A Andrea Suárez

Por Federico Graña

Es martes 26 de agosto de 2025, acabo de llegar a casa, vengo de juntarme con Vicky, Omi, Lea, Rafa y Florencia, también nos dimos un abrazo con Martín que llegó hasta Bélgica, Vili nos mandó miles de besos y  adiviná quien nos llamó en el medio de todo eso, Ana. Prendo la compu, son las 23:36, la hoja está en blanco, el cursor titila, se viene la madrugada y me enfrento a asumir algo que nunca quisiera que me hubiera tocado en la vida, escribirte una despedida. 

Los dos sabemos que nunca nos gustaron estas cosas y más dudas tengo de encarar a escribir porque sé que me putearías. Y si, ya sé, más de una vez lo discutimos, contigo y con tu vieja, sé que ninguna hizo en la vida lo que hizo buscando reconocimiento, aplausos, homenajes o pleitesía: lo hacen y lo hicieron porque estaban profundamente convencidas. 

Pero algo me mueve a hacerlo. Siempre fui sincero y te dije que discrepaba, y que, si no se contaba la historia de los que dejan todo por los demás sin buscar las luces del estadio, nunca nadie se iba enterar que hay otra forma de encarar la vida. Además, sé que en esto no estoy solo: es el sentimiento de muchos y muchas amigas, compañeras y camaradas.

Y sí, aunque sabemos que no te hubiera gustado, hoy nosotros y nosotras queremos hablar de vos, y recordarte. Porque cuando te recordamos, no recordamos a la nieta, ni la hija de nadie, como algunos giles, sin querer, te definían. Recordarte a vos Andrea es hablar de la niña que, junto a su hermana, y un puñado de gurises y gurisas, se subieron a un avión en el 83 y vinieron desde el exilio a ver a su padres, madres y familias.

Recordarte a vos, es hablar de la adolescente que entre Palermas y Mafaldas se juntó en la plaza Zabala con el SURME (Sindicato Único Revolucionario de Muchachos de la Esquina) y empezó una patriada a la que luego se sumaron miles de jóvenes del Uruguay. Patriada que logró allá por el 89 tirar abajo el decreto de razzias y terminar la persecusión que frente a ellas y ellos ejercía la policía. 

Recordarte a vos es hablar de arte y teatro, pero no de donde estaban las luces, si no atrás, sosteniendo y moviendo las piezas para que la magia en las tablas se materializara. Recordarte es hablar del Picadero, de carnaval y Momosapiens. 

Recordarte a vos es hablar de propaganda partidaria. Es recordar a las y los camaradas que, desde el Feldman, con esa mezcla de Rambla, Puños y Tambores les tocó la tarea de reconstruir nuestra gloriosa Ujota. Pero sobre todas las cosas, recordarte a vos es recordar el humor filoso y la carcajada estruendosa que rompía en pedazos la situación más amarga. Es recordar esa mezcla de firmeza y cuidado en cada discusión e intercambio. Es recordar el abrazo más fuerte y la mirada sincera en el momento más oscuro. Al final de cuentas, recordarte a vos es recordar que nunca hay que perder el amor y la convicción de defender tus ideas sin medir costos o beneficios y poniendo en el centro el destino de la gente.

Y si, aunque nunca lo hayas buscado, aunque nunca haya sido una meta hoy te recordamos a vos Andrea, porque quedaste prendida en nuestros corazones y al igual que las rosas y nuestro Partido será ahí donde florecerás en cada Primavera.

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