Paola Beltrán
Marcelo Abdala, presidente del PIT CNT, en entrevista con EL POPULAR, se refirió a los resultados del plebiscito y sus implicancias políticas y sociales en el debate sobre la seguridad social.
-La papeleta del SÍ obtuvo cerca de un millón de votos este domingo pasado. ¿Qué mensaje podemos extraer de este resultado hacia el sistema político en general y al próximo gobierno en particular?
Obviamente que nosotros reconocimos que no llegamos al objetivo buscado que era que la mitad más uno de los sufragantes pusiera la papeleta del SÍ y no nos gusta llamarle de manera diferente a las cosas, efectivamente no llegamos, pero creo que deja muchas enseñanzas significativas.
En primer lugar, el enorme agradecimiento a toda la población que dialogó con nuestra iniciativa y nuestros compañeros y compañeras de una manera absolutamente adecuada. En particular al casi un millón de compatriotas que pusieron la papeleta blanca del SÍ y para la militancia que para nosotros juega un rol cardinal porque construye historia.
Efectivamente, nadie puede soslayar la fuerza que implican casi un millón de adhesiones, nosotros reconocimos el resultado, saludamos a nuestro pueblo, a la militancia y también hicimos un compromiso de honor: que el movimiento obrero va a persistir de modo de construir una sociedad más productiva, una sociedad más equitativa, más igualitaria y más democrática. Que nosotros vamos a persistir en el objetivo de convertir a la Seguridad Social en un derecho humano fundamental. Porque toma un relieve aún mayor, si nosotros observamos la enorme asimetría que significó esta campaña en la cual denodados y esforzados compañeros y compañeras militantes se recorrieron el país, anduvimos en cientos de asambleas, participamos en debates en donde, efectivamente, nosotros intentamos siempre a una campaña elevada en donde esgrimir nuestros fundamentos, pero sin casi recursos económicos, podría decirse como hablan en el barrio «con un escarbadientes», nos enfrentamos a las esferas más altas y a los resortes principales del poder económico, político, mediático, hegemónico en este país.
Todas las direcciones de los partidos de la dirección de gobierno, distintos espacios que hacen al Poder Ejecutivo, ministros, ministras, el Presidente del BPS, la Cámara de las AFAP que sería lógico que en aras de defender su negocio esbozara fundamentos contrarios pero, junto a ella, la Cámara de Comercio, la Asociación de Bancos del Uruguay, la Cámara de la Construcción, la Cámara de Industria, la Confederación gremial empresarial, distintos sectores detractores, como el documento de los 111 economistas, desde nuestra perspectiva fallaron en la fundamentación y ubicaron, en último término, al campo popular, inclusive, en dificultades que más adelante habrá que ver cómo las desenvolvemos críticamente, pero también positivamente para promover los avances de nuestro pueblo y hasta el propio Presidente de la República que a pesar del Art. 77 de la Constitución utilizó casi una cadena de radio y televisión, una conferencia de prensa, para intervenir en un hecho de notoria naturaleza electoral. Y si esto no fuera poco, JP Morgan del capital financiero norteamericano, el responsable de seguridad social de la OCDE. Es decir, nos enfrentaron los principales resortes del poder con una campaña que fue mucho más de generar miedo que establecer fundamentos.
Esto hace que tome otro relieve la fuerza, creo que el movimiento sindical sale fortalecido de esta batalla, su unidad con los movimientos sociales, FUCVAM, la FEUU, diversas asociaciones de jubilados en distintos lugares y que hizo una contribución democrática, porque nunca se había discutido la seguridad social en la profundidad y diversidad que se discutió en esta campaña electoral, porque nuestros planteos de establecer tres medidas cautelares en protección de la gente en realidad estaban conectados con otras visiones programáticas, de un lado la necesidad de una reforma laboral que diversifique la matriz productiva, que reduzca la jornada de trabajo sin reducción del salario, que supere los lugares de trabajo de más de 550 mil uruguayos que ganan menos de 25 mil pesos por mes, que regularice el trabajo en las aplicaciones, es decir, que eleve las condiciones de vida promoviendo trabajo de calidad y del otro lado, un planteo que tiene que ver con la necesidad de una reforma tributaria de segunda generación donde, efectivamente, pague más el que tiene más. Y esto tiene que ver porque nosotros queremos una sociedad más justa. Creo que fue un proceso recontra interesante y de ahí nuestro compromiso de honor de seguir persistiendo por los mismos postulados en la forma que sea posible persistir.
-Cuando hablas de qué es lo que enfrentó esta iniciativa y viendo quienes la promovían se denota allí una cuestión de clase muy fuerte que se expresó en este plebiscito. ¿Cómo analizas esto?
Creo que esta propuesta de plebiscito, que además tuvo un funcionamiento transversal, siete de cada diez votantes del Frente Amplio votaron la papeleta del Sì pero además 119 mil blancos y colorados, gente de la coalición, votaron el Sí. Efectivamente, ubicó allí una perspectiva de clase muy clara y también una perspectiva transversal y creo que debemos persistir en esa mirada porque también te permite formas de contacto y de diálogo con el pueblo a los efectos de cambiar la sociedad. Nosotros salimos enriquecidos por ese contacto con el pueblo porque es mucho lo que se conversó, lo que se recorrió, las barriadas, las asambleas, las giras nacionales que iban acompañadas de actividades concretas, salimos muy enriquecidos y creo que la Central y los movimientos sociales salieron prestigiados de esta batalla.
-Justamente, en todo momento el PIT-CNT afirmó que este plebiscito no era contrapuesto al diálogo social, existen grandes chances de que el FA efectivamente llegue al gobierno y hay un compromiso de iniciar este diálogo social. Imaginamos que el PIT-CNT y las distintas organizaciones van a participar allí ¿cómo ven esta posibilidad para, justamente, cumplir estos objetivos que están planteando que siguen vigentes?
Desde el año 95′ y esto tiene que ver con todos los Congresos del PIT- CNT planteamos una seguridad social solidaria, universal, intergeneracional, con prestaciones suficientes para cubrir la vida de la gente, financiada de acuerdo a un criterio de equidad, no puede ser que se mantenga que un asalariado rural aporta un 15% y el dueño del establecimiento vinculado a los agronegocios aporta un 1.9% y a su vez una seguridad social universal, multipolar, la propia papeleta permitía formas de ahorro colectivo que permitan la complementación de la jubilación básica que es la que debe servir en el BPS.
Nosotros nos preparamos para un diálogo social en donde, además de estas tres cuestiones que planteamos, que son medidas cautelares, podamos aportar a un diseño de una transformación integral de la seguridad social intensa en derechos, sostenible, sí, pero fundamentalmente sostenible desde el punto de vista de la vida de la gente. Obviamente que tiene que ser sostenible desde una perspectiva económico-financiera, pero si en nuestro país, como dijimos el 1 de mayo, mientras en América Latina se exonera al gran capital un volumen de 3.5% del PBI y en Uruguay le estamos exonerando un 6% lo cual implica más de 2 mil millones de dólares por año, vaya si habrá que rediscutir una financiación social intensa en derechos.
-Volviendo al diálogo social ¿estás de acuerdo con la afirmación de que el plebiscito que impulsaron las organizaciones sociales ayuda a que el próximo diálogo social sea más consciente, enriquecido y participativo para toda la población?
Yo creo que en sí mismo el proceso que hicimos nosotros fue un enorme diálogo social, sino no hubiéramos logrado que casi un millón de personas votara la papeleta. Vaya si hemos dialogado, estamos afónicos de dialogar y eso es lo que nos enriquece, el contacto con el pueblo, en los barrios, con la gente trabajadora que te mostraba el papel de lo que cobra con la AFAP y resulta que las AFAP habían prometido una doble jubilación con una tasa de reemplazo del 100%, esto es, que si tu terminas tu vida ganando, yo que se, 50 mil pesos, ibas a tener 50 mil del BPS y 50 mil de la AFAP y nos mostraban recibos de 158, 350, 500, 1500 pesos, es decir, demostrando eso que dijimos nosotros, que nadie pudo refutar, que nueve de cada diez personas que hoy cobran renta vitalicia, en promedio, ganan menos de 5053 pesos y estribando en una cosa confesó directamente el Ministro de Trabajo y el señor Saldain de que si hubiera que pagar la retroactividad de lo que cobró la gente que cobra renta vitalicia de las AFAP y que son 75 mil personas con respecto a lo que le hubiera correspondido si le pagaba el BPS, te deba 216 millones de dólares anuales, que dividido en esos 75 mil personas te da que le estafaron a la gente 10 mil pesos por mes o 120 mil pesos por año.
Creo que uno de subproductos de esta cuestión es que todo el mundo tiene más claro que las AFAP son una estafa a la gente, que se nutre no de las rentabilidades sino de los propios salarios e ingresos de los trabajadores y creo que en realidad, a pesar del resultado que repito reconocemos, salieron bastante maltrechas de toda esta batalla y el movimiento sindical va a persistir. Creo que vamos a un diálogo social, pero con ese capital político acumulado.
Esto no termina. Conversaba con algunos compañeros que después, en diciembre, tenemos que ir a una gira nacional a reunir a toda la gente que votó el SÍ y decirle que esto sigue, que el movimiento obrero tiene que estar sumamente activo, propositivo y movilizado para empujar la defensa de los derechos de las grandes mayorías del pueblo trabajadora. Así que sin ninguna duda que esto continuará y en tanto y en cuanto el movimiento sindical es una organización de propuestas y de movilización, seguramente no la van a poder ocultar.