de los resultados primarios que se divulgarían, difundiendo audios de conversaciones secretas entre operadores de la derecha y autoridades electorales.

Injerencia abierta de Trump

En medio de ese clima, Trump, a través de sus redes sociales, Trhut Social, como acostumbra, y cuando decimos “sus” redes sociales, en este caso esa expresión es literal, es dueño de esa red social, decidió interferir directamente y expresó su respaldo al candidato de la derecha neoliberal, el empresario millonario Asfura.

Según recogen la BBC y otros medios, Trump afirmó que si triunfaba Asfura, Honduras tendrá “un gran éxito político y financiero».

Desde su mega mansión en Miami, Trump agregó que: «Si Tito Asfura gana la presidencia de Honduras, Estados Unidos le brindará un gran apoyo, ya que tiene tanta confianza en él, en sus políticas y en lo que hará por el gran pueblo hondureño».

Y agregó que, «si no gana, Estados Unidos no malgastará su dinero, ya que un líder equivocado solo puede traer consecuencias catastróficas a un país, sin importar cuál sea».

Trump, no se conformó con elogiar al candidato de derecha, atacó a la actual presidenta hondureña y también a la candidata de la izquierda y el progresismo.

Sobre Xiomara Castro indicó: “dice que Fidel Castro es su ídolo». Sobre Nasralla, también opinó que es «casi comunista».

Utilizando ese discurso donde ahora el terrorismo es narco, ya no tanto islamita, y siempre está vinculado al comunismo, que siempre ha estado y estará en el eje del mal para los yanquis, en cualquier época y circunstancias, aseveró: «¿Maduro y sus narcoterroristas tomarán el control de otro país como lo hicieron con Cuba, Nicaragua y Venezuela? El hombre que defiende la democracia y lucha contra Maduro es Tito Asfura, el candidato presidencial del Partido Nacional».

Y para rematar reafirmó: «Tito y yo podemos trabajar juntos para combatir a los narcocomunistas y brindar la ayuda necesaria al pueblo hondureño”.

Esto ya es enormemente grave. El presidente de EEUU interviene directamente en un proceso electoral. Viola todo el derecho internacional juntito. Se pasa por donde no da el sol la no injerencia, el respeto a la autodeterminación, la soberanía, todo.

Indulto a un narco

Pero hay un problema adicional, Trump, que despliega el portaviones más grande del mundo, un submarino nuclear, decenas de aviones y drones, barcos, misiles y miles de marines para amenazar a Venezuela, supuestamente para luchar contra el narcotráfico. Que pone en riesgo la paz de un continente entero, según él para combatir al narcotráfico. Que habla de narcocomunismo. Ese Trump, está llamando a votar al Partido Nacional de Honduras que es la organización política con más vínculos con el narcotráfico de ese país, desde siempre y ahora también.

Y como si eso no fuera suficiente, a la vez que llama a votar por el partido narco, anuncia que va a indultar al expresidente y golpista hondureño Juan Orlando Hernández, que está preso en EEUU. ¿Por qué está preso Hernández? Por narco.

«Otorgaré un indulto total y completo al expresidente Juan Orlando Hernández, quien, según numerosas personas a quienes tengo un gran respeto, ha sido tratado con mucha dureza e injusticia», dijo exultante Trump.

Hernández, del derechista Partido Nacional, fue presidente de Honduras en dos períodos, el primero con fraude y el segundo violando la constitución, siempre se alineó totalmente con EEUU y fue felicitado por Trump durante su primer mandato y destacado como “un aliado confiable en la lucha por la democracia”.

Pero resulta que fue investigado, solicitada su extradición y condenado por una Corte de EEUU a 45 años de prisión por participar de un cártel de narcotráfico. La Fiscalía de EEUU en la acusación afirmó que Hernández convirtió Honduras en “un narco estado”.

Al conocerse el anuncio de Trump, Joaquín Castro, congresista demócrata por Texas, respondió en X: “Juan Orlando Hernández es convicto culpable de conspirar para ingresar a EEUU 400 toneladas de cocaína. El Departamento de Justicia estimó que esto representa 4.500 millones de dosis y que estuvo en el centro de una de las conspiraciones de narcotráfico más grandes y violentas del mundo. Es responsable de la muerte de innumerables ciudadanos estadounidenses y ahora será indultado por Donald Trump. No me digan que Donald Trump está matando gente en barcos en el Caribe para detener el narcotráfico”.

Es exactamente así. Mientras habla de la guerra al narco, declara terroristas a organizaciones ficticias, acusa sin pruebas, asesina gente en el mar diciendo que son narcos, sin pruebas de ningún tipo (la orden de su jefe militar en el Caribe fue “mátenlos a todos”), amenaza a un país y a una región entera, Trump, a la vez, anuncia que va a indultar a un narco condenado por la justicia de EEUU.

La actitud de Trump no es nueva, ya lo hizo hace pocos días en las elecciones de medio término en Argentina, forzando un respaldo económico de 50 mil millones de dólares y apoyando abiertamente al presidente y ultraderechista Javier Milei, cuya fuerza política también está acusada de vínculos notorios con el narco.

Aunque parezca increíble, no lo es, pocas horas después el propio Milei salió, también por las redes sociales, a hacer el mandado que su amo le marcó, llamó a votar por Asfura y el Partido Nacional y lo hizo argumentando que: “La única forma de que la libertad siga avanzando en el continente es con una derrota contundente del narcosocialismo que tiene de rehén a Honduras desde el 2022. Mi apoyo total para Tito Asfura que es el candidato que mejor representa la oposición a los tiranos de izquierda que destruyeron Honduras”.

Si no fuera tan grave parece hasta un chiste. Milei llama a votar al partido que tiene al expresidente condenado por narco para defender a Honduras del narco. La posverdad, esa manera posmoderna de llamarle a la mentira, llevada a su extremo. Además habla de combatir el narco, Milei, que tuvo que bajar un candidato a diputado por sus vínculos y financiamiento narco, Espert y tiene a una senadora, Lorena Villaverde, también investigada por vínculos narcos.

No pasa nada: Live the crazy life.

Trump actúa como lo que se siente y es: un oligarca, multimillonario, megalómano, supremacista y facho. Se considera y actúa por encima de todo y de todos. Es la cabeza del imperio, en decadencia sí, pero imperio al fin y con una capacidad enorme aún de hacer daño y de imponer sus posiciones.

No hay que dejar que estas cosas se transformen en la norma. Hay que condenar la prepotencia y la hipocresía imperial, cada vez, sin callarse.

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